miércoles, 31 de julio de 2013

FINAL PARA RECORDAR

¡Ya hay ganador! Antes que nada, GRACIAS POR PARTICIPAR. Como sabéis sólo puede haber un ganador, como en los juegos, y la ganadora es Clove Everdeen. No tengo mucho que decir, sólo que su historia me ha ENCANTADO (como todo lo que escribe). De su final sólo voy a decir una cosa. Hay momentos bastante incómodos para Gale que pueden incluso llegar a ser cómicos. Además de que ella le da a la historia un toque informal que te hace ver las cosas muy diferentes a como las veía yo y esa es la razón de haber elegido esta historia, haberme hecho ver las cosas de una forma distinta.

Bueno, hablo un poquito de ella. Esta chica es la autora de:
Va de libros
Aquí, Clovy (como me gusta llamarla) junta las mejores trilogías y sagas de nuestra generación, como Harry Potter, los Juegos del Hambre, Crepúsculo, Cazadores de Sombras, Narnia y todo lo que a ella se le pasa por la cabeza. La protagonista, como no, es Clove.

Bendita primavera...
Este blog lo comparte con una amiga suya y es uno de los blogs que tengo pendientes para leer. Va de la vida de dos chicas que se conocen en el instituto y se hacen muy buenas amigas. A partir de ahí comienzan a compartir muchos momentos.

Trágicos amantes... y vencedores del dos
Creo que el título lo dice todo, ¿no? Este puede que sea uno de los blogs que más me gusta. Estamos siempre viendo, de una manera o de otra, la vida en el Distrito 12, donde los protagonistas son Katniss, Peeta y Gale. Ella se imagina otros juegos y los narra desde el punto de vista de Clove. Gracias a este blog comencé a cogerle mucho cariño a este personaje que en un principio parece malvado. Es un blog que la escritora tiene un POQUITO abandonado, pero yo tengo plena esperanza en que subirá capítulo pronto -.-

Enemigos temporales
Este es un blog que comparten ella y otra bloggera que muchos conoceréis, Clara Odair, la escritora de Sigo apostando por ti. Este blog tiene muy poco escrito pero es ese tipo de blogs a los que te enganchas desde el primer momento y cuyos capítulos terminan de golpe, dejándote semanas preguntando qué pasará a continuación.

Eternidad de la noche
Sin lugar a dudas va a ser mi blog favorito. Y no lo digo como lectora, sino como escritora. ¿Qué pensáis cuando se habla de vampiros? Muchos pensaréis en Crepúsculo, otros en Drácula, otros en Cazadores de Sombras, y otros (como yo) en La Casa de la Noche. Este blog está dirigido por dos personas: Clovy y yo. Ha sido una de las mejores ideas que hemos tenido y, aunque nos costó bastante pensar en una trama, cuando conseguimos empezar a escribir, yo por lo menos, no pude parar. Lo cuento desde mi punto de vista. Es una historia que me encanta escribir ya que lo hago de un modo un poquito diferente. Pero no voy a enrollarme con lo que a mí me parece este blog, sino de su trama.
Por un lado está Nadia Night, N para los amigos. Una chica solitaria que ha iniciado un camino lleno de obstáculos que la conducirá hasta convertirse en vampira.
Por otro lado, está Elia Swan (¿os suena el apellido?). Es un chica que está cansada de que las de su sexo sólo sean valoradas por su aspecto físico. Por ello decide empezar a practicar un deporte, tiro con arco. Este deporte comienza a cambiarla y, gracias a él, conocerá a una persona muy importante.





El final lo iré subiendo en una nueva pestaña llamada "Final para recordar". Consta de varios capítulos, así que los iré subiendo los jueves y domingos (si no se me pasa algún día). Espero que lo leáis y os guste. Y...

¡¡ENHOABUENA CLOVE EVERDEEN!!

miércoles, 24 de julio de 2013

Epílogo

Hola de nuevo ^^ Aquí os traigo el epílogo. No subiré capítulo este viernes porque estaré muy liada con el concurso de los finales: leyendo, releyendo, comparando y volviendo a comparar. El ganador lo publicaré el miércoles 31 y el viernes de esa semana subiré el primer capítulo de la segunda parte de Recuerda que te... en este mismo blog. No espero que entendáis este final, porque es algo extraño; pero sí que participéis en el concurso POR FAVOR.  En fin, que lo disfrutéis. Hasta el miércoles ^^



El tren frena poco a poco. Me sitúo junto a la puerta, que se abrirá en cualquier momento. Respiro con fuerza, preparándome para afrontar todo lo que he temido que llegara. Las puertas se abren y cierro los ojos con fuerza por el resplandor, debería de haberme acostumbrado a la luz antes de haberme asomado. Poco a poco abro los ojos de nuevo y me encuentro con un sol naranja que se oculta tras las colinas y el bosque de los límites del Distrito 12. ¿Qué atrocidad les habrán hecho a los habitantes de nuestro distrito por nuestro delito? Pensar en nuestro delito hace que me acuerde de Katniss, lo que me provoca un profundo vacío en el pecho. ¿Qué voy a hacer sin ella aquí?

Me fijo en la multitud, donde me encuentro con rostros con todo tipo de expresiones: tristes, alegres, eufóricos, sorprendidos... Me detengo en esos ojos que no transmiten otra cosa que odio. Son los ojos de Peeta Mellark, que se encuentra apartado del resto de la multitud. Retiro mi mirada y me concentro en buscar las caras familiares que aparecían en mis sueños de estos últimos días, esas caras que me daban algo por lo que luchar y volver a casa. Pero no hay ninguna.

Haymitch me pone una mano en el hombro y avanza, pero lo retengo y me acerco hasta su oído.

-Haymitch, no encuentro a mi familia.

Haymitch echa un rápido vistazo a la multitud y después me dirige una mirada triste.

-Bienvenido a casa, ganador.

Odio esa palabra. Vuelvo a mirar a la multitud, pero sigo sin encontrarlos. Entonces deslizo mi mirada hacia mi antebrazo derecho y recorro con la punta de mis dedos unos finos contornos verdes.


