domingo, 28 de abril de 2013

Capítulo 17. Conducta misteriosa


Aquí lo tenéis. El capítulo número 17. Bien, antes de nada tengo que deciros que ahora subiré más fotos que tengo. Otra cosa es que, con toda la pena del mundo, no podré subir capítulo en dos semanas. ¿Por qué? Porque este fin de semana me voy de viaje y porque el siguiente estaré estudiando. Lo siento muchísimo, ahora los capítulos vuelven a ser interesantes de escribir y no poder hacerlo es algo que me entristece sobre todo a mí, creedme. En fin, espero que os guste y que lo disfrutéis. Saludos.


Comienza la cuenta atrás. Sólo quedan unos segundos. Observo a Katniss, que tiene la vista fija en un arco plateado que hay cerca de la Cornucopia. Es el mismo arco que observa Glimmer. Si corremos, los tres nos encontraremos, y dos de nosotros caeremos.

Recuerdo las palabras de Haymitch, no debería entrar en el baño de sangre, pero si no lo hago no conseguiré armas, ni provisiones. Más cerca de las plataformas hay mochilas que supongo contendrán alimentos, agua y más útiles. Debo decidir si cojo una mochila y me adentro en el bosque, o lucho por conseguir ese arco.

La cuenta atrás finaliza y todos los tributos corren hacia la Cornucopia, yo soy uno de ellos. Soy rápido, pero no el que más. Al otro lado del claro en el que nos encontramos veo que Cato está llegando a la Cornucopia. Katniss corre todo lo rápido que puede, al igual que Glimmer. Me doy cuenta de que hay otro tributo dirigiéndose hacia el arco. Es el que más cerca está. Me paro de repente ya que sé que es imposible llegar antes que él y no puedo enfrentarme con las manos vacías. Estoy aquí, de pie, observando cómo la gente corre, cuando se forma el caos.

Estoy mirando al chico que acaba de coger el arco cuando un cuchillo se clava en su cabeza. Clove, acaba de hacerse con su arma. Glimmer le arrebata el arco al cadáver del chico y corre a donde se encuentra Clove. Glimmer saca las flechas del carcaj que ha recogido junto al arco y empieza a disparar. Los tributos luchan entre ellos. Busco a Katniss pero no la encuentro, o es uno de los cuerpos que hay tirados en el suelo o ha conseguido refugiarse en el bosque. Corro y cojo una maleta que tengo a unos pocos metros, en seguida me doy la vuelta y me acerco a los límites del bosque, pero antes de entrar echo un último vistazo a la batalla.

Algunos tributos corren hacia el bosque con armas y mochilas. Sin embargo, otros se han adueñado de la Cornucopia: los profesionales siguen luchando y tratan de evitar que los tributos cojan provisiones.
Entonces mi mirada y la de Clove se cruzan, y veo como coge un cuchillo de su cinturón. No me da tiempo a reaccionar. Un brillo plateado me roza el brazo y se clava en el árbol que hay junto a mí. De la hoja del cuchillo caen gotas de sangre, mi sangre. Miro a Clove, sus ojos, son neutros, no muestran nada. A su lado Glimmer levanta el arco y me apunta con él, pero yo sigo mirando a Clove. Confié en ella, pensé que era diferente. Cojo el cuchillo y antes de que Glimmer dispare yo ya estoy en el interior del bosque.

Corro cuesta abajo lo más rápido que puedo. Saltando los troncos de los árboles. Mi prioridad es encontrar agua. Me detengo y observo a mi alrededor. El bosque está en silencio. Me apoyo en un árbol de tal forma que si alguien bajase no me descubriría. Me siento y abro la mochila. Dentro hay una cantimplora vacía; yodo, para desinfectar el agua; un saco de dormir; y una larga cuerda, perfecta para montar trampas. Me cuelgo la mochila a la espalda. En el claro había un gran lago. Si consigo llegar a él por el otro extremo de la arena no tendré problemas buscando agua y estaré a cubierto de los profesionales. Me miro el brazo, tengo un corte profundo pero no muy grave, aunque sí molesto.

Sigo bajando, deteniéndome de vez en cuando para observar si hay alguien cerca. Aún tengo el cuchillo en la mano por si lo necesito en algún momento. Cuando creo que ya he bajado lo suficiente para que los profesionales no me encuentren decido ir paralelo al claro y llegar al lago. Antes de seguir caminando quiero cazar algo, así que corto la larga cuerda por la mitad y pongo un par de trampas. Una de ellas está pensada para que el animal que caiga quede colgando de la rama de un árbol, como las trampas que usé en la sesión privada. La otra la pongo en el suelo. A la cuerda tirante va unida el cuchillo de Clove. Me subo a un árbol un poco alejado y espero. Comienza a anochecer y tengo la boca seca. Si no llego pronto al lago, seré uno de los tributos que no muera en manos de otro. Estoy agotado y poco a poco voy quedándome dormido, pero despierto de golpe cuando un cañonazo rompe el silencio de la noche. A este cañonazo le sigue otro, y luego otro más. Y así hasta nueve cañonazos.

‘Trece’ pienso, ‘Solo quedamos trece tributos’. El cielo se ilumina de repente y aparece el símbolo del Capitolio junto al himno. Cuando éste termina, aparecen las caras de los tributos caídos. Ha muerto la chica del Distrito 3, los dos del Distrito 4, algo que me extraña teniendo en cuenta que son de un distrito profesional. También han muerto el chico del 5, los dos tributos del 7, la chica del 9 y los dos del 10. Permanezco en silencio sobre el árbol. Los profesionales no han sufrido bajas, el chico del tres también sigue vivo, al igual que la chica del Distrito 5. Will y Cassy también están vivos, el chico del Distrito 9 y los del 11. Katniss tampoco ha muerto. Me alegro de que aún siga con vida, pero debo tener cuidado con ella. Es la tributo con mayor puntuación. Si no fuera porque no se le da bien hacer amigos tendría más patrocinadores que los profesionales.

