domingo, 30 de noviembre de 2014

Capítulo 24. Odio

¡Aquí está! Justo un mes después de subir el anterior (he tenido que correr para que me diera tiempo). No es tan largo como los que he estado escribiendo hasta ahora, pero entendedme, estoy bastante agobiada y sólo puedo escribir en contadas ocasiones, por no hablar de que tengo un proyecto en mente para una nueva obra que me trae de cabeza. Es bastante diferente a lo que he estado escribiendo jamás y algo compleja. En fin, espejo que os guste y ya subiré nuevo capítulo dentro de un mes. Saludos *.*


-¡Gale! - Johanna Mason me llama desde el otro lado de la sala. No hace falta que me acerque, ya viene ella hacia mí con la cara enrojecida por la rabia al ver que la ignoro por completo. Aunque para estar enfadada, mueve las caderas excesivamente. - ¡Exijo una disculpa! - exclama al llegar hasta mí.

-¿Una disculpa? ¿Por qué?

-¡Mi tributo ha muerto! Podría haberse salvado si hubieras convencido a Rory para que se aliase con él...

-Mi hermano es mayorcito para decidir por sí mismo si quiere o no aliarse con alguien – la interrumpo molesto. No voy a permitir que me culpe por la muerte de ningún tributo con el que no tengo nada que ver.

Johanna se queda pensativa y enrojece hasta el punto en el que temo que explote. Al final me suelta un insulto y se da la vuelta gritando.

-¡Más le vale no causar ningún daño a la otra hermana del Distrito 7!

-No grites – no lo digo alto, sino más bien para mí. Aun así, la chica resulta poseer un extraordinario oído.

-¡No me mandes callar, Gale Hawthorne! - se da la vuelta para enfrentarse a mí, sin importar que todo el mundo haya centrado la atención en nosotros. - Si vuelves a hacerlo, tendremos problemas. ¡Yo grito lo que me da la gana!

No me hubiera dado tiempo a responderle aunque fuese eso lo que tuviese intención de hacer, pues con un elegante y orgulloso giro vuelve a desaparecer entre la multitud, que la observa llena de admiración. Suelto todo el aire que estaba conteniendo y me doy la vuelta para observar atentamente los televisores que hay en una de las enormes paredes de la sala. Rory y Madge, que siguen rodeando el campo de fuerza, intentan cazar. Mi hermano no mintió al asegurar que no era bueno, aunque se quedó bastante corto. Lo poco que consiguen capturar, un par de pajarillos, es gracias a la puntería de Madge, quien tampoco es una experta a la hora de montar trampas. Si siguen así, acabarán teniendo problemas a la hora de alimentarse.

-Mis tributos no tienen este problema – no necesito girarme para saber quién es el que ha decidido molestarme ahora. Busco en el monitor el número cuatro y descubro a Rox, tumbada junto a un árbol, descansando, y a Gareth montando guardia. Han conseguido una buena bolsa llena de suministros.

-Al menos mis tributos saben defenderse. Los dos – respondo a la defensiva.

-Ella es más lista de lo que crees – sonríe satisfecho y los ojos se le iluminan al observar a sus tributos lleno de orgullo – Ya ha descubierto todos los secretos que esconde la arena.

No puedo seguir ignorándolo.

-¿Qué secretos? - mi pregunta lo hace estallar en una carcajada.

-No, Gale. No te desvelaré la sorpresa preparada por los Vigilantes – la palabra sorpresa junto a Vigilantes me hace estremecer – Aunque, si quieres, puedo darte una pista. - no me da tiempo a reaccionar, sino que se aproxima tanto a mi oído que me tenso y me susurra con voz melosa: - No hay puntos ciegos, sólo un camino. Cuanto más avancen, más campos de fuerza encontrarán.

Me separo poco a poco de él, recapacitando sobre sus palabras, e intentando convencerme de que no son ciertas. No puede ser verdad.

-Entonces, ¿no pueden adentrarse en la arena?

-¿Qué te hace pensar que el interior es más seguro?

-Hay más sitios donde esconderse. Estarán a salvo – aseguro, aunque poco convencido.