‘Espero que estéis ahí’



viernes, 19 de julio de 2013

Capítulo 25 - Amenaza

Aquí está el último capítulo oficial. Aún así, esto no ha terminado. Quedan MUCHAS cosas. El miércoles se termina la primera parte de este blog: LOS JUEGOS. Pero va a haber más partes, tranquilos. Os va a costar mucho deshaceros de mí. También os pido POR FAVOR que me mandéis los finales. El ganador lo publicaré el viernes así que os queda una semanita para escribir y mandar. Espero que os guste este capítulo que creo que es el más largo que he escrito haSta ahora. UN SALUDO ^^



Sé que estoy despierto cuando comienzo a oír los gorgoteos de una máquina junto a mí.  Aún no abro los ojos, sino que intento localizar a ciegas dónde me encuentro. No se oye nada a mi alrededor, así que supongo que en la sala donde estoy no hay nadie salvo yo. Me pregunto cómo he llegado hasta aquí y entonces lo recuerdo, las imágenes aparecen en mi cabeza como si fuera una película. Yo, contemplando la arena y subiendo a un aerodeslizador, donde varios hombres me agarraron y una mujer me inyectó algo. Me quedé profundamente dormido. Había ganado los Juegos del Hambre, pero en ese momento no sabía cómo debían tratarme, estaba completamente desquiciado. Había contemplado la muerte de muchos chicos de mi edad o menores que yo y, por si eso fuera poco, sabía que el Capitolio quería matarme. Ahora sigo sin saber si todos los ganadores pasan por la sala en la que me encuentro o si es un trato 'especial' como tantos he recibido desde que salí elegido en la Cosecha. 

A ciegas, me dedico a investigar cuales son las zonas de mi cuerpo malheridas, comenzando por los pies. Siento una fina sábana sobre ellos, lo que quiere decir que mis piernas están en perfecto estado. Recuerdo haber visto a algún ganador que reapareció en una silla de ruedas tras ganar los juegos, pero al parecer mi pierna fracturada en el incendio, cuando uno de los árboles cayó sobre ella, no ha supuesto ningún reto para los médicos del Capitolio. Subo y realizo movimientos imperceptibles con la cadera, tampoco hay ninguna muestra de dolor ahí. Llego a los brazos, donde sí noto algo diferente. En el brazo izquierdo noto mi músculo tensado, supongo que tendré una venda en la horrible herida que me hizo el cuchillo de Clove en el baño de sangre. Clove. Abro los ojos de golpe, estoy en una sala enorme de paredes blancas en la que solo me encuentro yo, tumbado en una camilla y con una maquina al lado. Observo mis brazos, tengo tubos que me suministran un líquido transparente. Sin pensarlo dos veces me los quito, ignorando los pinchazos de dolor que esto supone. Tengo un nudo en el estómago debido al terror. Me levanto de la incómoda camilla y observo con desesperanza a un lado y a otro, en busca de una puerta, pero no hay ninguna en esta habitación. Corro hacia la pared, descalzo y con una bata blanca que oculta mi desnudez. Cierro mi mano en un puño y golpeo con fuerza el muro blanco, repitiendo mi acción varias veces.

Oigo un ruido detrás de mí y me giro para ver como una de las paredes ha desaparecido y un grupo de personas entra en la sala. Tres hombres de aspecto fuerte vienen directamente hacia mí y me agarran por los brazos. Yo me resisto he intento golpear a uno de ellos, pero me esquiva, con lo que solo golpeo al aire. Me llevan como pueden hasta la camilla, donde hay un hombre y una mujer esperándome. El hombre pulsa los botones de la máquina mientras la mujer llena una gran jeringa de un líquido azul claro. Los tres hombres me tienen que agarrar para que no me mueva en la camilla, veo como la mujer se acerca con la jeringa en la mano.

-¿Qué es eso? – pregunto sin dejar de forcejear, aunque sé que es inútil. - ¿Dónde estoy?

-Te ayudará a dormir.- se limita a contestarme, sin ni siquiera mirarme.

-No quiero dormir, quiero saber dónde estoy. – la mujer me ignora así que opto por gritarle - ¿Dónde está mi mentor?

Pero no consigo nada. Me clava la aguja en el brazo y noto como presiona para introducir el líquido en mi organismo, sin dejar una gota. El efecto es rápido: los hombres me sueltan ya que mi fuerza para resistirme se ha anulado por completo y comienzo a ver doble. La habitación da vueltas. Todos forman un círculo a mi alrededor, excepto el hombre que sigue pulsando los botones de la máquina. Intento mantener los ojos abiertos para saber lo que van a hacer conmigo, pero no lo consigo y me vuelvo a quedar durmiendo. Lo último que consigo susurrar, aunque lo hago tan suave que no sabría decir si solo lo he pensado, es el nombre de la última persona a la que asesiné en la arena.



Cuando vuelvo a estar consciente mantengo los ojos cerrados de nuevo. Ya no se oye nada, bien porque hayan desconectados la máquina y los tubos o bien porque me hayan llevado a otra habitación. Realizo otro rápido análisis de los daños que he sufrido. Las piernas, tronco y brazo izquierdo siguen como antes, pero al mover el brazo derecho siento un profundo dolor en la parte posterior del hombro y no puedo evitar soltar un gemido de dolor. Como no tiene sentido que finja seguir dormido abro los ojos poco a poco. Sigo en la misma habitación, pero esta vez no hay ninguna máquina junto a mí y no tengo ningún tubo en mis brazos. Sin embargo, hay una pequeña silla junto a la camilla. Gesticulo un poco con la cara, donde tampoco encuentro ningún desperfecto y vuelvo a centrarme en mi hombro. Cuidadosamente logro distinguir que el dolor no proviene de mi hombro, sino del borde de mi omóplato, entonces recuerdo el profundo dolor que sentí cuando Marvel me clavo el cuchillo en la espalda. El cuchillo. Marvel. Comienzo a temblar y no sé si se debe a un repentino ataque de rabia, pero sea lo que sea, el temblor cesa cuando oigo un ruido proveniente de la pared que hay junto a mí. Ésta ha vuelto a desaparecer y vuelve a entrar alguien, aunque esta vez es solo una persona: la mujer que me había inyectado el líquido azul.

Camina despacio por la sala y la observo atentamente. Se acerca hasta la silla que hay a mi lado y se sienta delicadamente, cruzando las piernas. Lleva unos pantalones negros que sólo se ven hasta la rodilla, ya que una bata blanca cubre el resto.

-¿Estás más tranquilo, Gale? – parece mucho más alegre que la última vez que la oí hablar, cuando su voz no reflejaba ninguna emoción.