Entonces los oigo, unas risas. Me quedo inmóvil en el árbol. Debería haber subido a una rama más alta ya que estoy muy a la vista. Espero que la oscuridad sea suficiente para impedir que me descubran.

-No está mal para el primer día, ¿no creéis?- dice una de las voces. Sería difícil no reconocerla. Es Glimmer.

Me tumbo sobre la rama para que no se note tanto el bulto que hago sobre ella. Desde donde me encuentro ahora puedo ver a los cuatro profesionales. Marvel va delante y se dirigen hacia mí. Noto los latidos de mi corazón en mis oídos. ¿No he aprendido a ser precavido? Entonces sucede lo que menos esperaba. Un grito ensordecedor. Marvel cae al suelo y saca algo de su pierna, es un cuchillo. Él, Glimmer y Cato miran fijamente a Clove.

-¿Es esto tuyo? – le dice Marvel acercándose a ella amenazante.

Notando la cercanía de Marvel, Clove hace un rápido movimiento y Marvel acaba con la hoja de uno de sus cuchillos pegado a su garganta.

-Aléjate de mí.

-Tranquila, Clove – dice Glimmer – Marvel ese no es su cuchillo.

-¿Cómo que no? He visto sus cuchillos, son iguales que el que se ha clavado en mi pierna. ¿Me lo has lanzado tú?

Clove se acerca más a él.

-Si hubiera sido yo ya habría sonado el cañonazo, Marvel.

Le arrebata el arma a Marvel de la mano y lo observa con cuidado. Puedo ver el brillo escarlata del cuchillo y como la cara de Clove empalidece.

-El chico del doce – suelta finalmente Glimmer. – Clove le lanzó el cuchillo y falló, ese es el cuchillo que cogió Gale.

-¿Tú fallando, Clove? – habla finalmente Cato.

-Estaba muy lejos, Cato. Cualquiera puede fallar. Además no fallé. Se llevó un buen corte en el brazo. 

Puede que en estos instantes esté por ahí desangrándose.

-Bueno, pues ese Gale no puede andar lejos, ¿no creéis? –la voz de Marvel está cargada de odio- Yo digo que lo busquemos. O podemos quedarnos aquí esperando que vuelva a por su cuchillo.

-No creo que sea una buena idea – dice Cato cogiendo algo del suelo, una cuerda – Este chico es bueno con las trampas y ese cuchillo formaba parte de una de ellas. Ahora mismo podríamos estar rodeados de ellas y no saberlo.

-¡Pues yo no me voy a ir de aquí hasta matarlo! – Marvel coge su lanza y la clava con fuerza en un árbol.

-Tranquilo, Marvel. Lo encontraremos y lo mataremos. – dice Cato que sostiene una gran espada. – Pero tranquilízate, sólo es un corte.

-¿Un corte? – Marvel levanta su pantalón por encima de la rodilla. Justo por encima de ésta, está la herida que le ha hecho el cuchillo al clavarse con bastante fuerza, a juzgar por la sangre.- Quiero encontrarlo ahora. 
– dice arrancando la lanza del tronco.

-Marvel no vamos a buscarlo ahora. Vamos a la Cornucopia, allí podremos dormir bien. Mañana lo matarás – dice Cato, empujándolo con el mango de la espada.

Con ayuda de Glimmer, Marvel comienza a caminar y todos se ponen en camino, excepto uno. Clove se queda inmóvil, mirando el cuchillo y pasándolo de una mano a otro. Levanta la cabeza y clava sus ojos en los míos. La sorpresa hace que casi me caiga del árbol, pero me agarro fuertemente en el último momento. Levanta el cuchillo, enseñándomelo, y lo clava en el árbol que hay en su lado. Después sigue a sus aliados.
Yo permanezco sin moverme, esperando el impacto de una lanza, de una flecha o de un cuchillo. Pero el impacto no llega, así que, poco a poco, bajo del árbol. Me acerco al árbol donde está el cuchillo sin apartar la vista del camino que han seguido los profesionales, cojo el arma y la observo. La sangre húmeda de Marvel desprende un fuerte olor. Lo clavo en la tierra que comienza a estar húmeda por el descenso de la temperatura y limpio lo que queda de suciedad con el borde de mi camiseta. Después lo guardo en un bolsillo del pantalón. Miro con temor el camino que han seguido los profesionales. Acabo de tener un plan. Inspiro con fuerza y los sigo haciendo el menor ruido posible.

Subir es mucho más duro de lo que imaginé y solo pienso en la cantidad de agua que hay en el lago. Ni siquiera sé si voy en la dirección correcta. Les he perdido el rastro así que me limito a subir porque sé dónde se dirigen. La oscuridad ya es tan completa que solo veo dos metros por delante de mí cuando noto que la vegetación acaba. Me escondo tras unos matorrales. Sí, ya he llegado al claro donde se alza la Cornucopia. Veo que los profesionales han encendido una hoguera. Tres de ellos están tumbados alrededor del fuego y me pregunto dónde estará el cuarto cuando un sonido a pocos metros de mí me paraliza. De la espesura del bosque sale una figura. Cato. No me ha visto, ya que sé que si así fuera ya estaría muerto. Veo cómo se acerca al resto de los profesionales y se agacha. Sacude suavemente a uno de ellos, que se despierta y se pone de pie. La que acaba de despertarse es Clove. Ambos se alejan y hablan sin apartar la vista de los tributos del uno. No sé qué hablarán, pero veo a Cato sacudir rápidamente la cabeza y noto que Clove está enfadada. Cato se aleja de ella, acercándose a la hoguera, pero en el último momento se da la vuelta y coge del brazo a Clove. Le dice algo y se aleja despacio, con la cabeza agachada. No ha sido la típica conversación de dos aliados. Cuando Cato ha sujetado a Clove del brazo, ha parecido que no quería separarse de ella. Cuando llega al fuego, se tumba junto a Glimmer.

