domingo, 24 de febrero de 2013

Capítulo 9. ¿Posibles alianzas?

Hola de nuevo :)
Lo he escrito lo antes posible. La verdad es que no es muy largo y no me convence del todo pero no he podido hacerlo mejor. Estas semanas están siendo bastante duras y tengo una crisis artística que apenas me deja dormir. Siempre pienso sobre como seguir mis historias por la noche, antes de dormir y últimamente mi cabeza se queda en blanco. Por eso no sé si este fin de semana, que es puente en mi comunidad (Andalucía) y se supone que tengo más tiempo libre para pensar y escribir, podré subir el capítulo 10.
Otra cosa que quería deciros, estoy escribiendo un Fanfic sobre Josh Hutcherson que podéis ver aquí. Si os interesa me gustaría que os pasarais. Por último, quería pediros vuestra ayuda. Muchas veces, cuando necesito escribir me inspiro escuchando canciones. Hasta lo que llevo de historia siempre me ha inspirado el disco nuevo de Taylor Swift (RED), pero últimamente su efecto ha disminuido. Ahora escucha la banda sonora de la primer parte de Amanecer, pero seguramente pase lo mismo que con RED. Por esto, me gustaría que me aconsejarais canciones que os inspiren y que tal vez puedan inspirarme a mí también. No me enrollo más, aquí tenéis el capítulo 9, que lo disfrutéis.


Cuando bajo del ascensor me encuentro mareado. Me extraña ya que ayer estuve en el mismo ascensor y no acabé así. Tal vez no debería de haber comido tanto para desayunar. Tras superar un poco mi visión doble y estas grandes ganas de vomitar miro al frente y mis ojos se abren. Nos encontramos en una sala enorme. Todos los tributos están ya aquí, formando un coro alrededor de una mujer del Capitolio. Pero es lo que encuentro en la sala lo que verdaderamente me llama la atención. En todas las paredes hay armas, dianas, redes para escalar… y en el centro hay numerosas pruebas y puestos de entrenamiento. Las palabras que Haymitch nos había dicho esta mañana resuenan en mi cabeza.
-No les demostréis vuestras habilidades. Es mejor que los tributos las descubran en la arena. Además, los vigilantes os estarán viendo. No impresiona lo mismo que te vean hacer lo mismo en el entrenamiento y en la sesión privada a que no hagas nada en el entrenamiento y  los sorprendas con una gran actuación cuando llegue la hora. Practicar cosas no tan impresionantes, por ejemplo cómo hacer una fogata, trampas, escalada.
Katniss se sitúa a mi lado. Notar tantas armas y enemigos en la misma sala hace que su cuerpo se tense y se ponga en posición de alerta. Verla así me recuerda mucho nuestras mañanas en el bosque y me hace que esa pregunta que me hice en la Cosecha vuelva a mi cabeza. ¿Qué siento por ella?
La chica del Capitolio nos hace una señal para que nos acerquemos al grupo. Después, comienzan a explicarnos las normas del entrenamiento.  Yo no presto atención, no creo que sentarse y contemplar las estrategias de los demás tributos esté prohibido. A mi lado Katniss frunce el ceño. Más allá puedo ver a los tributos del Distrito 6. La chica, de la que no recuerdo el nombre, me mira y, al ver que yo a ella también, me sonríe y me saluda con la mano. No sé a qué viene esa actitud, así que no le devuelvo el saludo. Más allá veo al niño pequeño con el pelo rizado. En su traje tiene un 4 dibujado. Me sorprende que no se haya presentado alguien mayor que él como voluntario, ya que los del Distrito 4 son profesionales. Sigo mi trayectoria. Los tributos del 11 me llaman mucho la atención. Ambos tienen la tez oscura pero él es mucho mayor y parece muy fuerte. No me gustaría luchar contra él. Ella es todo lo contrario. De nuevo verla hace que recuerde a Prim, ya que seguramente sean de la misma edad.