-No – digo con sinceridad - ¿Dónde está mi cinturón? ¿Y el cuchillo? ¿Dónde está la insignia?

-Aquí no necesitas armas, Gale. Estás a salvo.- antes esto último no puedo evitar reírme con sarcasmo.

-Lo dudo, pero no es para defenderme por lo que quiero recuperar todo eso. La insignia debo hacerla regresar a mi distrito, y el cuchillo me gustaría tenerlo.

-¿Como un recuerdo? – parece preguntar con curiosidad. Pero no le respondo, sino que cambio de tema.

-¿Dónde está Haymitch?

-¿Tu mentor? – asiento – Te encontrarás más tarde con él, después de la revisión. La revisión solemos hacerla mientras el tributo duerme pero te has despertado antes de lo previsto, así que aprovecharé para fiarme de tu palabra – coge un pequeño cuaderno que había a los pies de la camilla y un bolígrafo y se prepara para escribir - ¿Algún malestar?

-El hombro – me limito a contestar.

-Lo imaginaba. Un tributo te hirió con un cuchillo. Perdiste mucha sangre pero ganaste a tiempo. Hemos tenido que ponerte una placa ya que el impacto había dañado parte del hueso, así que sentirás malestar una temporada, pero no te preocupes. – guarda silencio un momento mientras escribe en el cuaderno. Después levanta la mirada y me mira a los ojos - ¿Algo más?

-Yo no he ganado – respondo seriamente.

-Sí has ganado, Gale. Quedaste el último, mataste a la chica del Distrito 2 – dice con el ceño fruncido y pasando la mirada del cuaderno a mí, como si no supiera si escribir lo que acabo de decir.

-Yo no iba a matarla, lo hice porque me lo pidió.

-Los detalles son insignificantes – hace un gesto con la mano, quitándole importancia y se pone de pie.

Me enderezo con rabia y ella da dos pasos hacia atrás, sobresaltada. Justo en ese momento, un hombre entra por el hueco de la pared: el hombre al que intenté golpear antes.

-¿Todo bien? – pregunta con una voz ronca.

-Sí – medio tartamudea la mujer – Ya puedes ir a ver a tu mentor, Gale. Acompáñalo – dice echándole una mirada al hombre.

-Vamos – me urge éste cuando la mujer ha salido de la sala.

Titubeo un poco pero decido obedecerle y lo acompaño. Salimos a un pasillo y giramos a la derecha, donde hay una pequeña sala en la que me espera Haymitch.

-Gale – suspira al verme - ¿Cómo estás?

-Supongo que como estabas tú cuando ganaste el Vasallaje, ¿no? – él me mira con una mezcla de odio y sorpresa.

-Será mejor que lo preparemos para la entrevista – dice una voz detrás de mí. Me doy la vuelta y me encuentro con Portia. Al contrario que antes de ir a la arena, cuando su voz era alegre y llena de entusiasmo, ahora suena apagada.

Portia me conduce de nuevo al pasillo. Primero a la derecha y después a la izquierda, luego volvemos a girar a la izquierda. Todos los pasillos son exactamente iguales, así que no tardo en estar desorientado. Llegamos a una sala en la que tres personas de lo más extrañas me esperan.

-¡Gale! – exclaman los tres a la vez.

-Hola chicos – contesto lo más animado posible.

La verdad es que me alegra volver a ver a Carlo, Madox y Edilia. Madox tiene el pelo más largo que la última vez, pero aun así, de punta, y se ha hecho muchos más tatuajes mientras yo he estado en la arena. Me acerco a ellos, Carlo me saluda despeinándome y me susurra un ‘bien hecho’; Edilia, al igual que el primer día, me tiende la mano y me dedica una amplia sonrisa; Madox, sin embargo, se lanza hacia mí, algo que hace que me tense e incluso me prepare para defenderme, pero él no se inmuta y me abraza con efusividad. Después de este pequeño susto intento relajarme y se ponen manos a la obra para arreglar el desastre que el bosque ha significado para mí, según Carlo.

La habitación cuenta con un pequeño cuarto de baño, me arreglan y me echan mil potingues, después me vuelven a depilar, aunque en mi opinión estoy perfectamente, pero Edilia no me deja rechistar y arranca de raíz los cortos pelos de mis piernas, mis brazos, mi cara e incluso mi pecho, algo con lo que discuto con ella ya que no creo que vaya a ir a ningún lado sin camiseta.

-Como decía mi madre: si se hace algo, se hace bien. Además, puede que te pidan que les enseñes el hombro, ¿y qué pasaría entonces? Más vale prevenir que curar.

Noto que cada uno está obsesionado con algún aspecto del cuerpo. Carlo quiere dejarme el pelo perfecto y, aunque la encargada de peinarme es su hermana, insiste en lavármelo una y otra vez hasta llegar a un punto en el que creo que lo va a descolorar; Madox sigue en sus trece y quiere tatuarme de los pies a la cabeza; y Edilia no quiere ver rastro de ningún pelo que no forme parte del que Carlo se tiene que ocupar. Cuando termino tengo hasta el último rincón de mi cuerpo rojo por culpa de los tirones de Edilia y de que Madox no haya dejado de frotar diciendo que quería conseguir una piel impoluta.

-Te han machacado, ¿eh? – pregunta Portia.

No le contesto, me limito a encogerme de hombros. Me extraña mi conducta con ella. Cuando llegué al Capitolio desconfiaba, pero después se convirtió mi confidente. Ahora no quiero fiarme de ella, no quiero fiarme de nadie que tenga que ver con el Capitolio.

-Estás poco hablador – escucho atentamente cada palabra, la entonación, los gestos que hace al hablar, buscando cualquier muestra que me permita fiarme o desconfiar completamente de ella – Supongo que será por los juegos – añade al no obtener respuesta – Veamos, para esta ocasión he elegido algo que a lo mejor te gusta. Se acerca a un armario y saca la bolsa donde debe de ir mi traje. Le echa una mirada a la bolsa y después a mí, con una amplia sonrisa – No te diré nada, póntelo. – me entrega la bolsa y se sienta en una silla.

Lo abro poco a poco y me encuentro con un traje de chaqueta, como el que llevé en mi anterior entrevista, solo que esta vez no es negro y rojo. Los pantalones son de color canela y la chaqueta de color verde oscuro. No llevo camisa, sino una camiseta muy ajustada de color gris, pero sin duda lo que más me sorprende son los zapatos, porque no son zapatos propiamente dicho, son un par de botas de color marrón muy oscuro, casi negro.