Clove se aleja y comienza a pasear por el claro. Yo la observo fijamente, estará haciendo guardia. Me pregunto qué estaría hablando con su compañero. ¿Estarán pensando como deshacerse de Glimmer y Marvel? Marvel está herido ahora, aunque no es un chico que luche cuerpo a cuerpo así que no le supone una gran desventaja. ¿Por qué querrán deshacerse de ellos ya? Aunque tal vez no sea eso de lo que estaban hablando.

Sin embargo, hay otras cosas que me preocupan. ¿Por qué me ha devuelto Clove el cuchillo? Intentó matarme en el baño de sangre, ¿Por qué no ha terminado su trabajo esta noche cuando me ha descubierto subido en el árbol?

Entonces la figura de Clove se dirige hacia donde me encuentro. Permanezco quieto. Si me muevo, me verá; y no creo que los arbustos me oculten del todo. Finalmente llega hasta donde estoy yo. Ahora ha llegado el momento de terminar su trabajo.

-Deja de tentar a la suerte, Gale.

Levanto la cabeza y la miro a los ojos.

-¿A qué esperas para matarme?

-Sigues tentándola – dice esbozando una pequeña sonrisa. Entonces tiende la mano – No pretendo matarte, ahora dame la cantimplora.

Yo no retiro mis ojos de los suyos.

-¿Para qué? – le pregunto.

-¿Prefieres cruzar tú el claro y llenarla de agua en el lago? Adelante. – se queda inmóvil, esperando mi reacción, con los brazos en jarras. Pero finalmente los deja caer y suspira. – Creo que te puedes fiar de mí. Si hubiese querido matarte, ese cuchillo no sólo te hubiera rozado.

Con cuidado alargo el brazo y saco la cantimplora que está en un bolsillo lateral de la mochila. Se la doy con cuidado y, sin decir palabra, se da la vuelta y camina hacia el lago. Se queda allí sentada mucho rato hasta que al fin se levanta y me devuelve la cantimplora llena de agua. Pero no bebo. Saco el yodo de la mochila y vierto unas pocas gotas en el recipiente.

-Gracias – digo guardándolo.

-Vaya, si sabes decir gracias – dice con tono de sorpresa.

-¿Por qué lo haces?

-No entiendes nada, ¿verdad? – la miro interrogante y ella se da la vuelta, observando al resto de los profesionales. – No quiero que me conozcan como la chica profesional que se limitó a seguir al líder de su grupo y a morir en sus manos. Quiero hacer algo diferente.

-¿Y hacer algo diferente significa ayudarme a mí?

-En cierto modo. Eso es solo la mitad de la verdad.

-¿Cuál es la otra mitad?

-No puedo decírtela. Así que te diré que te ayudo también porque puedes serme útil más adelante, aunque no es verdad.

La miro sin entender, pero sé que no va a decirme nada más.

-Sé lo que pretendes, Gale. Seguirnos. No te lo aconsejo. Puedo evitar que te vean una o dos veces, pero acabarán dándose cuenta de que alguien nos sigue. Y con un cuchillo dudo que puedas hacer algo.

-Sólo había un arco en la Cornucopia, ¿verdad? - pensaba que la respuesta era sí, por eso me sorprendo al ver que Clove niega con la cabeza.

-Hay otro. Pero está escondido. Incluso dentro de una alianza un tributo tiene otras alianzas. No me fio de Marvel. – Clove deja de mirar a su grupo de aliados y me mira a mí. – No, no puedo decirte dónde está.

-¿Sabes algo de… Katniss? – pregunto preocupado.

Ella niega con la cabeza.

-Gale, ya tienes agua. Mañana no nos sigas.

-Si os sigo sabré donde estáis, - le digo - no tendré que mirar cada dos segundos a mi alrededor para asegurarme de que no me habéis encontrado.

Entonces Clove se agacha y pega su cara a mi oído.

-Quédate cerca del lago por las noches y te diré dónde está cuando la encuentre.

Levanto la cabeza, acortando la distancia. Nuestros ojos están a pocos centímetros.

-No la mataréis, ¿verdad?

-Intentaré que no la maten, pero no puedo prometerte nada.

-Estás haciendo muchas cosas por mí, ¿y yo?

-Me basta con que hagas una promesa.

-¿Cuál?

-Que no matarás a Cato a no ser que tu vida peligre si no lo haces.

-¿Por qué? – le pregunto.

-Por la misma razón por la que no quieres que yo mate a Katniss.

domingo, 21 de abril de 2013

Capítulo 16. Comienzan los juegos

Hola chicos. Hoy no me enrollo mucho, estoy ocupadísima, pero tengo que deciros que no sé si podré subir todas las semanas capítulo porque ha partir de esta semana comienzan mis exámenes y ya no paro hasta mediados de junio. Espero que disfrutéis del capítulo (:


-Sí.

-¿Desde cuándo?

-No lo recuerdo, desde hace demasiado. Pero no he querido darme cuenta nunca, y ahora, por desgracia, lo he hecho. 

Agacho la cabeza y miro al suelo. Las lágrimas llenan mis ojos y están a punto de caer, pero Portia me sujeta la barbilla y me obliga a mirarla a los ojos.

-¿Y sabes ya que vas a hacer en la arena? Todo el mundo va con un plan. La mayoría de esos planes consisten en ganar los juegos, pero siempre hay excepciones.

