Aquí lo tenéis. El capítulo número 17. Bien, antes de nada tengo que deciros que ahora subiré más fotos que tengo. Otra cosa es que, con toda la pena del mundo, no podré subir capítulo en dos semanas. ¿Por qué? Porque este fin de semana me voy de viaje y porque el siguiente estaré estudiando. Lo siento muchísimo, ahora los capítulos vuelven a ser interesantes de escribir y no poder hacerlo es algo que me entristece sobre todo a mí, creedme. En fin, espero que os guste y que lo disfrutéis. Saludos.
Comienza la cuenta atrás. Sólo quedan unos segundos. Observo
a Katniss, que tiene la vista fija en un arco plateado que hay cerca de la
Cornucopia. Es el mismo arco que observa Glimmer. Si corremos, los tres nos
encontraremos, y dos de nosotros caeremos.
Recuerdo las palabras de Haymitch, no debería entrar en el
baño de sangre, pero si no lo hago no conseguiré armas, ni provisiones. Más
cerca de las plataformas hay mochilas que supongo contendrán alimentos, agua y
más útiles. Debo decidir si cojo una mochila y me adentro en el bosque, o lucho
por conseguir ese arco.
La cuenta atrás finaliza y todos los tributos corren hacia
la Cornucopia, yo soy uno de ellos. Soy rápido, pero no el que más. Al otro
lado del claro en el que nos encontramos veo que Cato está llegando a la
Cornucopia. Katniss corre todo lo rápido que puede, al igual que Glimmer. Me
doy cuenta de que hay otro tributo dirigiéndose hacia el arco. Es el que más
cerca está. Me paro de repente ya que sé que es imposible llegar antes que él y
no puedo enfrentarme con las manos vacías. Estoy aquí, de pie, observando cómo
la gente corre, cuando se forma el caos.
Estoy mirando al chico que acaba de coger el arco cuando un
cuchillo se clava en su cabeza. Clove, acaba de hacerse con su arma. Glimmer le
arrebata el arco al cadáver del chico y corre a donde se encuentra Clove.
Glimmer saca las flechas del carcaj que ha recogido junto al arco y empieza a
disparar. Los tributos luchan entre ellos. Busco a Katniss pero no la
encuentro, o es uno de los cuerpos que hay tirados en el suelo o ha conseguido refugiarse
en el bosque. Corro y cojo una maleta que tengo a unos pocos metros, en seguida
me doy la vuelta y me acerco a los límites del bosque, pero antes de entrar
echo un último vistazo a la batalla.
Algunos tributos corren hacia el bosque con armas y
mochilas. Sin embargo, otros se han adueñado de la Cornucopia: los
profesionales siguen luchando y tratan de evitar que los tributos cojan
provisiones.
Entonces mi mirada y la de Clove se cruzan, y veo como coge
un cuchillo de su cinturón. No me da tiempo a reaccionar. Un brillo plateado me
roza el brazo y se clava en el árbol que hay junto a mí. De la hoja del cuchillo
caen gotas de sangre, mi sangre. Miro a Clove, sus ojos, son neutros, no
muestran nada. A su lado Glimmer levanta el arco y me apunta con él, pero yo
sigo mirando a Clove. Confié en ella, pensé que era diferente. Cojo el cuchillo
y antes de que Glimmer dispare yo ya estoy en el interior del bosque.
Corro cuesta abajo lo más rápido que puedo. Saltando los troncos
de los árboles. Mi prioridad es encontrar agua. Me detengo y observo a mi
alrededor. El bosque está en silencio. Me apoyo en un árbol de tal forma que si
alguien bajase no me descubriría. Me siento y abro la mochila. Dentro hay una
cantimplora vacía; yodo, para desinfectar el agua; un saco de dormir; y una
larga cuerda, perfecta para montar trampas. Me cuelgo la mochila a la espalda.
En el claro había un gran lago. Si consigo llegar a él por el otro extremo de
la arena no tendré problemas buscando agua y estaré a cubierto de los
profesionales. Me miro el brazo, tengo un corte profundo pero no muy grave,
aunque sí molesto.