De repente, los tributos comienzan a moverse y se dirigen a distintas estaciones. Katniss y yo nos quedamos inmóviles, aunque no somos los únicos. Los tributos del 6 se quedan en su sitio y hablan entre ellos. Pero también hay cuatro figuras más. Cuando levanto la vista veo que tres de ellos están hablando, pero uno de ellos no. Ella está mirándome fijamente. Su mirada me influye temor. No sé por qué, pero me intimida y me pone nervioso; así que me doy la vuelta para mirar a Katniss.
-¿Y bien? ¿Qué hacemos? – Katniss no me mira, está mirando a los profesionales.
-Ella te está mirando – me dice. Pero sigue sin mirarme.
Entonces veo como el cuerpo de Katniss se vuelve a poner tenso al mismo tiempo que noto como los profesionales se acercan a nosotros. Pero no ella, no la chica del Distrito 2.
-Hola chicos del doce – retiro la mirada de Katniss y veo a tres chicos frente a nosotros.
Uno de ellos, el que ha hablado, es el del Distrito 2. Es alto y rubio, bastante musculoso. No me había fijado mucho en él antes pero no creo que sea mucho mayor que yo y, aunque parezca extraño, no me infunde temor en absoluto, al contrario que su compañera. Los otros dos son los chicos del Distrito 1, los dos son bastante grandes, ella es rubia pero el pelo de él es más oscuro. No es muy difícil saber cada año quienes son los profesionales y quiénes no. La expresión y facciones de la cara, su preparación muscular, sus aires de superioridad. Además todos se parecen a los tributos de los juegos anteriores. Todos los habitantes del mismo distrito se parecen mucho entre sí. Al igual que los del Distrito 12 tenemos la piel aceitunada y el pelo oscuro, los tributos de los Distritos 1 y 2 también tienen mucho en común.
-Hola – consigo decir al final ya que me he dado cuenta de que ni Katniss ni yo habíamos respondido.
-Yo soy Cato – dice el chico del dos – y ellos son Marvel y Glimmer – el chico del uno me mira serio y saluda con la mano, la chica me dedica una sonrisa maliciosa.
-Yo soy Gale – cuando hablo me dirijo al chico del dos – y esta… - miro a Katniss esperando a que diga algo, ha dejado de mirar a la chica del dos y ahora mira a Cato. Como parece que no presta atención le doy un golpe en el hombro. Lo que hace que se sobresalte.
-¿Qué? – me mira interrogativa y con desconfianza.
-Ella es Katniss – consigo decir finalmente, ya que noto que ella no va a poner de su parte y no quiero tener problemas con los profesionales el primer día.
-Eh, chicos. ¿Entrenamos o qué?  - entonces una cuarta persona se une a los profesionales. La miro a los ojos, unos ojos oscuros y grandes. El pelo lo lleva recogido como en la foto que vi el día de la Cosecha. No es muy alta, no parece fuerte, pero es su expresión la que, para mí, resulta terrorífica.
-Claro – le contesta Cato, su compañero – Clove, estos son Gale y Katniss. Chicos, esta es Clove, mi compañera de distrito.
Clove no nos saluda, su mirada sigue fija en mí. Se hace un silencio muy incómodo que finalmente rompe Marvel, el chico del dos.
-¿Os gustaría entrenar con nosotros? – miro a Katniss y esta frunce el ceño y me mira. Por suerte hemos tenido esta conversación antes y sé cuál es su opinión.
-No. Preferimos entrenar nosotros solos.
-¿Por qué? ¿Tenéis miedo de nosotros? – Cato levanta la comisura de su labio, formando una mueca.
-Ya hemos dicho que no – las palabras de Katniss son tajantes. Oírla hablarles así a los profesionales hace que el pelo se me erice. No les tengo miedo, pero no creo que esa sea la mejor forma de contestar a unos chicos que llevan entrenándose para matar desde que nacieron.
-¡Oh, vamos! Creo que no os vendría mal practicar con alguien que ya tenga experiencia, ¿no creéis? – ahora es Glimmer la que trata de convencernos.