-Si lo que esperas es que cuide de ella para que gane, lo siento, pero no puedo hacerlo. La quiero, pero mi prioridad es volver a casa con mi familia, no puedo darme por vencido.

-Tampoco iba a obligarte a morir por salvarla a ella, Gale. Es tu decisión.

Me levanto de la cama de golpe. No puedo quedarme ahí sentado, con los ojos de Portia clavados en mí. Entro en el baño y doy un portazo. Cojo los productos que hay junto a la bañera y los tiro al suelo con toda la fuerza que tengo. Grito de frustración y me siento en el suelo, con la cabeza entre mis rodillas. No sé cuánto tiempo paso en esta posición. Soy interrumpido por Portia, que da unos suaves golpes al otro lado de la puerta. Le digo que no voy a cenar y que no me moleste. Nadie vuelve a interrumpirme, así que permanezco horas con los ojos fijos en las baldosas. Y en esta incómoda posición, me quedo dormido.

A la mañana siguiente, unos fuertes golpes me despiertan.

-Gale, soy Haymitch. No cenaste ayer, ¿no piensas comer?

Me levanto del suelo y contemplo el desastre que hay a mi alrededor. Hay trozos de cristal esparcidos por el suelo, y sus contenidos han dejado marcas en el suelo. Abro la puerta un poco y me paso rápidamente a la habitación, para impedir que Haymitch vea lo que hay en el interior del baño.

-Estás horrible, chico. Anda, vamos a comer y hoy intenta recuperar fuerzas para mañana.

-¿Y el desayuno? – pregunto.

-Hace horas que desayunamos, Katniss vino a avisarte y, al ver que dormías, prefirió no molestarte.

Haymitch sale de la habitación y yo me cambio de ropa. Aún llevo el traje de las entrevistas. No tengo hambre, estoy acostumbrado a pasar días sin comer en el Distrito 12, pero puede que en la arena pase más que días sin probar nada, así que será mejor que hoy coma algo. Cuando llego al comedor, Effie y Katniss ya están tomando el postre, y Haymitch ha terminado. Yo tengo el estómago cerrado, así que apenas como, aunque lleno mi plato de todo lo que hay en la mesa. Mientras como, puedo sentir los ojos de Katniss fijos en mí.

-Os dejamos solos, chicos. Seguramente queráis hablar de mañana.

Effie y Haymitch se marchan y nos dejan a solas. Después de la conversación con Portia, no puedo dejar de pensar en Katniss y en cómo no me he dado cuenta antes de mis sentimientos. Sé que Katniss sigue mirándome así que finalmente decido levantar la cabeza y enfrentarme a su mirada.

-¿Hay algo de lo que quieras hablar?

-Tienes un aspecto horrible, Gale. – dice sin cambiar la expresión de su cara.

-Es lo primero que he oído al despertarme.

De repente Katniss se levanta y se dirige a la puerta.

-Sinceramente no sé por qué nos han dejado a solas, creo que no tenemos nada de lo que hablar. Nos vemos después, Gale. - y desaparece al otro lado de la puerta.

Yo no termino de comer, en seguida sigo a Katniss y veo como se encierra en su habitación. Yo entro en la mía y estoy a punto de chocarme con una chica pelirroja. Sus ojos se clavan en mí y después miran hacia abajo. Lleva unas bolsas en las que hay cristales. En seguida me siento culpable por haber ensuciado el baño anoche, debería haber sabido que sería un avox el encargado de recogerlo.

-Lo siento – digo sin apartar la mirada de las bolsas. Noto como su mano se posa en mi hombro y se dispone a salir, pero yo sujeto su brazo y la retengo. – Siento no haber hecho nada para evitar que mataran a tu compañero.

Ella me mira con los ojos llenos de lágrimas y niega con la cabeza, después sale de la habitación. Echo un vistazo al interior del baño, está perfecto, no hay rastro de lo que pasó anoche. Me tumbo en la cama y en seguida me quedo dormido.

En mi sueño yo y Katniss corremos. Ella mira hacia atrás, asustada. Nos acercamos corriendo a unas rocas y yo las escalo fácilmente. Cuando llego arriba intento ayudar a Katniss. Le doy la mano para que la sostenga y, cuando está a punto de cogerla, una lanza la atraviesa. Veo el miedo en sus ojos y como, poco a poco, cae hacia atrás hasta llegar al suelo con un golpe sordo. Miro a mi alrededor, intentando saber de dónde ha venido la lanza, pero no hay nadie. Solo estamos Katniss y yo. Miro hacia abajo y contemplo el cadáver de mi mejor amiga.

Una mano me despierta. Cuando consigo ver con claridad, me percato de que hay unos ojos clavados en mí, pero no son los de Haymitch, Portia o Katniss. Son los ojos de Clove.

-¿Clove? - me levanto corriendo. No sólo es Clove, tras ella está Katniss. - ¿Qué haces aquí?

-Gale, ha ocurrido algo terrible – dice Katniss tras ella, aunque noto que ella también está asombrada de tener a Clove en la planta doce.

-Los chicos del Distrito 8 han muerto, los dos.

-¿Cómo? – pregunto atónito. El Capitolio está especialmente preparado para evitar la muerte de los tributos antes de llegar a la arena.

-No sabemos cómo ha sido. Nuestra mentora subió corriendo a la planta ocho y Cato y yo subimos con ella. – me cuenta Clove - Había un montón de gente, Gale. Nos dijeron que saliéramos de allí. Cato y yo hemos estado avisando a todos los tributos. Esto jamás había ocurrido antes, no sabemos cómo puede afectar a los juegos.

-Supongo que seguirán como si no hubiese pasado nada. Los juegos ya han empezado, empezaron el día que salimos elegidos, y esto lo demuestra.

