Siento no haber escrito más a menudo pero resulta que tengo que leerme dos libros estas navidades (La Celestina y uno en inglés) y hacer muchos deberes y voy fatal de tiempo. Además esta semana cada aparato electrónico que tocaba se volvía en mi contra y me ha sido imposible subir nada. En fin aquí está el sexto capítulo y, como siempre, espero que os guste.
Llevo toda la noche sin dormir. No he conseguido mantener
los ojos cerrados ni un solo minuto. Me estoy preguntando si habrá amanecido ya
cuando suenan unos golpes en la puerta.
-¿Gale? Effie quiere vernos dentro de un rato en el comedor.
Date prisa.
Me levanto corriendo de la cama y abro la puerta para
preguntarle a Katniss si ha recordado algo, pero al otro lado de la puerta solo
encuentro una gran ventana que muestra un soleado día. Cierro mis ojos
acostumbrados a la oscuridad, pero la intensidad de la luz es tal que estos
comienzan a llorar y tengo que cerrar la puerta. Hace un día precioso. Es el
típico día en el que cogería mi saco de trampas y me iría a cazar al bosque junto
a Katniss.
‘Ya no estamos en el Distrito 12’ me digo a mí mismo. ‘No
volverás a pisar el bosque nunca más’. Entro en la ducha y cierro la puerta de
un portazo. Hace solo veinticuatro horas que estoy bajo el control del
Capitolio y parece que haya estado años. ‘Porque has estado años, Gale. Desde
que naciste estás bajo su poder’ Entro en la ducha y me ducho con agua muy
fría, deseando que ésta sea capaz de llevarse todos esos pensamientos negativos
que pueblan mi mente.
Cuando salgo de la ducha me pongo unos pantalones oscuros y
una camisa blanca. Voy muy normal.
-Perfecto para ir al Capitolio – digo sonriendo
irónicamente.
Me voy al comedor y cuando llego ya están todos esperándome
para desayunar. Noto como Effie me mira de arriba abajo y arruga un poco la
nariz. Esto me hace sonreír ampliamente. Me sirvo mucha comida ya que he pasado
toda la noche en vela y tengo mucha hambre. Mientras comemos algo me llama la
atención en Katniss.
-Esa es la insignia que llevaba Madge.
Ella se queda mirándome. Después baja la mirada hacia la
insignia y vuelve a mirarme.
-Sí. Me la dio cuando vino a despedirse de mí.
-¿Quién más se despidió de ti? – la verdad es que esa pregunta
lleva dobles intenciones.
-Mi madre y mi hermana. ¿Y a ti?
-Mis hermanos, mi madre, Madge – veo como abre mucho los
ojos. Me detengo un momento ya que no sé si seguir. Decido hacerlo. – y Peeta.
-¿Peeta? - su cara
solo muestra extrañeza. O no sabía que Peeta me visitaría o lo sabía y ahora es
muy buena actriz.
-Sí. Peeta Mellark, el hijo del panadero.
-Sé quien es Peeta. Pero lo que no sabía es que te llevaras
bien con él.
-Lo mismo puedo decirte. – y entonces esa espina de
curiosidad que lleva atormentándome desde la despedida de Peeta vuelve a hacerse recordar. Peeta Mellark y
Katniss tienen algo. Sino, ¿por qué me pediría Peeta ese favor?
-¿Qué quieres decir?
-¿Yo? Nada. ¿Qué crees que quiero decir?
-Gale, - me mira fijamente a los ojos- ¿qué estás
insinuando?
-Yo no insinúo nada – sin darme cuenta los dos hemos acabado
de pie y hablamos muy alto. – Solo que podrías haberme contado cosas que no me
has contado.
-¿Qué? – su expresión es de una extrañeza extrema - ¿Qué es
lo que no te he contado? Gale, eres mi mejor amigo. Te lo he contado todo
hasta... – se calla y se sienta.
-¿Hasta? Termina la frase Katniss – aunque no lo crea esto
me está haciendo más daño a mí que a ella. Sé que deberíamos hablar esto en
privado, ya que Effie y Haymitch nos miran boquiabiertos. Pero el de anoche fue
nuestro último momento a solas.