Sigo bajando, deteniéndome de vez en cuando para observar si
hay alguien cerca. Aún tengo el cuchillo en la mano por si lo necesito en algún
momento. Cuando creo que ya he bajado lo suficiente para que los profesionales
no me encuentren decido ir paralelo al claro y llegar al lago. Antes de seguir
caminando quiero cazar algo, así que corto la larga cuerda por la mitad y pongo
un par de trampas. Una de ellas está pensada para que el animal que caiga quede
colgando de la rama de un árbol, como las trampas que usé en la sesión privada.
La otra la pongo en el suelo. A la cuerda tirante va unida el cuchillo de
Clove. Me subo a un árbol un poco alejado y espero. Comienza a anochecer y
tengo la boca seca. Si no llego pronto al lago, seré uno de los tributos que no
muera en manos de otro. Estoy agotado y poco a poco voy quedándome dormido,
pero despierto de golpe cuando un cañonazo rompe el silencio de la noche. A
este cañonazo le sigue otro, y luego otro más. Y así hasta nueve cañonazos.
‘Trece’ pienso, ‘Solo quedamos trece tributos’. El cielo se
ilumina de repente y aparece el símbolo del Capitolio junto al himno. Cuando
éste termina, aparecen las caras de los tributos caídos. Ha muerto la chica del
Distrito 3, los dos del Distrito 4, algo que me extraña teniendo en cuenta que
son de un distrito profesional. También han muerto el chico del 5, los dos tributos
del 7, la chica del 9 y los dos del 10. Permanezco en silencio sobre el árbol.
Los profesionales no han sufrido bajas, el chico del tres también sigue vivo,
al igual que la chica del Distrito 5. Will y Cassy también están vivos, el
chico del Distrito 9 y los del 11. Katniss tampoco ha muerto. Me alegro de que
aún siga con vida, pero debo tener cuidado con ella. Es la tributo con mayor
puntuación. Si no fuera porque no se le da bien hacer amigos tendría más
patrocinadores que los profesionales.
Entonces los oigo, unas risas. Me quedo inmóvil en el árbol.
Debería haber subido a una rama más alta ya que estoy muy a la vista. Espero
que la oscuridad sea suficiente para impedir que me descubran.
-No está mal para el primer día, ¿no creéis?- dice una de
las voces. Sería difícil no reconocerla. Es Glimmer.
Me tumbo sobre la rama para que no se note tanto el bulto
que hago sobre ella. Desde donde me encuentro ahora puedo ver a los cuatro
profesionales. Marvel va delante y se dirigen hacia mí. Noto los latidos de mi
corazón en mis oídos. ¿No he aprendido a ser precavido? Entonces sucede lo que
menos esperaba. Un grito ensordecedor. Marvel cae al suelo y saca algo de su
pierna, es un cuchillo. Él, Glimmer y Cato miran fijamente a Clove.
-¿Es esto tuyo? – le dice Marvel acercándose a ella
amenazante.
Notando la cercanía de Marvel, Clove hace un rápido
movimiento y Marvel acaba con la hoja de uno de sus cuchillos pegado a su
garganta.
-Aléjate de mí.
-Tranquila, Clove – dice Glimmer – Marvel ese no es su
cuchillo.
-¿Cómo que no? He visto sus cuchillos, son iguales que el
que se ha clavado en mi pierna. ¿Me lo has lanzado tú?
Clove se acerca más a él.
-Si hubiera sido yo ya habría sonado el cañonazo, Marvel.
Le arrebata el arma a Marvel de la mano y lo observa con
cuidado. Puedo ver el brillo escarlata del cuchillo y como la cara de Clove
empalidece.
-El chico del doce – suelta finalmente Glimmer. – Clove le
lanzó el cuchillo y falló, ese es el cuchillo que cogió Gale.
-¿Tú fallando, Clove? – habla finalmente Cato.
-Estaba muy lejos, Cato. Cualquiera puede fallar. Además no
fallé. Se llevó un buen corte en el brazo.
Puede que en estos instantes esté
por ahí desangrándose.
-Bueno, pues ese Gale no puede andar lejos, ¿no creéis? –la voz
de Marvel está cargada de odio- Yo digo que lo busquemos. O podemos quedarnos
aquí esperando que vuelva a por su cuchillo.