-Lo que no comprendo – dice Katniss, mirando a Clove – es cómo te permiten estar aquí, en nuestra planta.

-Ya te lo he dicho, estamos avisando a los demás tributos. Todos los agentes están en la planta ocho, así que dudo que sepan que estamos aquí.

Noto tensión entre ambas, así que decido llamar la atención al menos de alguna para que dejen de mirarse.

-¿Tú qué opinas Katniss?

Consigo lo que me proponía ya que Katniss deja de mirar a Clove y clava sus ojos en mí.

-Lo único que se sabe es que tenemos dos contrincantes menos.

Se hace un silencio incómodo hasta que Clove lo rompe.

-Tengo que marcharme. Nos vemos mañana.

Clove desaparece dejándonos de nuevo a solas. Miro a Katniss y, por un momento, veo con terror el rostro que ha aparecido en mi sueño. Un escalofrío me recorre.

-¿Cuánto falta para cenar?

-Venía a avisarte cuando Clove apareció en el ascensor – dice sin mirarme a los ojos. Mira hacia un lado de la habitación, con la mirada perdida.

Me levanto y juntos vamos al comedor. Allí está solo Effie.

-Chicos – dice poniéndose en pie – hoy cenaremos solos, Haymitch llegará más tarde.

Asentimos y nos sentamos para tomar nuestra última comida aquí, en el Capitolio. La cena trascurre en silencio hasta que entra Haymitch. Katniss y yo nos levantamos y vemos que nuestro mentor está extrañamente pálido.

-Lo sabemos Haymitch – dice Katniss antes de que éste abra la boca – Clove, la chica del Distrito 2, ha subido para avisar a todos los tributos.

Haymitch frunce el ceño, extrañado, y se sienta en la silla más alejada de la mesa.

-Nos han pedido que no os contásemos nada, pero debéis saberlo. Antes de nada, por el bien de vuestra familia os pido que no hagáis lo mismo, ¿de acuerdo?

Me asombro de escuchar a Haymitch hablando así, cuando probablemente hay alguien escuchándonos ahora mismo. Katniss y yo asentimos, y Haymitch sigue contándonos.

-Como sabéis, hay un espejo en vuestras habitaciones. Pues bien, los chicos del ocho parece que nunca se han llevado muy bien. Se pelearon en la habitación de la chica y con un trozo de espejo, el chico la mató. Después se suicidó. Ha sido horrible, parece ser que no encontraban las venas importantes para desangrarse, así que estaban llenos de cortes.

Miro a Katniss. Tiene una cara de asombro similar a la que debo de tener yo ahora mismo. No es imposible suicidarse, pero, como ha dicho Haymitch, si lo hago ahora lo pagará mi familia.

-Séneca Crane, el vigilante jefe, ha decidido seguir con lo planeado. Tendréis dos contrincantes menos en los juegos. Por lo demás, todo sigue igual. Dentro de ocho horas, os despertaré y subiréis a un aerodeslizador. ¿De acuerdo? Y ahora id a descansar.

Katniss y yo caminamos juntos hasta nuestras habitaciones. Cuando llegamos a la puerta de la suya, se da la vuelta y me abraza muy fuerte.

-Cuida de mi familia, Gale. Si ganas, no dejes que mueran de hambre.

-Te lo prometo, pero sólo si me prometes que tú harás lo mismo si la que gana eres tú.

Me separo de ella y la miro a los ojos. Ella asiente, se despide de mí y cierra la puerta. Yo camino hacia mi habitación, ha llegado el momento, el momento de cambiar, de olvidar todo lo que ha sido mi vida anteriormente. Ahora mismo, mi único objetivo, es ganar.


-Recuerda, Gale, no entres en el baño de sangre. No vayas a la Cornucopia. Si puedes coger algo, cógelo, pero sal de allí en seguida. Busca un lugar donde haya agua. Y no salgas de la plataforma antes de tiempo. Todo está lleno de minas que desactivan al finalizar la cuenta atrás. ¿Está claro? - Asiento.- Haz aliados, pueden serte útiles. Tu mejor opción es Katniss pero sé que ella se ha negado. También sé que tienes muchas propuestas. Coge alguna.

-Prefiero hacer esto solo Haymitch. No confío en nadie.

-También pensaba yo eso, y me equivoqué.

-¿Te aliaste con alguien?

-Sí – y noto un poco de tristeza en su voz – me salvó la vida. Podría haberme dejado allí tirado y habría sido un contrincante menos, pero prefirió salvarme. Era una de las dos chicas de mi distritito.

Salimos del ascensor y veo un aerodeslizador justo delante.

-Ayúdanos Haymitch, eres el único que puede hacerlo. – Él asiente y confío en que lo haga.-¿Un último consejo?

-Seguir con vida. Y ahora sube ahí y haz que te recuerden.

Del aerodeslizador cae una escalera de cuerda y yo me agarro a ella. En seguida me recorre una corriente eléctrica y me deja petrificado. Veo como asciendo poco a poco hasta llegar arriba. Allí, una mujer me sujeta el brazo y me pone una inyección.

-¿Qué es?

-Para rastrearos – se limita a decir.

El viaje pasa rápidamente. Antes de lo que me gustaría, ya he bajado. Dos agente me escoltan hasta una sala donde me espera Portia. Ella me ayuda a vestirme. Llevo unos pantalones oscuros y unas botas. La camiseta es de manga corta, por lo que supongo que pasaré calor, pero también me da una chaqueta. Mirando la ropa podría ser cualquier tipo de terreno.

-Espero que sepas cuál es tu misión.

-Ganar – intentando demostrar que estoy convencido de ello.

Portia se acerca y me abraza.

-Espero también volver a verte, Gale Hawthorne.