-¿Y bien? – pregunta Portia.

-No parece ropa para una entrevista – digo tajante.

En contra de lo que esperaba, Portia comienza a reírse. Cuando se tranquiliza me observa con una gran sonrisa.

-Lo sé. ¿No te suenan las botas? – las miro con más detenimiento y entonces lo comprendo. Son las botas que llevaba en el Distrito 12 para ir al bosque – He buscado algo con lo que te sintieras cómodo. Panem ya ha visto cómo eres, Gale, un luchador al que no le importa lo que el mundo piense de él. Esta vestimenta sería criticada en cualquier otro tributo, pero no en ti.

-Gracias Portia – se me ha formado un nudo en la garganta y me es imposible añadir nada más.

Portia se acerca a mí y me susurra al oído:

-Ahora sal ahí y demuéstrales por qué no te consideras ganador. – coge mi mano y suelta algo en ella – El cuchillo te llegará al distrito – dice en voz más alta y alejándose de mí.

Observo lo que ha depositado en mis manos: es la insignia de Katniss. La miro con los ojos muy abiertos, ella se adelanta y me quita la insignia de las manos, después me la pone en el doblado de la chaqueta verde.
Portia y yo salimos de la habitación y volvemos a serpentear por los pasillos hasta llegar a unos ascensores. Cuando entramos me doy cuenta de que estamos en los subterráneos del Centro de Entrenamiento. El ascensor comienza a ascender y yo me agarro con fuerza a las paredes. No recordaba la sensación de vértigo. Comienzo a sudar y siento como las paredes se hacen cada vez más pequeñas, como si quisieran aplastarme.

‘Aunque quisieran no pueden aplastarme’ pienso ‘¿A quién presentarían como ganador de los juegos? Por ahora estoy a salvo, al menos hasta que me hayan coronado ante las cámaras de Panem’.

Cuando las puertas del ascensor se abren salgo a toda velocidad, dejando a Portia atrás, con los ojos bien abiertos y mirándome sorprendida. Inspiro con fuerza varias veces hasta que finalmente consigo librarme del nudo que se ha formado en mi estómago. Cuando alzo la mirada me encuentro con un Haymitch y una Effie igual de sorprendidos. Effie lleva el mismo pelo rosa fucsia que cuando llegamos al Capitolio.

-Vamos, Gale. Tenemos que ser puntuales. Panem espera a su ganador.

-No soy un ganador – consigo decir por la bajo, pero todos me ignoran.

Haymitch me pone una mano en el hombro y comenzamos a caminar por los pasillos ya familiares que nos dirigen al escenario. Effie y Portia se marchan a sentarse junto al público pero Haymitch permanece conmigo. Caesar hace un breve comentario sobre los juegos de este año y me presenta. El público aplaude eufórico y Haymitch aprovecha esa oportunidad para acercarse a mi oído y susurrarme:

-De ti depende morir vengándolos o sobrevivir escondido, Gale. - Me separo para encontrarme con sus ojos.

-Ya deberías conocerme, Haymitch. – él asiente y me da un empujoncito para que suba al escenario y todo Panem pueda contemplarme.

Al principio las luces de los focos me deslumbran y me veo obligado a entrecerrar los ojos. Cuando estos consiguen adaptarse, me veo frente a una gran multitud que aplaude histérica. Junto a mí está Caesar Flickerman con su pelo teñido de azul, que sostiene un micrófono en la mano y me da la bienvenida. Me aproximo con firmeza hacia él y me hace un gesto con la mano para que me siente en uno de los dos sillones que hay, él se sienta en el de enfrente. Tiene su característica e imborrable sonrisa en la cara que, en las pantallas de Panem, debe contrastar fuertemente con mi expresión de seriedad. Cuando los aplausos finalizan, la pantalla que hay tras nosotros se ilumina y aparece un resumen de los juegos de este año. Primero vemos el baño de sangre, como Marvel y el resto de profesionales, incluida Clove, acaba con la vida de casi todos los tributos que se aproximan a la Cornucopia. También aparece el momento en el que Clove falla en su lanzamiento y no consigue matarme, sino que me hace una herida profunda en el brazo. Las imágenes siguen pasando y Caesar de vez en cuando hace algún comentario de las escenas. Llegamos a la noche en la que hablé con Clove y me proporcionó agua del lago. Después nos sumergimos en el incendio, los profesionales rodeándolo y buscando a los tributos que pudieran salir. Salgo yo corriendo y encontrándome con Will y, más tarde, con Katniss. Lo siguiente es el momento en el que Katniss corta la rama de un árbol en el que hay un nido de rastrevíspulas. Llegados a este punto, el público lanza gritos de sorpresa y alivio. Yo los miro con incredulidad, ¿cómo pueden disfrutar viendo esto? Intento apartar la mirada y reprimir las náuseas, así que me entretengo mirando ahora mis botas del distrito y me planteo lo que hasta ahora no había pensado, ¿qué haré cuando llegue? ¿Quién estará esperándome? Una imagen va cobrando contorno en mi cabeza: mi familia… junto a la madre y a la hermana de Katniss. ¿Seré capaz de mirar a Prim a los ojos? Vuelvo la mirada hacia la pantalla, ya llegará el momento de preocuparme de todos ellos. Ahora aparecemos Katniss, Cassy y yo corriendo en la dirección opuesta a la que Will se enfrenta a las ardillas. Veo como Cassy consigue soltarme y corre hacia donde está Will. Un momento, ¿qué acaba de pasar? Han cortado la escena en la que Cassy me explicaba el plan del Capitolio.

Me pongo muy recto en el sillón y miro con los ojos muy abiertos como nos persiguen los mutos a mí y a Katniss. Me giro y contemplo a la multitud que se ríe con la escena, ¿no se percatan de que ahí falta algo? Después miro a Caesar, quien aparta los ojos de la pantalla y me sonríe. Vuelvo la vista a la pantalla y lo comprendo: los Vigilantes debieron cortar la escena para que los habitantes del Capitolio no se asustaran de los horribles castigos que sufre la gente de los tributos por saltarse algunas normas. ¿Habrán cortado también esa escena en los distritos?