-¿Sabes cuál es la única forma de estar a salvo? - mira a un lado y a otro, comprobando que nadie puede escucharnos – No dejar de moverse.




Esa noche decido enviarles un bollo de pan. Madge lo parte por la mitad en cuanto abre el paracaídas, ilusionada. Sin embargo, Rory lo mira lleno de desprecio.

-¿Solo un trozo de pan? ¡¿Solo un ridículo trozo de pan?!

-Rory, relájate.

-¡No me relajo! - las cámaras enfocan los ojos de Rory y me sobresalto. Ese no puede ser mi hermano.

¡Quiero comer, Madge! Tengo hambre.

-¡Pues te aguantas! - Al fin, Madge ha perdido la paciencia. Después de tener que soportar a mi hermano y sus cambios de humor durante dos días ahora no parece dispuesta a soportar un berrinche de niño pequeño. Al final ha salido la parte de Madge capaz de ganar los juegos – A tu hermano no le mandaron ni un mísero mendrugo de pan.

-¡Yo no soy mi hermano! ¡Él sabía cazar! ¡A mí no me enseñó! - coge por la hoja una de las espadas sujetas a su espalda y clava la empuñadura en el árbol más cercano, como si fuera un hacha. Al parecer ha descubierto otra forma de hacer mortal esa cosa.

Madge lo observa boquiabierta, aterrada, y con los puños fuertemente cerrados.

-Haz lo que quieras – susurra con voz débil – Yo me esforzaré más en conseguir comida.

Y dicho esto, deja su trozo de pan junto al que Rory aún no ha tocado. Coge el arco y un par de cuchillos y se sumerge en la espesura del bosque.

Rory se queda solo, con la vista fija en el sitio por el que acaba de desaparecer su compañera de distrito. Pasados unos minutos, coge el trozo de pan que ha dejado Madge y lo muerde con rabia. Me sobresalto cuando una risa ronca y fría surge de su interior, intensificándose y helándome la sangre.

-Gale – mi hermano levanta la cabeza hacia el cielo, aunque las cámaras lo enfocan de lado. Ha cerrado lo ojos y ha dejado de reír. Puedo sentir que todo Panem está pendiente de sus palabras ,que todas las cámaras están preparadas para transmitirme su mensaje - ¿Por qué no me enseñaste? ¿Por qué me has dejado venir aquí siendo tan débil? ¿Querías que muriera? O, de haber podido, ¿te habrías presentado voluntario? Querías tener una escusa para venir a los juegos y ganar. Querías estar justo donde estás ahora.

-No, no – me acerco al televisor, intentando mantenerme lo más cerca posible de mi hermano. - Solo intentaba cuidar de ti. Quería protegerte.

-Pero soy fuerte. Aún no sabes cómo es posible, pero lo soy, y te sorprendería si te contase toda la verdad. No sabes hasta qué nivel llega mi poder.

-Rory, por favor. No...

-Si no me satisfaces... Si no me ayudas a ganar... - levanta la mano y muestra el pequeño trozo de pan que queda – ella lo pagará.

Y todo a mi alrededor desaparece. Ahora lo sé. Por mucho que intente evitarlo, solo puedo ver a mi hermano alejándose de mí cada vez más.

Ya ni siquiera puedo verlo.




Los días se convierten en una rutina. Incluso yo soy capaz de darme cuenta. No me siento vivo en absoluto. Mi cuerpo es llevado de un lado para otro, sin consciencia. Evito todo tipo de conversaciones y me paso horas observando el muro de la sala de los patrocinadores. Incluso Effie ha comenzado a preocuparse por mí, dándome numerosas charlas a las que apenas hago caso. Sí, lo sé. Si no cambio de aptitud, si no me hago responsable de mis tributos, morirán por culpa de la pésima actuación de su mentor. Pero apenas soy capaz de mirar a Rory cada vez que aparece en las pantallas, ¿cómo voy a saber lo que necesita?

Definitivamente, no puedo.