Me separo de ella y la miro a los ojos.

-Queda un minuto – una voz que proviene de unos altavoces hace que me sobresalte.

Me doy la vuelta y veo un cilindro en una esquina de la sala. Me acerco a él y entro. Estoy preparado. Las puertas se cierran y lo último que veo antes de que una plataforma me ascienda, es a Portia besando tres dedos de su mano y levantándola sobre su cabeza.

Una oscuridad me invade. Comienzo a subir y a subir hasta que la repentina luz me obliga a cerrar los ojos. Miro a mi alrededor y veo a los demás tributos situados sobre sus plataformas. Dos de ellas están vacías. Me encuentro con los ojos de Katniss. Cuando los separo me centro en la arena y abro mucho los ojos.


Es un bosque.


lunes, 15 de abril de 2013

Capítulo 15. Sé lo que sientes


Chicos siento mucho no haberlo subido cuando debería, pero estaba de viaje. No sé cuando volveré a subir el siguiente, es el último trimestre y no estoy muy inspirada, la verdad. Daros las gracias por comentarme en todos los capítulos, me hacéis sonreír mucho y eso es algo que ahora mismo agradezco enormemente. Os suplico, de nuevo, que me mandéis fotos. También deciros que he sido nominada a los premios J. Mason en el blog Verano Número 16 y quería darle las gracias a su autora y os agradecería mucho sin entrarais y me votaseis. Bueno os dejo ya con el capítulo. Espero que os guste.


Salgo del comedor y me voy a mi habitación corriendo. Cierro la puerta de un portazo y me tumbo en la cama. No quiero saber nada de los juegos, nada del Capitolio, nada de Panem. Y nada de Katniss Everdeen. Cierro los ojos y entro en el único mundo donde estoy a salvo del Presidente Snow. El mundo de mis sueños.

Cuando me despierto me encuentro con Portia sentada en el único sillón que hay en el dormitorio.

-¿No crees que reaccionaste exageradamente anoche?

Al principio no sé de qué me habla, pero entonces lo recuerdo.

-¿Cuánto falta para el desayuno?

-Dos horas – se hace un silencio incómodo. No he dormido mucho y, por suerte, no tengo sueño.- ¿Y bien?

Miro fijamente a Portia. Tras conocer los resultados de anoche y ver que Katniss había sacado la mejor puntuación salí precipitadamente de la sala. Ahora me detengo a pensar el por qué, pero no lo conozco. Me molestó que no sacara menos de un 8. Por un lado no debería extrañarme que tuviera una puntuación mayor que yo. Siempre ha sido mejor con el arco, siempre ha sido mejor cazadora en el bosque. Pero por otro lado, ha sacado más nota que los profesionales, y eso ya no es tan normal.

-Supongo que me extrañó su puntuación.

-Tal vez deberías alegrarte por ella, Gale. Quiere volver a casa, como tú. No es su culpa ser mejor de lo que creías.

Me quedo mirando el suelo fijamente. Tal vez tenga razón. Debería alegrarme porque tenga más probabilidades de volver a casa. Pero eso significa que yo estoy más lejos de ver a mi familia.

-Tengo que ir a arreglarme, Gale. Espero que pienses en lo que te he dicho. Para ganar los juegos no puedes estar solo. Necesitas tener a alguien a quien confiarle tu vida.

Tras este comentario, Portia desaparece de la habitación. Dejándome solo, a mí y a mis pensamientos. Decido darme un largo baño ahora que tengo tiempo. Dentro de dos días estaré en la arena. Luchando por sobrevivir, si siguiera con vida. Cada vez me resulta más imposible ganar. ‘Al menos intentaré que Katniss vuelva a casa. Uno de los dos debe volver para cuidar de nuestras familias’ Sí. Ayudaré a Katniss en todo lo que pueda.

Cuando llego a desayunar me sorprendo al ver que solo está Katniss.

-Te estaba esperando. – dice sin apartar la mirada de su plato – Quiero saber a qué vino esa reacción anoche.

-Nada, fue una tontería. – digo mientras me siento enfrente de ella -  Lo siento. Ver que tu puntuación era la más alta me mosqueó un poco, lo reconozco. Pero tengo que darte la enhorabuena. Si no soy yo quien vuelve a casa, me gustaría que fueses tú.

Levanta la mirada de su plato y me dedica una mirada cargada de pena. Sé lo que piensa. Ella va a luchar por volver a casa, y nuestra amistad de años no conseguirá cambiar nada.

Al rato llegan Effie y Haymitch y apenas nos dan tiempo para desayunar. Effie se marcha con Katniss a su habitación y yo me quedo con nuestro mentor.

-Necesitamos que tu carácter sea de una forma específica. Que al oír tu nombre, Panem piense inmediatamente en un adjetivo para describir tu conducta. Que tenga una idea de cómo te comportarás en la arena. ¿Lo entiendes?

Yo asiento, aunque no he comprendido muy bien lo que quiere decir. Él comienza a hacerme preguntas sobre mi vida en el Distrito 12 y sobre el Capitolio. Intento cortarme un poco con estas últimas preguntas, ya que mi opinión no es muy favorable para el Presidente Snow. Tras lo que parecen años, Haymitch carraspea y me mira fijamente a los ojos.

-Venganza. Gale el vengativo, ese serás tú.

-¿Crees que es buena idea? – le pregunto. Querer vengarme del Capitolio puede traerme problemas.

Haymitch se acerca a mí mucho. Noto su aliento en mi cuello y me estremezco.

-Vas a hacer que te recuerden, Gale. Intentarás ganar pero si no lo consigues, habrás formado una huella en los habitantes de Panem. – se separa de mí y me guiña un ojo. – Sigamos practicando.

Las preguntas continúan durante horas hasta que al fin aparece Effie por la puerta.