-No creo que sea una buena idea – dice Cato cogiendo algo
del suelo, una cuerda – Este chico es bueno con las trampas y ese cuchillo
formaba parte de una de ellas. Ahora mismo podríamos estar rodeados de ellas y
no saberlo.
-¡Pues yo no me voy a ir de aquí hasta matarlo! – Marvel coge
su lanza y la clava con fuerza en un árbol.
-Tranquilo, Marvel. Lo encontraremos y lo mataremos. – dice Cato
que sostiene una gran espada. – Pero tranquilízate, sólo es un corte.
-¿Un corte? – Marvel levanta su pantalón por encima de la
rodilla. Justo por encima de ésta, está la herida que le ha hecho el cuchillo
al clavarse con bastante fuerza, a juzgar por la sangre.- Quiero encontrarlo
ahora.
– dice arrancando la lanza del tronco.
-Marvel no vamos a buscarlo ahora. Vamos a la Cornucopia,
allí podremos dormir bien. Mañana lo matarás – dice Cato, empujándolo con el
mango de la espada.
Con ayuda de Glimmer, Marvel comienza a caminar y todos se
ponen en camino, excepto uno. Clove se queda inmóvil, mirando el cuchillo y
pasándolo de una mano a otro. Levanta la cabeza y clava sus ojos en los míos.
La sorpresa hace que casi me caiga del árbol, pero me agarro fuertemente en el
último momento. Levanta el cuchillo, enseñándomelo, y lo clava en el árbol que
hay en su lado. Después sigue a sus aliados.
Yo permanezco sin moverme, esperando el impacto de una
lanza, de una flecha o de un cuchillo. Pero el impacto no llega, así que, poco
a poco, bajo del árbol. Me acerco al árbol donde está el cuchillo sin apartar
la vista del camino que han seguido los profesionales, cojo el arma y la
observo. La sangre húmeda de Marvel desprende un fuerte olor. Lo clavo en la
tierra que comienza a estar húmeda por el descenso de la temperatura y limpio
lo que queda de suciedad con el borde de mi camiseta. Después lo guardo en un
bolsillo del pantalón. Miro con temor el camino que han seguido los
profesionales. Acabo de tener un plan. Inspiro con fuerza y los sigo haciendo
el menor ruido posible.
Subir es mucho más duro de lo que imaginé y solo pienso en
la cantidad de agua que hay en el lago. Ni siquiera sé si voy en la dirección
correcta. Les he perdido el rastro así que me limito a subir porque sé dónde se
dirigen. La oscuridad ya es tan completa que solo veo dos metros por delante de
mí cuando noto que la vegetación acaba. Me escondo tras unos matorrales. Sí, ya
he llegado al claro donde se alza la Cornucopia. Veo que los profesionales han
encendido una hoguera. Tres de ellos están tumbados alrededor del fuego y me
pregunto dónde estará el cuarto cuando un sonido a pocos metros de mí me
paraliza. De la espesura del bosque sale una figura. Cato. No me ha visto, ya
que sé que si así fuera ya estaría muerto. Veo cómo se acerca al resto de los
profesionales y se agacha. Sacude suavemente a uno de ellos, que se despierta y
se pone de pie. La que acaba de despertarse es Clove. Ambos se alejan y hablan
sin apartar la vista de los tributos del uno. No sé qué hablarán, pero veo a
Cato sacudir rápidamente la cabeza y noto que Clove está enfadada. Cato se
aleja de ella, acercándose a la hoguera, pero en el último momento se da la
vuelta y coge del brazo a Clove. Le dice algo y se aleja despacio, con la
cabeza agachada. No ha sido la típica conversación de dos aliados. Cuando Cato
ha sujetado a Clove del brazo, ha parecido que no quería separarse de ella.
Cuando llega al fuego, se tumba junto a Glimmer.
Clove se aleja y comienza a pasear por el claro. Yo la
observo fijamente, estará haciendo guardia. Me pregunto qué estaría hablando
con su compañero. ¿Estarán pensando como deshacerse de Glimmer y Marvel? Marvel
está herido ahora, aunque no es un chico que luche cuerpo a cuerpo así que no
le supone una gran desventaja. ¿Por qué querrán deshacerse de ellos ya? Aunque
tal vez no sea eso de lo que estaban hablando.