-Creo que su negación es más que evidente. ¿Por qué no los dejamos en paz? – Clove sigue mirándome pero finalmente se da la vuelta y se dirige a las diferentes zonas de entrenamiento.
-Creo que tu compañera tiene razón, ¿por qué no os vais a entrenar ya y los dejáis tranquilos?
La voz proviene detrás de nosotros, así que Katniss y yo nos giramos al instante. Allí están los chicos del seis, de los cuales no recuerdo los nombres.
-Cassandra y Will, aunque prefiero que me llaméis Cassy – Cassandra me aclara mi duda que supongo que podía leerse en la expresión de mi cara, cosa que le agradezco.
-Ya nos lo contaréis en la arena- comenta Glimmer y después Cato y Marvel se unen a su risa antes de seguir a Clove.
-Creo que nos debéis una. Pueden ser bastante testarudos cuando quieren – nos dice Cassandra.
-¿Ya os han preguntado lo mismo a vosotros? – le pregunta Katniss.
-No, – Will, que normalmente es bastante callado se une a la conversación – pero sabemos que los profesionales siempre intentan salirse con la suya. Aún no se han dado por vencidos – añade mientras los sigue con la mirada – volverán a intentar convenceros.
-Nuestros padres son tributos ganadores del Distrito 6 – dice Cassandra – Nos han dado consejos, uno de ellos fue que si los profesionales querían algo de nosotros no pararían hasta conseguirlo, pero por suerte no han querido nada de nosotros. Creemos que es mejor no tener tratos con ellos.
-¿Y qué tenemos nosotros que pueda interesarles? – pregunta Katniss, esa era una pregunta que llevaba bastante haciéndome.
-Sólo ellos lo saben, pero debe ser bastante asombroso para que os quieran como aliados – me responde Will.
-¿Sois hermanos? – Katniss abre mucho los ojos y entonces me quedo petrificado.
Sus padres son vencedores. Son hermanos. Uno tendrá que ver como el otro muere y puede que sus padres pierdan a sus dos hijos en el mismo lugar en el que ellos estuvieron a punto de morir. El momento de tensión se rompe cuando ambos chicos se miran y se ríen.
-No, no somos hermanos – consigue decir Cassy. – En nuestro distrito a bastantes ganadores.
-Nuestro mentor es el padre de Cassy. – Miro a la chica y veo como un rayo de tristeza cruza sus ojos y la sonrisa que tenía en la cara desaparece.
-¿Y sois amigos? – pregunta Katniss – ¿Os conocíais de antes?
Will asiente y pierde también su sonrisa. La conversación se vuelve más incómoda por momentos así que le dirijo una mirada angustiada a Katniss. Ella me comprende y comienza una evasiva.
-Bueno chicos, gracias por la ayuda. Vamos a entrenar.
Nos damos la vuelta y comenzamos a caminar.
-No me gusta – me dice – son demasiado simpáticos, no quiero encariñarme con ellos pero va a ser difícil que eso no ocurra si siguen hablando con nosotros.
-Lo sé. Por un momento he pensado que eran hermanos. – comento mientras recuerdo lo asustado que me había sentido por un momento, aunque no creo que eso debiera de importarme.
-Yo también. ¿Qué prefieres hacer primero? – Katniss se detiene para mirarme.
-Aprender a encender fuego, es de lo que menos experiencia tengo. Aunque también deberíamos ver las plantas, saber cuáles son comestibles. Además, esto puede ser una idea sobre a qué terreno vamos, ¿no crees?
Katniss asiente a mi lado y nos dirigimos a una zona en la que un chico del Capitolio nos da instrucciones sobre cómo encender una hoguera.