Pero no me da tiempo a intuir la respuesta a mi pregunta, mi mente se ve obligada a desplazarse de lugar y de momento. En la pantalla aparezco yo, golpeando al tributo del Distrito 11, y como éste se ve impulsado hacia atrás, haciendo un corte profundo en el cuello de Katniss. Ahora no puedo apartar la mirada de la enorme pantalla. De nuevo yo, manchándome las manos de sangre, matando al chico y poco después, sujetando a Marvel para que el cuchillo de Clove se clave en su frente. Justo antes de hacerlo, la cámara graba su cara, una expresión de sorpresa, alivio y miedo se ve reflejada en él y me pregunto qué fue lo último que se le pasó por la cabeza. ¿Recuperó la cordura en el último instante, antes de ser asesinado? Por último, el momento más difícil, el instante en el que clavo el cuchillo en el corazón de Clove. La pantalla se apaga, pero yo no puedo retirar los ojos de la oscuridad. ¿Cómo va a tener mi vida sentido a partir de ahora sabiendo que por mi culpa a muerto tanta gente? Cassy y Will, Rue y su compañero de distrito, Cato, Clove, Marvel, Katniss… todos ocupan ahora el lugar de mis pensamientos.

-¿Estás bien, Gale? – la voz del presentador me saca de mis pensamientos.

-Agua – consigo decir tras un minuto de silencio. En seguida un hombre del Capitolio nos lleva un par de vasos de agua.

-Han sido unos juegos de lo más emocionantes. Dinos, ¿llegaste a pensar que podrías ganar?

Niego con la cabeza, entonces se me ocurre algo más que decir:

-Cuando empezaron los juegos sabía que iba a luchar porque quería volver con mi familia, pero no llegué a creer completamente que ganaría. Y al final ganar no era mi prioridad – la voz se me quiebra en estas últimas palabras.

-Cierto, preferías mantener a Katniss con vida. ¿Por qué?

Noto todos los ojos de Panem clavados en mí. Carraspeo y me concentro. Voy a decir la verdad, no voy a dejar que la amenaza por parte del Capitolio de la que soy consciente cambie nada de lo que pienso. No voy a preocuparme por tener cuidado con lo que digo.

-Katniss y yo hemos sido amigos desde que nuestros padres murieron en el mismo accidente minero. Hubo una explosión y… - me quedo sin palabras. No, si quiero continuar fuerte ese no es el camino por el que debo seguir – Recibimos una medalla. Así fue como la conocí. – bebo un poco de agua y tomo aire de nuevo – No me sentía capaz de verla morir sin hacer nada así que siempre intentaba protegerla, con lo que llegué a la conclusión de que mi verdadero objetivo era hacerla ganadora.

-Pero aun así le disparaste, ¿no?

-No – niego rápidamente – Lo que pasó cuando la pila de suministros fue destruida fue un accidente. Yo no tenía intención de disparar, solo tensé la cuerda para amenazarla. La explosión hizo que soltase la cuerda y acerté en la pierna de Katniss.

-Vaya – Caesar parece decepcionado con mi respuesta. Pero entonces parece recordar algo que le devuelve la sonrisa – Hay algo que todo Panem quiere saber – y dirige una mirada al público - ¿Cuál era tu relación con Clove?

Ese nombre me provoca un escalofrío. ‘No’, pienso ‘Clove no’.

-Yo… Eh… - me froto la garganta intentando liberarla de un nudo que no me permite expresarme con claridad.

Noto la mirada de Caesar y la de cientos de personas taladrarme. No voy a hablar de Clove, así que permanezco en silencio y miro a Caesar a los ojos.

-Parece que no quieres hablar de ella – me limito a asentir e inmediatamente cambia de tema - ¿Por qué no salvaste a Rue?

-Porque la veía como alguien que podía entorpecernos tanto a Katniss como a mí.

-¿Y Cassy y Will? Salvaste a Will aunque estaba al borde de la muerte y te aliaste con ellos, ¿no?

-Ellos tenían patrocinadores y comida que podían ayudarnos.

La entrevista continúa. Caesar me pregunta sobre Marvel, contesto directamente, casi escupiendo las palabras. La mención de Clove me ha provocado una inmensa incomodidad a la hora de desenvolverme en la entrevista, de tal forma que me es imposible hablar con naturalidad. Cuando finaliza, Portia, Haymitch y Effie me esperan para felicitarme.

-Lo has hecho muy bien – dice Effie con su voz chillona.

Portia se acerca y me abraza, pero Haymitch se limita a echarme una mirada en la que veo implícitas las palabras ‘tenemos que hablar’.

Bajamos en los ascensores hasta un garaje y subimos en un coche que nos lleva por las calles de Panem. Me pregunto a dónde nos dirigimos, pero antes de realizar la pregunta en voz alta, la solución me llega a través de las ventanillas del vehículo. Los pelos se me ponen de punta y noto un frío sudor que empapa mi frente. Nos dirigimos hacia la casa del presidente Snow.

Cuando bajamos, me separan del resto y, escoltado por tres enormes hombres, inicio un recorrido por la mansión, recorriendo pasillos y subiendo unos escalones que culminan en un gran balcón, donde me encuentro con la mirada más fría que nadie pueda imaginar. El presidente Snow está allí de pie, frente a todo el Capitolio, que se ha acercado a la mansión para ver mi coronación como ganador de los juegos. Trago con fuerza y me acerco con nerviosismo. El presidente no retira sus fríos ojos de los míos y, sin decir una palabra, coge una corona que hay sobre un cojín en una pequeña mesa y me la coloca sobre la cabeza. Entonces se pega a mi oído y me susurra con voz cortante:

-Ya sabes lo que le espera a cualquiera que incumpla mis normas.

Después se aleja y me felicita por haber ganado los juegos, amplificando su voz con la ayuda de un micrófono. Pero yo no lo escucho, sino que permanezco allí con expresión ausente, mirando al horizonte y con las palabras del presidente aún taladrándome en la cabeza.

Cuando termina de hablar al público, el presidente pasa delante de mí y regresa a la protección y calidez de su hogar mientras yo me quedo en el balcón, incapaz de moverme. Un hombre accede al balcón y me agarra por el brazo, tirando de mí, para que vuelva a entrar en la mansión. Bajamos las escaleras y me percato de que aún no ha concluido mi período de protección. Nadie podrá hacerme nada hasta que no finalice la Gira de la Victoria. Al final de las escaleras veo a Portia, Effie, Madox, Carlo, Edilia y Haymitch.

-Hora de volver a casa – dice Effie con una sonrisa y cogiéndome del brazo.