El muro tarda un par de días en volver a aparecer. Me obligo a concentrarme un poco frente al televisor que hay en nuestras habitaciones. Por lo que parece, Madge y Rory avanzan con demasiada lentitud, aunque es lo normal cuando ni siquiera ellos saben hacia dónde deben ir. Rox y Gareth están demasiado cerca de ellos, lo que me lleva a cuestionarme qué sucederá si se encuentran. ¿Lucharán? ¿Se aliarán?

Es de noche y no ha aparecido ningún rostro en el cielo, lo cual no es una buena señal. Tarde o temprano, los Vigilantes decidirán darle emoción a todo esto.

Las cámaras enfocan el terreno de la Cornucopia, donde el chico en silla de ruedas, Theo, más pálido y demacrado, llama a voces a los profesionales, que se han reunido en el interior de la enorme estructura dorada. Uno de ellos, el chico del Distrito 2, Jerry, decide salir de su refugio, con cara soñolienta.

-Tenéis que sacarme de aquí – urge el chico sin darle tiempo al profesional a hablar – y, si queréis vivir, tenéis que adentraros en el bosque.

-Lo que hay que oír – Jerry se da la vuelta sin hacerle caso.

-¡Has visto ese muro! - exclama el otro levantando ambas manos al cielo - ¿Recuerdas qué ocurrió la última vez que apareció?

El profesional se detiene y gira la cabeza para mirarlo con extrañeza. Entonces parece caer en la cuenta de algo y abre mucho los ojos, girando en dirección al abismo, donde se encontraba la zona rocosa antes de que se hundiera en el vacío.

-¡Exacto! - Theo parece eufórico, al mismo tiempo que aterrado - ¿Qué te hace pensar que no volverá a ocurrir?

-¿Y cómo se yo que no es una trampa? - pregunta Jerry poco convencido, nervioso.

-¿Una trampa? ¿Para qué? ¿Acaso crees que tengo posibilidad de ganar? ¿O crees que estoy intentando qe laguien gane? No he establecido contacto con ningún tributo salbo con vosotros, y mi compañera de distrito murió en el baño de sangre. ¿A quién crees que intento ayudar a parte de a mí mismo y a vosotros? No tienes razones para desconfiar de mí.

-Está bien – el profesional se pone muy recto y avanza decidido de vuelta a la Cornucopia, donde sus compañeros lo esperan despierto para ver qué ocurre con el tributo del 6 – Chicos, creo que deberíamos marcharnos de aquí – sentencia sin rodeos.

-¿De qué estás hablando? - pregunta la chica enferma del Distrito 1, Amy.

-Estoy diciendo que nos marchemos. Hay que recoger todo lo que podamos. Mañana al amanecer seguramente el suelo que estamos pisando haya dejado de existir.

-¿Cómo sabes eso? - pregunta su compañera de distrito, Clare.

Jerry se queda pensativo, supongo que sopesando si debería contarle a sus compañeros que ha decidido confiar en el otro tributo o guardárselo para él. Finalmente hace lo último y ase¡gura que es su intuición, lo que no parece terminar de convencer a sus compañeros.

-Tengo la teoría de que intentarán reunirnos a todos en el interior del bosque. Es lo que hacen siempre, ¿no?

-¿Y no crees que sería mucho más lógico que los atrajesen hasta donde nos encontramos nosotros, hacia la Cornucopia? - pregunta Pat, el chico alto y delgado del uno.

-Yo estoy con él – decide finalmente Amy. - De todas formas, no perdemos nada y ganamos mucho. Podemos quedarnos en el borde del bosque y si vemos que no ocurre nada, podemos regresar.

Los otros dos tributos guardan silencio, pensativos. Al parecer, Pat lo tiene bastante claro pero está esperando a que Clare dé su visto bueno al plan y tome la misma decisión que él. Finalmente, la chica levanta ambas manos a modo de rendición.

-Está bien. Cojamos todo lo que necesitemos y marchémonos a ese bosque. Pero no me hace mucha gracia. Si mañana este suelo ha desaparecido, significará que tendremos que ponernos en marcha para alcanzar al resto de tributos.