Mientras Katniss enciende la suya le echo un vistazo a los tributos. Unos escalan por una red, otros están en el puesto de camuflaje y otros intentan un combate cuerpo a cuerpo, pero la mayoría son bastante inútiles. Reconozco a Cassandra y a Will hablando frente al puesto de trampas. Después busco a los profesionales. La primera a la que localizo es a Glimmer. Nada más verla me quedo boquiabierto. Tiene un gran arco plateado en la mano y dispara a unas siluetas, no parece muy buena ya que apenas acierta en el objetivo. Me imagino una competición entre ella y Katniss y me doy cuenta de que posiblemente pueda verlas enfrentarse en la arena, Katniss sería la ganadora, sin dudarlo. Al segundo que encuentro es a Cato, éste blande una espada que no parece para nada ligera y lucha contra numerosas estatuas. En combate impone bastante y me percato de que va a ser más peligroso de lo que me imaginaba. En el puesto de lanzas puedo ver a Marvel. Su puntería es mucho mejor que la de su compañera. No me gusta que los dos del Distrito 1 puedan matarme a distancia, sin combate cuerpo a cuerpo. Pero sin lugar a dudas, Clove es la que más me asombra. Cuando la localizo la veo de espaldas. Lleva varios cuchillos en la mano y rápidamente se da la vuelta y lanza el cuchillo a una diana cuya forma es la de una persona. El cuchillo se clava directamente donde se encontraría el corazón. Contra eso no tengo ninguna posibilidad.
Vuelvo a concentrarme en las hogueras, aunque he perdido todo interés. Si quiero vencer a esos chicos, no creo que lo haga con fuego.
Cuando ya nos cansamos nos dirigimos al puesto de las plantas.
-Hola chicos, - Katniss y yo nos damos la vuelta al oír de nuevo las voces de Cassy y Will a nuestras espaldas  - ¿cómo os llamabais?
Katniss y yo nos quedamos en silencio, un silencio que finalmente rompo yo.
-Gale y Katniss.
-¿Os gustaría que nos aliáramos?

sábado, 2 de febrero de 2013

Capítulo 8. Reencuentro más que inesperado


Lo siento. Lo he subido todo lo antes que he podido pero estoy muy ocupada. No sé cuando subiré el siguiente pero en fin, aquí esta el octavo capítulo. Como siempre gracias por leerlo y espero que os guste.

No sólo la conozco. Hay más. Por mi culpa y por la culpa de Katniss esa chica está ahí. Nosotros tuvimos la oportunidad de salvarla y no lo hicimos.
Nos encontrábamos en el bosque, en lo alto de la colina donde comíamos habitualmente, cuando los vimos. Dos chicos corrían todo lo rápido que le permitían sus piernas. Recuerdo preguntarme a mí mismo qué hacían. ¿Huir? Nadie entraba en el bosque por miedo a los animales salvajes. Pero esos chicos no corrían en dirección al Distrito 12, sino justo en la dirección opuesta. Me percaté de que no eran de nuestro distrito. Ella era pelirroja. Nadie en el doce era así. Todos éramos castaños o, al menos, la mayoría. La hermana de Katniss y su madre, junto a otras personas, tenían el pelo de un tono claro. Katniss y yo seguíamos inmóviles cuando mi mirada y la de la chica se encontraban. En sus ojos se podía ver desesperación. Y justo cuando la boca de la chica se movía, articulando alguna palabra, un sonido ensordecedor invadió el silencio del bosque, impidiendo que oyese las palabras de la chica pelirroja. En el cielo apareció un aerodeslizador, la chica seguía llamándonos cuando una lanza atravesó el cuerpo de su compañero. Katniss y yo no nos escondíamos, éramos incapaces de mover un músculo y solo podíamos permanecer allí, intactos. Sin escondernos. Sin ayudar a la chica y a su compañero. Una gran red calló sobre la chica. Ésta se retorcía, intentando aferrarse al cuerpo de su compañero. Un brazo de hierro bajó desde el aerodeslizador y se llevó al chico. La chica nos miraba y gritaba hasta que, finalmente, la red ascendió y desapareció junto a la chica. Katniss y yo seguíamos son movernos. El aerodeslizador permaneció allí, quieto, al igual que nosotros. Me percaté de que podía vernos sin dificultad y, despacio, muy despacio, cogí la mano de Katniss y lentamente nos escondimos tras unos matorrales. Pareció que pasaban siglos hasta que finalmente la nave ascendía y desaparecía de nuestra vista. Cuando llegué a casa, temblando, me abracé a mi madre aun con esos ojos desesperados en mi cabeza.