-No sé, Gale. Tal vez hasta que ambos salimos elegidos para
matarnos el uno a otro y me di cuenta de que sólo uno volverá a casa. Y como
sabrás, yo tengo familia.
-Yo también la tengo Katniss. Y no me cambies de tema.
-Por favor Gale – mi nombre no llega a pronunciarlo sino que
lo resopla, cansada - ¿De qué estábamos hablando?
-¿Peeta Mellark te visitó? – directo. Cuanto antes terminé
esta absurda conversación mejor.
-No – lo dice completamente seria y por un momento llego a
creerla. – Yo no me llevo tan bien con él como parece que te llevas tú. – abro
la boca para responder pero ella me interrumpe. – Y dime, ¿qué tiene que ver
Peeta?
-Nada, vamos a dejarlo mejor.
Entonces Haymitch comienza a reírse muy fuerte. Effie pega
un saltito y carraspea para llamar su atención, pero él no le hace caso y sigue
riendo.
-¿Qué tiene tanta gracia?
-¿Tú que crees, preciosa? – Katniss y yo nos miramos
sorprendidos. Esperamos a que recupere el aliento y volvemos a mirarlo. – Oh,
vamos. Como si no lo supieseis. Este año los juegos van a ser muy entretenidos.
– y comienza a reírse de nuevo.
-Esto… Haymitch, ¿qué se supone que tenemos que saber? ¡Y
deja de reírte! ¿Qué es tan gracioso? – mi pregunta solo hace que se ría aún
más fuerte. Comienzan a caer lágrimas por su cara.
-¡NO TE RIAS HAYMITCH! Se supone que eres nuestro mentor,
tienes que ayudarnos no reírte de nosotros. – Katniss está roja de enfado.
-Vosotros dos, ¿sois amigos?
-Sí. – Decimos los dos al unísono – Se supone.
-¿Se supone? – Lo que Katniss acaba de decir me ha sentado
como una puñalada - ¿Qué ha cambiado entre nosotros?
-No lo sé, Gale. Pero tener amigos en la arena no nos
ayudará – esto lo dice con los ojos fijos en la mesa, sin mirarme.
-Tal vez podáis aliaros.
-¿Como los profesionales? – como siempre Katniss se adelanta
a mi pregunta.
-Sí. Podéis intentar llegar lo más lejos posible juntos y
después os separáis. Alguno conseguirá llegar al final.
-No. – Dice secamente Katniss – Si nos aliamos tenemos más
probabilidades de llegar juntos al final y no creo que seamos capaces de
matarnos el uno al otro. ¿No crees?
Asiento con la cabeza. Tal vez en el momento esté tan
desesperado por volver a casa que sea capaz de matar a mi mejor amiga, pero no
ahora mismo. Terminamos de comer en silencio mientras intento aclarar la
conversación tan rara que he tenido con Katniss. Sigo creyendo que entre ella y
Peeta hay algo, de eso es de lo único que estoy seguro. Pero parecía que ella
no tenía la menor idea de lo que hablaba antes. Aunque si no hubiera nada entre
ellos, ¿a qué venía esa promesa que Peeta pretendía que le hiciese?
-Ya hemos llegado – la voz cantarina de Effie hace que
regrese a la realidad.
Katniss y yo nos ponemos en pie y nos acercamos a las
ventanas. Pero no nos da tiempo a ver otra cosa que no sea el soleado día que
hace justo antes de que una gran persiana cierre las ventanas. Katniss y yo nos
echamos hacia atrás.
-¿Qué ha pasado? – sin darme cuenta he agarrado a Katniss y
la he abrazado, protegiéndola.
En el tren se ha hecho una oscuridad total y no sé donde se
encuentran ninguno de los dos adultos que nos acompañan.
-No lo sé – por primera vez desde que la conozco noto
preocupación en la voz de Effie, es una mujer que siempre lo tiene todo bajo
control y esto no entraba en sus planes.
De repente se encienden las luces y todos cerramos los ojos,
cegados. La luz no proviene de las ventanas, sino de las lámparas de araña que
hay sobre nuestras cabezas. Cuando
consigo adaptarme a la luz noto que Katniss ya se ha separado de mí y me mira a
los ojos.
-Tenemos que hablar- asiento con la cabeza a modo de
respuesta. Ahora mismo tenemos que hablar y me da igual lo que oiga el
Capitolio.