Comenzamos a caminar de vuelta por los pasillos, en busca de la salida de este siniestro lugar.

-Nosotros nos quedamos aquí – dice Portia – Nos veremos cuando llegue la Gira de la Victoria, Gale.

-Ni se te ocurra dejar que esos pelos crezcan – dice Edilia con un tono muy serio, aunque después me vuelve a sonreír, mostrando unos dientes perfectos.

-Y por favor – añade Carlo – Quiero ver el pelo perfectamente cuidado cuando nos reencontremos, ¿de acuerdo?

Por primera vez desde que salí de la arena me río y asiento. Me acerco y les doy un abrazo a todos. Cuando me doy la vuelta para seguir a Effie y a Haymitch cambio de opinión y me giro rápidamente.

-Madox, ¿quieres tatuarme?

viernes, 12 de julio de 2013

Capítulo 24. El vencedor

Hola chicos (:  Aquí os traigo el final delos juegos, al fin vamos a conocer al ganador o ganadora. Espero que os guste y el siguiente lo subiré el viernes, como siempre. Saludos ^^



Poco a poco me giro hasta encontrarme con un chico enorme de tez oscura. Es el compañero de distrito de Rue, y tiene a Katniss cogida del cuello.

-Suéltala – digo con rabia.

-No -responde, colocando su sable junto al cuello de Katniss.

Como respuesta levanto mi arco, con la única flecha que me queda y apunto a su cabeza, pero él ve mis intenciones y obliga a Katniss a ponerse de puntillas, ocultándose tras ella. Me quedo en blanco, no puedo disparar. Solo tengo a tiro su brazo. Y es su brazo donde apunto justo antes de soltar la flecha.

Oigo un grito de dolor y sé que he acertado. Me lanzo hacia él y lo golpeo con todas mis fuerza en un costado, haciendo que se tambalee y caiga al suelo. Katniss también ha caído al suelo Me agacho y la agarro de una mano, tirando de ella. Pero algo falla, Katniss no se levanta. La observo y noto como todos mis músculos pierden fuerza. Caigo al suelo, junto a ella, sin alegría y sin vida e incapaz de apartar los ojos del horror que tengo delante.

-Katniss – susurro.

Ella emite ruidos. Tiene sus dos manos alrededor del cuello, llenas de sangre.

-Gale – consigue decir finalmente.

Pongo mis manos a ambos lados de su cabeza.

-No te preocupes, vas a volver a casa. Te pondrás bien, Katniss – las lágrimas comienzan a caer por mis mejillas.

Ya no me importa que Panem esté viéndome, no me importan los juegos. Intento creerme mis palabras. Esto es una pesadilla, voy a despertar en cualquier momento. Esto no puede estar ocurriendo. Ahora mismo estoy en mi cama, en la Veta. Cuando me despierte, como cada día, me vestiré, cogeré comida y me iré al bosque a poner trampas y a cazar junto a Katniss Everdeen, la chica de la que he estado enamorado siempre y no me he dado cuenta hasta hace tan solo unas semanas.

-No, Gale – su voz casi desaparece. Entonces tose y sale sangre de su boca – Recuerda que te...

Pero no le da tiempo a terminar. Katniss baja sus manos, mostrando una profunda herida en su cuello de la que no deja de salir sangre; y entonces suena un cañonazo, el cañonazo que marca el final de la vida de mi mejor amiga.

-¡No! ¡No! ¡NO! - cojo su cabeza y la abrazo, sin dejar de llorar - ¡Katniss, por favor, no me hagas esto! ¡NO! No estás muerta – digo sin dejar de balancear su cabeza – Abre los ojos por favor.

La realidad me cae como una jarra de agua fría sobre la cabeza. No estoy en el Distrito 12, no estoy en casa. Estoy en la arena, donde acaba de morir la persona que más me importa. Dejo su cabeza sobre la hierba y me aproximo hasta rozar sus labios sin vida. Los presiono contra los míos y la beso, aunque sé que no lo puede sentir.

Me pongo de pie. Solo pienso en una cosa: venganza. Me giro, dispuesto a matar al chico que ha acabado con la vida de Katniss. Está ahí, de pie, mirando la herida que mi flecha le ha hecho en el bíceps. No necesito armas, lo mataré con mis propias manos. Corro hacia él, que blande el sable. Me echo a un lado con lo que su arma solo me roza, ocasionándome un corte en el brazo. Pero el dolor que siento por dentro oculta el dolor de mi nueva herida. Me lanzo contra el chico y caemos al suelo, quedando encima de él. Piso el sable con la pierna que tengo libre y él tira de él, intentando sacarlo de debajo de mi pie, pero su posición le impide usar toda la fuerza. Lo obligo a girar hacia el otro lado, con lo que suelta su arma, la cual mando a varios metros de distancia con una patada. Él la ve y comienza a arrastrarse hacia ella, tirándome al suelo. Cuando comienza a ponerse de pie para correr vuelvo a lanzarme contra él. El chico es enorme, pero no me cuesta agarrarlo del cuello y tirar de éste hacia atrás, hasta que lo oigo crujir. Suena un nuevo cañonazo y noto como deja de hacer fuerza, dejando un peso muerto. Acabo de matar, por segunda vez, y como en la primera, noto como un calor recorre todo mi cuerpo, viajando a través de mis venas. Noto como las pupilas se me dilatan y como todos los músculos de mi cuerpo están contraídos, listos para luchar de nuevo. Listos para volver a matar.

Estoy a punto de soltar el cuerpo del tributo y dejar que caiga sobre la hierba, pero entonces oigo un silbido y una fuerza enviste el cuerpo del chico del Distrito 11 hacia atrás, hacia mí. Me extraño y miro hacia abajo. Tiene una lanza atravesándole el pecho y la punta asoma por su espalada.