-¿Listo? – pregunta a Haymitch.

Éste asiente. Me levanto y me voy con Effie a mi habitación. Por el camino nos cruzamos con Katniss que se dirige al salón, donde está Haymitch.

-Suerte – susurra al pasar junto a mí. No sé a qué se refiere.

Llegamos a mi habitación. En el centro hay un sillón. Effie me empuja hasta él y hace que me siente. Al parecer, al menos estaré cómodo.

-No, no, no. No puedes sentarte así.

De repente me doy cuenta de por qué estoy aquí. Effie se encarga del comportamiento. Suspiro y miro al techo. Las próximas horas serán las peores de toda mi vida. Y no me equivoco.

Cuando terminamos tengo un dolor agudo en pies, rodillas y espalda. Voy casi cojeando a comer y miro a Effie con temor. Dudo que en los juegos sufra lo que ella me ha hecho sufrir unas horas antes.

-Ahora nos toca a nosotros chicos – anuncia Portia con su voz cantarina.

-Sí, vais a quedar alucinados con nuestros trajes. Espero que os gusten, sinceramente nos hemos esforzado mucho en ellos. Especialmente en el tuyo Katniss. – miro a Katniss que se sonroja un poco.

En mi habitación me encuentro con Carlo, Madox y Edilia que me preparan una bañera llena de cremas y líquidos. No tengo que volver a pasar por la depilación pero algunas cremas me raspan la piel hasta enrojecerla.

-¿Estás preparado para la entrevista, Gale? – me pregunta Edilia.

Yo me encojo de hombros. No me apetece hablar ahora mismo. Los nervios comienzan a dar señales de vida.

Cuando Portia llega a mi habitación con una enorme bolsa donde supongo que llevará mi traje para las entrevistas, me siento agotado y me arrepiento de no haber dormido más horas.

-¿Cómo te siente? – me pregunta mientras se sitúa delante de mí y coloca su mano en mi hombro.

-Nervioso.

-Debo advertirte. Sé lo que opinas de todo esto, de los juegos; pero tienes que tener cuidado con lo que dices. Si te equivocas, personas inocentes podrían pasarlo mal.

Yo asiento. Sé a lo que se refiere. Si no fuera por mi familia yo ya habría hecho algo contra el Capitolio en el tiempo que llevo aquí; pero sé que mi familia pagará las consecuencias.

Portia abre la bolsa de mi traje y me lo muestra. Consta de unos pantalones negros sencillos, una camisa del mismo color y una chaqueta. Cuando me visto me doy cuenta de que la chaqueta tiene los bordes rojos que eliminan la monotonía del diseño, y en las mangas hay unas llamas que suben por el antebrazo. No es nada en comparación con el traje del desfile, pero viene perfecto teniendo en cuenta que me mostraré vengativo en las entrevistas.

Portia me coge del brazo y me acompaña hasta el ascensor. Cuando se detiene, el corazón me late muy fuerte. No puedo cometer errores, ahora menos que nunca.

-¿Listo? – miro a Portia a los ojos y asiento.

Atravesamos las puertas del ascensor y me conduce por unos pasillos hasta que llegamos a la parte de atrás del escenario donde se encuentra Caesar Flickerman, el entrevistador.

-Ahora os sentaréis todos delante del escenario. Escucha a todos los tributos, Gale. Cualquier pequeño detalle puede aportarte mucha información para los juegos. ¿Entendido?

Vuelvo a  asentir. En ese momento llega Katniss con Cinna. La miro de arriba abajo. Está preciosa. Lleva un vestido con piedras preciosas cosidas a él. No tiene pinta de ser muy ligero. Ella también me mira de arriba abajo y me sonríe.

Me giro y compruebo que hemos sido los últimos en llegar, por lo que en cualquier momento pasaremos a estar ante las cámaras. Intento respirar con tranquilidad mirando a los demás tributos. Al otro lado de la sala veo a Cato que me mira con odio. A su lado está Clove que no me mira a mí, sino a Katniss. Supongo que nuestras puntuaciones han sorprendido a más de un tributo. Justo cuando la voz de Caesar anuncia que vamos a aparecer mi mirada y la de Clove se juntan. No puedo mirarla como antes. Llegué a pensar que sería diferente, que no sería capaz de hacer daño. Pero me equivoqué. Hará lo que haga falta para regresar a su distrito. Aunque en cierto modo, eso es lo que todos vamos a hacer.

Noto como alguien me empuja por detrás y avanzo hacia una puerta. La luz de los focos me deslumbra, mantengo la vista fija en la espalada de Katniss para guiarme. Me siento desorientado y temo desmayarme en cualquier momento. La gente aplaude eufórica y el ruido me tapona los oídos. Cuando llegamos a unos sillones todos nos sentamos formando un medio círculo. Yo soy el que lo cierra, por lo que seré el último en ser entrevistado.

Caesar habla sobre las entrevistas de los juegos del año pasado y comenta por encima las puntuaciones. Yo apenas lo escucho ya que intento centrarme en estar más calmado. Unos instantes después veo como Glimmer sube al escenario. Lleva un vestido rosa de vuelo y su pelo suelto y mucho más rizado que de costumbre. Intento escuchar lo que dice pero me resulta casi imposible. Coloco mi cabeza entre mis manos y miro hacia el suelo. Las palabras de Portia resuenan en mi cabeza. Debo concentrarme.

Suena una sirena que marca el final de la entrevista de Glimmer y maldigo no haber estado más atento. Ahora Cesar llama a Marvel, el chico del Distrito 1. Caesar le pregunta sobre su nota y él contesta que estaba algo nervioso, pero que podría haber sacado una nota mayor y va a sorprender a Panem en la arena. Tal vez diga la verdad o no sepa cómo explicar haber sacado menos puntuación que los tributos de los distritos menos preparados para la arena, nosotros, los tributos del doce.