-Eso es lo que hacen los profesionales, ¿no? - pregunta Amy, poniéndose en pie con dificultad.

-Yo no soy una profesional. Tan solo soy un tributo del Distrito 1 – sentencia su compañero, y Clare asiente enérgicamente con la cabeza.

Por supuesto, lo había olvidado. Los profesionales suelen ser los favoritos del Capitolio; sin embargo, este año, ningún tributo debería contar con el apoyo del Capitolio. Todos son traidores. Y los propios traidores odian que se les atribuya cualquier relación con el Capitolio.

Las cámaras pasan la noche enfocando a los profesionales mientras éstos rebuscan en la Cornucopia todo lo que pueda serles de utilidad. En un momento de la noche, Jerry se acerca al tributo que sigue sentado en su placa metálica y lo coge en brazos para llevarlo al interior del bosque, un poco apartado de donde él y sus compañeros se están instalando.

Amy lo fulmina con la mirada al verlo cargar con el tributo, pero Jerry la ignora por completo y sigue trasladando suministros de un lado a otro como si no se hubiera detenido. Desde luego, es lo menos que puede hacer después de haber recibido el aviso que, probablemente, le haya salvado la vida.

Ahora que lo pienso, la teoría de ambos no es tan descabellada como lo parecía en un primer momento, sino todo lo contrario. El muro podría ser un aviso para los más inteligentes, y acabar uniendo a todos los tributos en un mismo punto es muy propio de los juegos.

Tal y como Theo había predicho, pocas horas después del amanecer, todos se despiertan sobresaltado por un temblor que es seguido por el hundimiento de toda la zona arenosa en la que se encontraba la Cornucopia minutos antes.

-Deberíais marcharos cuanto antes – los tributos se sobresaltan al descubrir que Theo ha conseguido llegar hasta ellos. El chico mantiene la mirada fija en el horizonte. - Dentro de poco, el suelo que estáis pisando también desaparecerá. Pero os advierto de que no creo que esos muros estén ahí solamente para anunciar cuándo se destruirá parte de la arena. Si yo fuera vosotros, no intentaría cruzarlos.

-¿Y qué hacemos? - pregunta Pat. - No podemos rodearla. Así jamás nos adentraremos en el interior.

-Tengo una teoría. Confiad en que haya algún punto muerto. Es todo lo que puedo deciros.

-¿Y tú? ¿Qué harás? - pregunta Clare, la chica del Distrito 2.

-Me quedaré aquí, esperando a que llegue el muro.

Todos saben lo que eso significa. Que habrá un tributo menos.

En ese preciso instante suena un cañonazo. ¿Será por alguien que haya caído al vacío?

Los profesionales recogen sus cosas y se pierden rápidamente entre el bosque. Sin embargo, Jerry permanece unos segundos inmóvil.

-Gracias por la advertencia – susurra finalmente sin mirar al otro tributo a los ojos.

-No me lo agradezca. En realidad lo he hecho por mí. Acababa de descubrir el misterio y tan solo quería volver a ver un amanecer más.

No intercambian más palabras, por lo que Jerry se marcha rápido para alcanzar al resto de sus aliados, que no han conseguido alejarse mucho. Cuando llega a su altura, las cámaras enfocan su cara perpleja.

-¿Dónde está Amy?

Ambos tributos del dos se detienen y miran a su alrededor en busca de la chica enferma.

-Pensábamos que estaba contigo. Pensábamos que estabas ayudándola a avanzar – a Clare parece haberle entrado el pánico.

La imagen cambia y las cámaras enfocan al chico de la silla de ruedas, aún mirando fijamente al horizonte. De repente sonríe. Es una extraña sonrisa que intenta mostrar insuficiencia, aunque no expresa otra cosa más que terror.

-Sabía que vendrías – comenta con voz temblorosa.

Justo de los árboles que hay detrás suya aparece Clare con un afilado cuchillo en la mano.

-Eres muy listo.

-No sé que consigues matándome. No soy ningún obstáculo para que ganes. Tyu único obstáculo es tu enfermedad.

-Esto te enseñará a no volver a hablar así.