-Chicos, ya hemos llegado. Creo que deberíamos arreglarnos.
Pero tardaremos cinco minutos en poder salir del tren así que os dejaremos
solos un momento. – Effie le da un golpe a Haymitch que está medio dormido en
la silla y cuando éste se espabila los dos salen y nos dejan a solas.
-¿Qué ha sido es? – parece que no soy el único al que le da
igual lo que el Capitolio oiga.
-No lo sé, algo me dice que no quieren que veamos el
Capitolio… aún. – le guiño un ojo para que intente darse cuenta de que ese ‘aún’
también significa ‘tampoco’.
-Tal vez, pero parece ser que esto no lo han hecho años
antes ya que Effie se ha sobresaltado, ¿no crees?
-Sí, me he dado cuenta.
-Bien, ahora dos cosas. Gale, ¿quieres que seamos aliados? –
me pregunta temerosa, teme que la respuesta sea sí. La verdad es que yo tampoco
sé lo que quiero.
-No lo sé. Eres fuerte Catnip – llamarla así hace que me
sonría de nuevo como no hace mucho – y sé que juntos tendríamos muchas más
posibilidades de llegar lejos pero como bien has dicho antes, si llegamos juntos al final no creo que sea capaz de
matarte. Por eso creo que deberíamos decidirlo en la arena.
-¿Cómo? – de nuevo, cara de incertidumbre.
-Aún no sabemos como es la arena. Si al estar allí vemos que
vamos a necesitar la ayuda del otro pues me haces una señal y vamos juntos.
-Está bien. Y segundo, ¿qué era todo eso que me estabas
preguntando antes?
-Déjalo. Estoy un poco confundido con todo esto.- no voy a
contarle lo que hablé con Peeta, al menos no ahora.
La puerta se abre de golpe y aparece un agente de paz.
-Acompáñenme a la salida tributos.
Katniss y yo nos miramos de golpe. Este agente de paz es uno
de los que estuvieron a punto de descubrirnos anoche. Ambos asentimos con la
cabeza y vamos detrás de él. De repente Katniss me tira del brazo y pega su
boca a mi oído.
-Séneca Crane es el vigilante jefe de los juegos, me lo ha
dicho Effie. Por lo que tengo entendido, encima de él solo está el presidente
Snow. – al mencionar el nombre del presidente se me rizan los pelos de la nuca.
Cuando se separa tiene el ceño fruncido. Las órdenes de
Séneca deben de haber sido aprobadas por el presidente Snow, y eso ella lo
sabe. Volvemos a girarnos, el agente nos mira impaciente y continuamos nuestro
camino tras él. Caminamos por el pasillo y dejamos atrás nuestras habitaciones.
Cuando llegamos a una puerta nos empujan violentamente y nos meten en un coche
negro. Tiene los cristales tintados, pero no son los de fuera los que no pueden
vernos, sino nosotros.
Esta vez el viaje es más corto, además es Katniss la que se
sienta junto a Effie y, aunque aún sigo escuchándola desde mi lado, puedo
pensar con claridad sin que me altere su voz. Cuando llegamos vuelven a
sacarnos del coche con brusquedad y nos meten en un ascensor.
-Bienvenidos al Capitolio. A cada tributo se le ha asignado
una planta y como nosotros somos del Distrito 12 tenemos la última planta, así
que podemos acceder al tejado. – Comienza a explicarnos Effie mientras el
ascensor sube – Hoy es el desfile de los tributos así que cada uno debe ir a su
habitación. Allí estarán esperándoos vuestros equipos de preparación y vuestro
estilista. Os prepararán para presentaros ante todo Panem.
El ascensor se detiene y las puertas se abren, mostrándonos
el mejor alojamiento que jamás me haya imaginado. Los muebles son muy bonitos y
modernos. Me quedaría para investigar hasta el último rincón, pero Effie no
deja de gritar y decir que nos demos prisa, así que me dirijo a mi habitación.
Cuando entro me encuentro con tres caras mirándome.
Rápidamente salto hacia atrás y mis músculos se tensan. Después me relajo ya
que parece que no pretenden hacerme daño. Pero, ¿qué son estas criaturas?