Ahora volvía a tenerlos delante. Sin embargo no reflejaban desesperación, sino sorpresa.
-Eso es imposible, Katniss, ¿cómo vas a conocer a un avox? – pregunta Effie con una voz algo nerviosa.
Avox. Miré su boca, esos labios encorvados hacia a dentro. Sí, a esa chica la habían convertido en avox, le habían cortado la lengua y la habían obligado a servir al Capitolio. Sólo de pensarlo se me hizo un nudo en el estómago, más aún sabiendo que yo podría haber evitado esa injusticia.
Por otro lado, conocer a esta chica suponían un peligro. Conocer a una traidora que no había estado nunca en el distrito 12 era imposible, a no ser que nos hubiéramos conocido en el bosque, como había pasado en verdad. Miré a Katniss y ésta me miró. Le hice un gesto con los ojos casi imperceptible y entonces lo entendió. Nos podían descubrir, y con nosotros a nuestras familias.
-Cierto, no la conozco. Me ha recordado a alguien del Distrito 12. Lo siento.
Tras el momento incómodo, Effie y los demás continúan su conversación sobre el desfile. Pero esta vez ni Katniss ni yo participamos en ella. Nuestras miradas van desde nosotros a la chica que se sitúa a un lado de la mesa, de pie, esperando alguna orden de los presentes en la mesa.
La cena se acaba y nos vamos a nuestras habitaciones. Katniss y yo no podemos hablar. No sólo porque no tengamos privacidad, también porque  sería demasiado sospechoso. Cada vez estoy más seguro de que graban y analizan cada uno de nuestros movimientos y temo que las consecuencias de nuestros actos las paguen nuestras familias. Justo cuando estoy en la puerta para entrar en mi habitación aparece Haymitch.
-Gale- dice mientras se acerca por el pasillo. Va borracho y con su copa en la mano como siempre. Ya no me sorprende verlo en este estado ya que estoy empezando a acostumbrarme – mañana tú y Katniss tenéis…
Entonces deja de hablar y se queda mirando el suelo. Se balancea hacia adelante y hacia atrás y parece ausente.
-Haymitch – no me escucha así que me acerco a su oído - ¡HAYMITCH! – se lleva la mano al oído y la copa cae al suelo, llenándonos a ambos de licor. Esta es la gota que colma el vaso – Se acabó. ¿Eres nuestro mentor? Pues no lo parece. Katniss y yo queremos volver a casa y tú eres el único que puede ayudarnos, pero si estás ausente todo el tiempo es imposible que puedas hacer nada.  – me giro y veo a Effie y a Katniss en el pasillo. Creo que he gritado bastante.
Haymitch se da la vuelta y se encierra en su habitación. Effie también se va y nos quedamos Katniss y yo solos en el pasillo.
-Creo que yo tenía más ganas de gritarle que tú – me dice con una sonrisa cómplice.
-¿Con eso quieres decir que no debería haberle gritado?
-No. Quiero decir que me hubiera gustado haber sido yo quien se descargara con él – se acerca hasta mí y se apoya en la pared – Aunque por otra parte te lo agradezco. Tal vez que le grites tú sea mejor a que lo haga yo.
Me apoyo en la pared junto a ella.
-Tal vez no debería haberlo hecho. Creo que tiene sus razones para estar siempre ebrio.
-¿En serio? – me mira con los ojos muy abiertos.
-Imagínate. Un año tras otro. Cuidando de dos chicos. Quieras o no les vas a coger cariño y, finalmente, mueren. Así durante… - me quedo pensativo - ¿25 años?