Después sube Clove. Lleva puesto un vestido naranja. Vestida así parece menor que yo, más niña.

-Hola Clove. La verdad, no me sorprende tu puntuación viniendo de donde vienes, pero aun así tengo que decir que es asombrosa. Un 10 nada más y nada menos. Enhorabuena.

-Gracias Caesar. Pero creo que no importa de dónde vengamos. No solo los tributos de los primeros distritos pueden sacar puntuaciones altas.

En ese momento me doy cuenta de que tiene razón. Ella y yo hemos sacado lo mismo, un 10, a pesar de que ella está mucho más preparada que yo. Me muerdo el labio y me invade el remordimiento. No puedo seguir pensando mal de esta chica, tenemos más cosas en común de las que pensábamos.

-Dinos algo sobre ti, tu forma de pensar, ¿vas a sorprendernos en la arena?

Clove ríe y la dulzura de su risa me provoca un escalofrío.

-Todos vamos a sorprender a Panem. Al menos los que superen los primeros minutos.

-Siendo del Distrito 2 entiendo que lucharás en esos primeros minutos para conseguir provisiones, ¿no?

-No te equivocas, Caesar.

Suena la sirena y ambos se ponen en pie.

-Me alegro de haber charlado contigo, Clove.

-Lo mismo digo, Caesar.

Clove baja y se sienta en su sitio no sin antes haberme dedicado una sonrisa. El siguiente en subir es Cato, quien sube completamente decidido.

-Hola Cato.

-Hola Caesar.

-¿Qué tal? ¿Preparado para los juegos?

-Más que preparado.

-Te presentaste voluntario así que confío en que vas a ser alguien difícil de vencer. ¿Te sientes orgulloso se representar a tu distrito?

-Por supuesto. Llevaba años esperando cumplir los dieciocho años para presentarme voluntario, representar a mi distrito y ganar.

Seguro de sí mismo. Esa es su estrategia esta noche. No permite una duda sobre lo que va a hacer y va a conseguir en la arena.

Las entrevistas siguen pasando pero yo no presto mucha atención. Los que de verdad me interesaban eran los profesionales. En las entrevistas de Cassy y Will, Caesar pregunta sobre sus padres. Los tributos siguen subiendo al escenario y después bajan de este. Cuando llegan a Katniss mi pánico casi ha desaparecido.

-Me encantaría saber qué pasó en la sesión privada. Cómo alguien del Distrito  12 pudo conseguir un 11.

-Es privada, Caesar.

-Sí, por desgracia – Caesar parece decepcionado por no haberle sacado información.

-Dime una cosa, cuando te despediste de tu hermana tras presentarte voluntaria por ella, ¿qué le dijiste?

-Le dije que ganaría por ella. Se lo prometí.

-Y sé que lo harás. – suena la sirena y Caesar se levanta con la mano de Katniss entre las suyas – Con todos ustedes, Katnis Everden. ¡La chica en llamas!

Todo el mundo aplaude eufórico, pero sólo yo veo cómo Katniss intenta contener las lágrimas. Cuando baja se sienta a mi lado. Caesar me llama y me levanto, dispuesto a subir al escenario.

-Hola Gale. ¿Cómo estás?

-Bien, supongo.

-Dime, ¿qué te parece el Capitolio? La diferencia con el Distrito 12 debe ser muy grande.

-Me gusta más mi distrito. Estar rodeado de la gente que me conoce me transmite seguridad.

-Dudo que haya un lugar tan seguro como el Capitolio pero si tú lo dices… Y ahora cuéntame algo sobre ti. ¿Hay alguien esperándote en casa?

-No – en seguida me doy cuenta de que he respondido demasiado rápido. Por el rabillo del ojo miro a Katniss. No, no está en casa.

-¿Seguro que no me estás mintiendo?

-Seguro – bajo la vista al suelo. No sé mentir, jamás he sabido. Ahora mismo todo Panem sabe que estoy mintiendo.

La sirena suena y bajo del escenario. Todos los tributos nos marchamos y Katniss y yo nos vamos juntos en el ascensor.

-Se ha notado que mentías cuando has dicho que no había nadie.

-Sí, lo sé. Nunca he sabido mentir. Ya sabes, siempre hay alguien. – entonces caigo en algo que hace que enrojezca de la rabia – Para ti también lo hay.

-¿Qué? – veo por el rabillo del ojo que me mira con los ojos muy abiertos.

-Ya me has escuchado.

-Gale, no hay nadie para mí en el doce. No sé de donde has sacado eso.

-Sí, claro. Lo que más me molesta es que lo niegues. Lo sé, Katniss, no es necesario que me mientas.

-¡Yo no te miento Gale! – la conversación comienza a subir de tono. Pero de repente las puertas del ascensor se abren. Hemos llegado a la planta número 12.

Frente a nosotros están Cinna y Portia.

-Venga chicos, iremos a vuestras habitaciones a ayudaros con la ropa. Hoy cenaréis antes, tenéis que descansar.

Yo asiento y me marcho con Portia. Cuando llegamos a mi habitación caigo sobre la cama, agotado. Jamás me había dado cuenta de lo cómoda que son estas camas del Capitolio hasta hoy.

-¿Estás bien Gale?

Niego con la cabeza. De repente me han entrado unas ganas enormes de llorar. Mañana entrenaremos, en teoría. Dentro de dos días, posiblemente ya sea un asesino.

-Sé lo que sientes por ella, Gale.

Me levanto de golpe de la cama y observo a Portia. Aún está en la puerta, observándome.

-No sé de qué me hablas.

-Sois amigos desde hace años. Sé que la amas, Gale.