El afilado cuchillo parece acariciar la garganta de Theo, dejando tras de sí una fina línea rojiza de la que comienza a emanar sangre. El cañonazo es inmediato. La chica acaricia la hoja de su arma, limpiándola.

-Voy a ganar, ¿sabes? No es que consiguiera algo con tu muerte, tan solo el placer de volver a matar. Lo único que lamento de haberlo hecho es que no puedas ver como me convierto en la ganadora de los septuagésimos quintos juegos del hambre.

-¡AMY!

La chica se levanta con dificultad y vuelve a desaparecer en el bosque.

-¿Dónde estabas? - pregunta Clare cuando la chica regresa con el grupo.

-¡Estaba intentando coger aire! - exclama entrecortadamente. - Me he sentado un momento a descansar.

-Trae – el chico del Distrito 1 coge la mochila que la chica carga al hombro y la observa con atención – Nos habíamos asustado al escuchar el cañonazo.

-No estamos solos en la arena. Deberíais recordadlo.

Todos se ponen en marcha siguiendo el camino que tomaron Rory y Madge, y Gareth y Rox. Fugazmente, las cámaras captan la extraña mirada que Jerry le lanza a Clare. Está cargada de desconfianza. Lo sabe. Sabe que acaba de cometer un asesinato.




La noche no tarda en llegar. Al parecer, los Vigilantes vuelven a hacer de las suyas modificando el tiempo. Si siguen así, el muro aparecerá antes de tiempo, ¿hasta dónde destruirá? Estarán Rory yy Madge lejos de su alcance?

Rox está sola sentada a los pies de un árbol, trazando círculos en una zona arenosa del suelo. Al parecer, Gareth se ha alejado un poco para cazar algo. La concentración de la chica se ve interrumpido cuando una figura entra en el pequeño espacio que ocupa el campamento que ella y su compañero han instalado.

-Gareth! - susurra ilusionada, poniéndose en pie y acercándose a la figura oculta en las sombras. - Lo he descubierto. ¿Cómo he podido ser tan tonta? - entonces se detiene, petrificada y con los ojos muy abiertos.

-Si gritas, te atravieso – una espada aparece junto a su pecho y la chica la mira temblorosa – No he venido a matarte.

-No lo creo – responde – Sé perfectamente quién eres y cómo eres.

-Si eso es cierto, sabrás que lo mejor tanto para ti como para tu amiguito es que no grites.

-¡No!

Rox gira sobre sí misma, golpeando la espada que la amenaza y pillando desprevenido a su atacante, cuyo arma cae al suelo.Antes de que éste pueda reaccionar, la chica ha sacado un cuchillo largo de su cinturón y amenaza a la figura que hay frente a él. Al parecer, la chica no es tan débil como pensaba.

-Te lo repito. No he venido a matarte.

-¿Qué te hace pensar que voy a confiar en ti?

-No vas a matarme.

-Pruébame, soy una caja de sorpresas.

-Podría haberte matado en un primer momento. Necesito aliados, Roxanne. Mi ayuda podría veniros bien.

-Gareth y yo vamos solos. No necesitamos aliados.

-Eso no es lo que dijo tu compañero en la sala de entrenamientos.

-Necesitábamos una mente clara, a alguien bueno en el combate cuerpo a cuerpo y a alguien con buena puntería. Sólo nos falta ese último, y tú no eres ese alguien.

-Tus palabras e hieren, Roxanne. Por favor, me gustaría que confiaras en mí.

-No lo haré.

-Entonces no me dejas otra opción.

El atacante sujeta con fuerza el cuchillo de la chica, sin importar el profundo corte que éste puede causarle. Roxanne abre mucho los ojos cuando una segunda espada le atraviesa el cuerpo a la altura del estómago.

El cañonazo no tarda en sonar, y el asesino de la chica saca el arma del cuerpo, dejando que éste caiga al suelo con un golpe sordo. A continuación, se acerca al árbol en el que Roxanne se encontraba. Una capucha oculta su rostro, con lo que soy incapaz de descubrir quién es. Se agacha para observar el dibujo que Roxanne ha trazado en la arena y ríe con una risa enfermiza.