Katniss retira mi mirada de la mía y la dirige al suelo.
-¿Ya das por seguro que no vamos a volver a casa?- su tono de voz no es de preocupación, ni de tristeza, ni de molestia. Simplemente es neutro.
-Katniss, ¿crees que tenemos alguna posibilidad de que alguno vuelva? Somos veinticuatro y sólo uno puede regresar. Si todos estuviéramos en igualdad de condiciones tal vez habría una posibilidad. Pero también tenemos que contar con los profesionales. Tal vez podríamos matar a uno, o a dos. Pero no a todos. Y no son solo los de los distritos uno, dos y cuatro. Siempre hay alguno fuerte en los demás distritos que se alía con ellos. Katniss no soy negativo, solo intento prepararme para lo que verdaderamente puede pasar.
-Ya, lo entiendo. ¿Quieres que nos aliemos? En el tren dije que no pero comienzo a creer que estoy equivocada. – me mira e intenta sonreírme.
-Me sentiría mucho más a salvo teniéndote a ti a mi lado. – con este comentario consigo sacarle una sonrisa.
Nos quedamos allí, en silencio. Hasta que recuerdo que Haymitch intentaba decirme algo cuando vino a buscarme.
-Katniss en seguida vengo.
Su habitación está al lado. No sé si llamar ya que en su estado lo más seguro es que esté durmiendo. Así que sólo lo hago cuando escucho unos ruidos al otro lado de la puerta. No obtengo respuesta así que entro sin permiso. Lo primero que veo que sorprende. Haymitch está en la puerta del baño, cogiendo unas botellas del suelo. Levanta la vista para ver quien ha entrado y cuando ve que soy yo vuelve a bajar la cabeza. Cuando ha conseguido coger las botellas sin que se le caiga ninguna entra en el baño y yo lo sigo para saber qué hace. Me quedo con la boca abierta. El suelo del baño está lleno de botellas vacía porque Haymitch ha vaciado su contenido por el lavabo. O eso es lo que está haciendo con las que acaba de coger. Se le caen varias al suelo pero no se rompen así que me acerco y las recojo. Intento ayudarle pero me las quita de golpe.
-Esto es algo que tengo que hacer yo. – su voz es muy ronca.
-¿Por qué Haymitch? ¿Por qué estás haciendo esto?
De repente deja de hacer su labor y me mira a los ojos.
-Es lo que quieres que haga, ¿no?
-Lo que quiero es que cuando tengas que ayudarnos estés sobrio. Y ahora te necesitamos. Tampoco te obligo a que vacíes todas tus botellas, pero sí que dejes de beber durante un tiempo.
-Eso es lo que intento hacer. La tiro para intentar superar mi adicción. Aunque sé que volveré a caer en cuanto terminen los juegos.
Me imagino a Haymitch en su casa, en la Aldea de los Vencedores, cuando Katniss y yo hayamos muerto, y siento un gran nudo en el estómago. Me gustaría que alguno ganase, aunque sólo fuese para impedir que Haymitch vuelva a caer en su adicción.
Haymitch deja de mirarme y sigue vaciando botellas. Me doy cuenta de que es mejor dejarlo solo.
-¿Qué me estabas diciendo antes? ¿Qué pasa con Katniss y yo mañana?
-Tenéis entrenamiento – dice casi sin inmutarse.
-Vale. Nos vemos mañana Haymitch. Descansa.
Él emite un extraño gruñido y yo salgo de la habitación. Puede que sea una de las personas más odiables del mundo, pero tiene sus razones. Él no tiene la culpa de haber salido elegido en la Cosecha, ni de haber ganado los juegos. No conozco mucho la historia de este hombre, pero algo me dice que ha estado más llena de baches de lo que jamás estará la mía. Quiero ayudarle, aunque no sé cómo, al igual que él nos va a ayudar a mí y a Katniss. Algo en mi interior me dice que nos va a ayudar, que con él tenemos una oportunidad. Y su fuerza para intentar alejar de él aquello que más desea me lo ha demostrado.