Sin embargo, hay otras cosas que me preocupan. ¿Por qué me
ha devuelto Clove el cuchillo? Intentó matarme en el baño de sangre, ¿Por qué
no ha terminado su trabajo esta noche cuando me ha descubierto subido en el
árbol?
Entonces la figura de Clove se dirige hacia donde me
encuentro. Permanezco quieto. Si me muevo, me verá; y no creo que los arbustos
me oculten del todo. Finalmente llega hasta donde estoy yo. Ahora ha llegado el
momento de terminar su trabajo.
-Deja de tentar a la suerte, Gale.
Levanto la cabeza y la miro a los ojos.
-¿A qué esperas para matarme?
-Sigues tentándola – dice esbozando una pequeña sonrisa.
Entonces tiende la mano – No pretendo matarte, ahora dame la cantimplora.
Yo no retiro mis ojos de los suyos.
-¿Para qué? – le pregunto.
-¿Prefieres cruzar tú el claro y llenarla de agua en el lago?
Adelante. – se queda inmóvil, esperando mi reacción, con los brazos en jarras.
Pero finalmente los deja caer y suspira. – Creo que te puedes fiar de mí. Si hubiese
querido matarte, ese cuchillo no sólo te hubiera rozado.
Con cuidado alargo el brazo y saco la cantimplora que está
en un bolsillo lateral de la mochila. Se la doy con cuidado y, sin decir
palabra, se da la vuelta y camina hacia el lago. Se queda allí sentada mucho
rato hasta que al fin se levanta y me devuelve la cantimplora llena de agua.
Pero no bebo. Saco el yodo de la mochila y vierto unas pocas gotas en el
recipiente.
-Gracias – digo guardándolo.
-Vaya, si sabes decir gracias – dice con tono de sorpresa.
-¿Por qué lo haces?
-No entiendes nada, ¿verdad? – la miro interrogante y ella
se da la vuelta, observando al resto de los profesionales. – No quiero que me
conozcan como la chica profesional que se limitó a seguir al líder de su grupo
y a morir en sus manos. Quiero hacer algo diferente.
-¿Y hacer algo diferente significa ayudarme a mí?
-En cierto modo. Eso es solo la mitad de la verdad.
-¿Cuál es la otra mitad?
-No puedo decírtela. Así que te diré que te ayudo también
porque puedes serme útil más adelante, aunque no es verdad.
La miro sin entender, pero sé que no va a decirme nada más.
-Sé lo que pretendes, Gale. Seguirnos. No te lo aconsejo.
Puedo evitar que te vean una o dos veces, pero acabarán dándose cuenta de que
alguien nos sigue. Y con un cuchillo dudo que puedas hacer algo.
-Sólo había un arco en la Cornucopia, ¿verdad? - pensaba que
la respuesta era sí, por eso me sorprendo al ver que Clove niega con la cabeza.
-Hay otro. Pero está escondido. Incluso dentro de una
alianza un tributo tiene otras alianzas. No me fio de Marvel. – Clove deja de
mirar a su grupo de aliados y me mira a mí. – No, no puedo decirte dónde está.
-¿Sabes algo de… Katniss? – pregunto preocupado.
Ella niega con la cabeza.
-Gale, ya tienes agua. Mañana no nos sigas.
-Si os sigo sabré donde estáis, - le digo - no tendré que
mirar cada dos segundos a mi alrededor para asegurarme de que no me habéis
encontrado.
Entonces Clove se agacha y pega su cara a mi oído.
-Quédate cerca del lago por las noches y te diré dónde está
cuando la encuentre.
Levanto la cabeza, acortando la distancia. Nuestros ojos
están a pocos centímetros.
-No la mataréis, ¿verdad?
-Intentaré que no la maten, pero no puedo prometerte nada.
-Estás haciendo muchas cosas por mí, ¿y yo?
-Me basta con que hagas una promesa.
-¿Cuál?
-Que no matarás a Cato a no ser que tu vida peligre si no lo
haces.
-¿Por qué? – le pregunto.
-Por la misma razón por la que no quieres que yo mate a
Katniss.