'Marvel', pienso. Me asomo por detrás del cuerpo y veo a Marvel corriendo hacia mí, con otra lanza en una mano. Suelto el cuerpo del enorme chico y me pongo de pie. Poco a poco retrocedo de espaldas, hacia el sable. Marvel está muy cerca de mí y, justo cuando me agacho para coger el arma, lanza la afilada lanza hacia mi mano, la cual tengo que apartar. Entonces Marvel me alcanza y me embiste. Yo lo bloqueo y lo tiro al suelo. Busco en mi cinturón y encuentro el cuchillo de Clove., pero Marvel me da una patada en la mano, tirándolo al suelo. Se pone de pie y vuelve a lanzarse contra mí. Me clava las uñas en la cara e intenta cogerme el cuello, pero lo impido, empujándolo hacia atrás. Marvel tira de mí hacia él y caemos dando una voltereta, de tal forma que queda sobre mí. Entonces deslizo una de mis piernas entre nosotros y lo empujo, haciendo que salga por los aires, alejándose un par de metros. Me levanto y corro hacia el sable. Me agacho para cogerlo y, cuando me levanto, siento un fuerte dolor en la espalda.

Grito con fuerza y caigo al suelo. Me giro y veo a Marvel detrás de mí, con un cuchillo en la mano, mi cuchillo, manchado desangre. Mi sangre.

-Duele, ¿verdad? - se levanta un poco una de las perneras del pantalón y veo una herida profunda y oscura. Es la herida que le hizo mi trampa el primer día de los juegos. - Y ahora vamos a terminar el trabajo.

Levanto la cabeza. Si voy a morir, no va a ser suplicándole. Él sonríe malévolamente y se acerca a mí con el cuchillo.

-Tranquilo, no sufrirás. Será limpio.

-¿Cómo con Cato? - pregunta una voz detrás de él.

Noto como Marvel abre los mucho los ojos y después se da la vuelta. Frente a nosotros hay una chica morena, con una coleta despeinada y dos cuchillos, uno en cada mano: Clove. Lanza uno de los cuchillos a mi lado, clavándolo en la hierba. Lo cojo y, aprovechando la distracción y sorpresa de Marvel, me pongo en pie y me abalanzo sobre él. Lo alcanzo en el brazo, donde le hago un gran corte. Marvel grita y Clove se acerca a él, cojeando, y le clava su cuchillo en el omóplato. Marvel se agacha, vencido. Pero entonces hace un rápido movimiento e hinca mi cuchillo en el empeine de la bota de Clove, que grita y cae al suelo, apretando con ambas manos su pie. Miro a Marvel detenidamente y veo que está más pálido de lo normal. Por la herida del brazo y la del omóplato debe estar perdiendo mucha sangre.

De una patada lo obligo a soltar mi cuchillo. Marvel cae al suelo, sin poder ponerse de pie. Lo cojo del cuello y lo arrastro varios metros hacia atrás, vigilando que cerca no haya ningún arma. Después lo tiro al suelo, recojo mi cuchillo del suelo y me acerco a Clove.

-Toma – digo entregándole el cuchillo – Mató a tu compañero, es justo que lo mates tú.

Clove me tiende una mano y la ayudo a ponerse de pie. Tiene la cara empapada en sudor y su camiseta está empapada de sangre.

-Que se ponga de pie.

La obedezco y voy junto a Marvel. Lo obligo a ponerse de pie, pero el se retuerce para volver a tirarse al suelo. Así que me quedo detrás de él, sujetándolo. Confío en Clove y sé que no me dará a mí. Y, en efecto, Clove lanza el cuchillo y, a pesar del estado en el que se encuentra, no pierde su puntería. El cuchillo se clava limpiamente en la cabeza de Marvel. Suena el cañonazo y dejo caer el cadáver justo a tiempo para ver como Clove sonríe y se derrumba de nuevo. Me acerco todo lo rápido que puedo y me agacho, aún sonríe.

-Quédate conmigo, Gale. Hasta que suene el cañonazo.

-No, no va a sonar. Tú te mereces ganar, Clove.

Miro su cinturón y veo que aún le queda un cuchillo. Voy a cogerlo, pero Clove se adelanta y lo lanza lejos; así que me levanto para recogerlo, pero Clove me coge la mano con fuerza e impide que termine de incorporarme..

-Gale, por favor – dice con lágrimas en los ojos – Yo voy a estar bien. Ahora me siento llena de alegría, no tengo remordimientos por nada. Déjame morir así.

-Para mí, tú eres la ganadora, Clove. - ella sonríe aún más.

-Tengo que decirte algo. Tú y Katniss teníais enfadados al Capitolio.

-¿Cato y tú también estabais metidos en eso? ¿También debíais matarnos? - ella asiente extrañada y su sonrisa desaparece – Will y Cassy debían hacer lo mismo.

-Nos prometieron dejarnos volver a ambos. Pero yo no acepté, sabía que nos estaban engañando y Cato también lo sospechaba. Me acerqué a ti para salvarte, no quería ser un profesional como todas las demás, quería ser diferente. - intenta reír pero solo emite un gruñido.

-¿Puedo? - digo cogiendo el borde de su camiseta.

Ella asiente y la levanto poco a poco. Tiene un profundo corte, cerca del estómago y parece infectado. Intento ocultar mi preocupación, hacerle entender que no es tan grave, pero me es imposible.

-No podrían salvarme ni aunque quisieran. Tú eres el ganador, Gale.

'El ganador'. Esas dos palabras resuenan en mi cabeza. ¿Cómo es posible? Voy a volver a casa, lo último que hubiera pensado cuando llegué a la arena. Clove levanta con esfuerzo un brazo y acaricia mi labio, justo donde tengo el corte que me curó por la noche alguien del Capitolio.

-Yo tengo uno exactamente igual – susurra. Observo su lavio y efectivamente tiene un corte en el mismo lado y exactamente igual al mío.

-¿Cómo? – ella se encoje de hombros.

-Gale, tienes que vengarnos. A todos – la voz de Clove comienza a desaparecer poco a poco – Pero antes debes matarme – saca un cuchillo de su bota – No quiero que mi asesino sea Marvel.

-¿Qué? - pregunto, sin poder ocultar el temor en mi voz.

-Confío en ti. Ahora hazlo.- observo el cuchillo con detenimiento.

-No puedo hacerlo, Clove, yo...

-Puedes – me interrumpe – Necesito que sea un amigo el que acabe con mi sufrimiento. - poco a poco asiento. - Nos vengarás, ¿verdad?

-Ni lo dudes, – levanto el cuchillo con una mano mientras con la otra sujeto la mano de Clove con fuerza – amiga.

Antes de darme cuenta de lo que hago, clavo el cuchillo en su corazón. No aparto la mirada y observo como Clove abre mucho los ojos y después su cabeza cae hacia un lado, sin vida. Suena el cañonazo que marca el final de su vida y el final de los juegos. El cañonazo que señala que ya hay un ganador: yo.