Katniss está en el suelo sentada así que me siento a su lado.
-¿Y bien?
-Está tirando todo el licor que tiene – veo como los ojos de Katniss se agrandan – y dice que va a mantenerse sobrio al menos hasta que terminen los juegos.
Katniss no dice nada, pero no deja de mirarme. Me pone nervioso que lo haga. Siempre me ha puesto nervioso que ella me mirase.
-He visto como mirabas a la chica del dos.
Me atraganto con mi propia saliva y comienzo a toser. Ella me da palmadas en la espalda hasta que al fin puedo volver a respirar con tranquilidad. No sé qué decirle, ¿cómo miro yo a esa chica? Simplemente hay algo en ella que me llama la atención pero no es el físico. Inmediatamente en mi cabeza puedo volver a ver esos ojos. Cuando nos miramos había algo en su mirada que no sabía cómo explicar.
-¿No me respondes? – me sorprendo al escuchar la voz de Katniss. Por un momento me había olvidado de que estábamos en el pasillo.
-No sé a qué te refieres. La he mirado, como he mirado a todos los tributos. – intento esquivar el tema. Sí, había algo que me llamaba la atención en especial de esa chica, pero no quiero que Katniss lo sepa. No quiero que se imagine cosas erróneas.
-Gale, te has quedado un montón de rato mirándola. Hasta que no han llegado los tributos del seis no has dejado de mirarla. Si es una estrategia para aliarte con los profesionales deberías de decírmelo si tú y yo vamos a ser aliados.
-La verdad es que no había pensado en eso. Hay algo en ella que me llama la atención. No sé lo que es. ¿Quieres intentar aliarte con ellos?
-No – su respuesta es rápida y sin dudas.
-Yo tampoco.
-Los del doce hemos estado siempre creyendo que… - le pongo una mano en la boca para que no siga hablando y ella abre mucho los ojos. Me acerco a su oído.
-Katniss ten cuidado. Aunque estemos condenados nuestras familias aún tienen una oportunidad de sobrevivir. No hagas que paguen por nuestros errores. – ella asiente y quito mi mano. Por los pelos.
Volvemos a mirar hacia la pared y ella apoya su cabeza en mi hombro.
-A veces olvido dónde estamos.
-Ojalá pudiera olvidarlo yo también. Tal vez así podría dormir algo – le digo bostezando.
-Tal vez deberíamos ir a dormir.
-No. No, por favor. Quiero quedarme aquí. Tal vez no vayamos a estar así nunca más – en cuanto pronuncio mis palabras me arrepiento.
-Esto es horrible. Nuestras familias nos necesitan. Pedirán teselas. Vendrán a los juegos. No puedo imaginarme a Prim en los juegos. – noto como su voz está a punto de romperse.
Una sombra llama nuestra atención y ambos nos giramos hacia un lado del pasillo. La visión me produce un escalofrío. En la entrada del pasillo acaba de aparecer la chica pelirroja. Katniss y yo dejamos de hablar y nos ponemos en pie.
-Katniss mañana tenemos entrenamiento. – ella asiente pero sin dejar de mirar a la chica.
-Lo siento. Si te he causado algún problema me gustaría pedirte perdón. – la chica niega con la cabeza y señala con un dedo la puerta de la habitación de Katniss.
Mi compañera avanza hacia su habitación y me saluda con la mano a modo de despedida. La avox y yo nos quedamos solos en el pasillo. Sé que tengo que decirle algo, lo que sea. Pero las palabras no salen de mi boca. Ella se limita a señalar mi habitación. Me giro y abro la puerta pero en el último segundo me armo de valor y me giro para decirle un ‘lo siento’ sordo ya que mis palabras no salen de mi garganta. Ella hace un gesto, intentando sonreír. Después entra en la habitación de Katniss y yo entro en la mía. Mañana es el entrenamiento y quiero tener algo de energía.