Reconozco esa risa.

-Así que, lo has descubierto, ¿no?

Las cámaras enfocan el dibujo de Roxanne. Es un círculo con la Cornucopia junto al borde. El resto del círculo está marcado por una profunda espiral.

-¡Roxanne! - los gritos de Gareth llegan hasta el lugar y el asesino de la chica vuelve a reír.

Es la risa que aparece en todas mis pesadillas.

-El muro es una espiral – susurra mientras deja que la oscuridad del bosque lo engulla.

Es la risa de mi hermano.

En ese momento, Gareth llega al lugar y busca con desesperación a su compañera, susurrando su nombre. Se lanza hacia su cuerpo en cuanto lo descubre, y lo levanta como puede del suelo.

-No, Roxanne. ¡NO!

El grito del chico está lleno de dolor, de angustia y sufrimiento. Entierra su rostro en el pelo de la joven y comienza a sollozar. Pasan varios segundos así. ¿Cómo pueden ser capaces de grabar el dolor de una persona y retransmitirlo? ¿Cómo puede entenderse esto como entretenimiento?

El chico levanta la cara hacia el cielo. Su rostro brilla por las lágrimas, que no dejan de emanar de sus ojos.

-Te odio – susurra con los dientes fuertemente apretados - ¡Te odio! ¡Me prometiste que la cuidarías! ¡Me lo prometiste!

Pierde el control por completo, sin importarle que alguien lo descubra. Supongo que es lo que ocurre cuando aprecias a alguien y ni puedes salvarle. No tengo la menor duda de que sus palabras van dirigidas a Finnick Odair.

-Saldré de aquí y te mataré. ¡Lo juro! ¡A ti y a todos...!

No llego a saber a quién piensa a matar, porque el Capitolio decide no emitir esa parte, aunque ya ha dejado bastante claro que no siente ningún aprecio hacia su mentor. Unos minutos después, la pantallaoscura vuelve a cobrar vida. Madge despelleja a un conejo. Al parecer, se ha tomado en serio lo de aprender a cazar. En ese momento, Rory aparece junto a ella y se siente suspirando.

-¿Qué tal el reconociento?

-Los del cuatro están cerca. Aunque algo me dice que no volveremos a verlos hasta el final.

En ese momento, Madge deja que el conejo caiga al suelo y contempla horrorizada la mano de mi hermano.

-Rory, ¿pero qué...?

-Le he hecho un favor al chico. Le he quitado el peso que lo estaba refrenando. Así avanzará más rápido y no nos o encontraremos.

-Rory no puedes matar así como así a la gente.

-Querida Madge. Si no matamos así porque así, no saldremos jamás.

-Pero...

-Y he descubierto algo importante. - comenta mi hermano atajándola – No hay puntos ciegos. El muro es una continua espiral que nos unirá a todos en el centro.




Al parecer, Gareth ya ha soltado todo lo que tenía que decir, porque cuando las cámaras lo enfocan no está gritando, sino que llora silenciosamente.

Está recogiendo las cosas, preparándose para ponerse en camino sin su compañera, cuyo cuerpo ya ha desaparecido.

-Rox, eres increíble – susurra, agachándose junto al dibujo que hay grabado en el suelo, y las cámaras captan una leve sonrisa – Un momento, - se pone en pie y se aleja un par de metros. Con la mirada sigue una serie de marcas que hay en el suelo - ¿Pisadas? Y... - aparta el matorral junto al que murió su compañera y entonces lo ve.

Él, yo, y todo Panem. Grabada en la arena, con suficiente claridad, está la silueta de un arma: una espada con la hoja curva.

-Una espada gancho. Pero, ¿quién?

Abre mucho los ojos y sigue las huellas marcadas en el suelo arenoso por mi hermano.

-Así que vienes por detrás. Está bien. - Gareth saca la espada de su cinturón y se enfrenta a la oscuridad del bosque, gritando a todo pulmón - ¡Os mataré a todos empezando por ti, Rory Hawthorne!