-¡DAMAS Y CABALLEROS! ¡LES PRESENTO AL GANADOR DE LOS SEPTUAGÉSIMO CUARTOS JUEGOS DEL HAMBRE: GALE HAWTHORNE!


Ignoro la voz que retumba en la arena, yo no me siento el ganador. Paso mis dedos por los párpados de Clove, para ocultar sus ojos. Con cuidado saco el cuchillo de su pecho y lo observo de nuevo. Está teñido por un color escarlata. Lo guardo en mi cinturón y me levanto justo en el momento en el que llega un gran aerodeslizador, del que cae una escalera. Echo un último vistazo a la arena: la Cornucopia, el lago, el bosque y, por último, los tributos que hay a mi alrededor. Son Marvel, el tributo del Distrito 11, Clove y Katniss. Me acerco a esta última y beso su frente. Será la última vez que pueda verla y tocarla. Me fijo en un objeto brillante que tiene en el pecho y lo cojo con cuidado. Es la insignia del sinsajo que le dio Madge el día que salimos elegidos. Lo guardo en mi cinturón y regreso al pie de la escalera. Antes de agarrarme a ella, pongo tres dedos de mi mano derecha sobre mis labios y después señalo hacia el cielo con ellos. Me agarro a la escalera y una corriente eléctrica recorre mi cuerpo, paralizándome. No aparto la mirada del cielo, ni de mis tres dedos alzados, en señal de respeto. La gente del Capitolio está celebrando esta masacre, sin embargo, para mí será algo que, poco a poco, irá pudriéndome por dentro. Esta masacre son los Juegos del Hambre y, ahora más que nunca, voy a luchar por hacerlos desaparecer.

viernes, 5 de julio de 2013

Capítulo 23. Castigo.

Hola de nuevo :) Aquí os traigo el capítulo 23. El siguiente lo subiré el viernes que viene. No tengo mucho que decir, solo que espero que os guste y eso, lo de siempre. 



Respiro agitadamente y busco mi corazón con la mano, está a punto de salir de mi pecho.

-¿Podrías no pegarnos esos sustos, Katniss? – digo cuando consigo tranquilizarme.

Katniss sale de entre los árboles. Miro a mi lado y me encuentro a Cassy tirada en el suelo con ambas manos en la cara. De repente comienza a reírse y yo me uno a su carcajada. Katniss, sin embargo, nos mira interrogantes.

-Yo voy a descansar un poco. Creo que estoy demasiado tensa. – dice Cassy levantándose del suelo. - ¿Lo acompañas tú? – pregunta, mirando a Katniss, quien asiente despacio con la cabeza.

Cassy se aleja y se tumba junto a Will. Yo me siento en el suelo, que comienza a cargarse de humedad, y apoyo mi espalda en un árbol. Katniss permanece de pie.

-¿No te sientas? – digo, aunque mantengo mi mirada en el oscuro horizonte.

-No creo que la mejor forma de montar guardia sea sentándose. – me contesta, con tono malhumorado; pero aún así se sienta junto al árbol que hay frente a mí. - ¿Y bien? ¿Vas a contarme si sabes algo de la muerte de Cato? Dijiste que estaba con Marvel.

-Sí, y fue Marvel quien lo mató.

-¿Qué? – a pesar de la oscuridad, puedo ver como tiene los ojos muy abiertos. - Pero eran aliados. Los profesionales no suelen romper las alianzas hasta el final.

-Pues este año parece que no va a ser así. - explico, apartando de nuevos los ojos de ella - Cuando te fuiste me disponía a atacar a Marvel cuando Cato apareció. Empezó a gritarle que por qué había matado a Rue ya que creían que solo con ella podrían encontrarte. Después Marvel le preguntó por Clove y si ya había sonado el cañonazo.

-¿Qué cañonazo? ¿Clove ha muerto?

-No. –comienzo a agobiarme porque tengo que contarle muchas cosas y no sé por donde empezar – Primero, Clove y yo hemos estado ayudándonos mutuamente desde que llegamos a la arena.

-Lo sé. - por el tono de voz con el que habla parece incluso molesta.

-Cuando tuvo lugar la explosión intentó darme algo de tiempo para encontrarte. Iban detrás de mí, persiguiéndome porque pensaban que eras yo. Después empecé a llamarte para que ellos me siguieran a mí y no te encontraran. Pero entonces oyeron a Rue y siguieron su voz en lugar de la mía. Mientras corría buscándote oí a Clove y Marvel discutir varias veces hasta que en una de esas no siguieron avanzando, dejaron de seguirme. – me detengo un momento intentando averiguar qué pudo ocurrir. ¿Hirió Marvel a Clove la última vez que los oí discutir? Marvel no tenía ninguna herida grave cuando apareció en el pardo donde estaba Rue, ¿Clove no se había defendido? ¿Cato no la había ayudado?

-Entonces me encontraste y me advertiste de que había uno de ellos preparado para matarme, ¿no?

-Sí – y retomo el hilo – Lo oí adelantarme. Cuando estaba discutiendo con Cato en el prado, Marvel le dijo que podían encontrarte a través de mí.

-¿De ti? – me interrumpe de nuevo Katniss – Pero tú no estás con ellos. – noto como se tensa y sé que sospecha que me haya aliado con ellos.

-No – contesto – Pero Marvel cree que si Clove me llama yo acudiré y así podrán utilizarme para llegar hasta ti. Por eso Marvel estaba tan interesado en saber si Clove seguía con vida y dónde estaba. Cato se negó a responderle y entonces lo mató.

Katniss no dice nada, se queda en silencio. Sin palabras. Ahora que he vuelto a recordar la historia parece más increíble. Marvel se ha vuelto completamente paranoico y no descansará hasta encontrarnos a todos y matarnos. De repente Katniss se pone de pie y se acerca a mí, sentándose a mi lado.

-Pretendes encontrar a Clove antes que Marvel, ¿me equivoco?

-En absoluto – respondo. Me giro para observarla pero ella no aparta la mirada del horizonte.

-Iré contigo – responde tras un pequeño silencio.

-No lo harás – sacudo la cabeza. - Si quiero encontrarla es para que Marvel no la torture hasta averiguar donde estamos. Si Marvel nos encontrara a ambos y consiguiera hacerme suplicarte que acudieras para salvarme, tú sabrías que Marvel está conmigo y me ignorarías. Pero si vienes conmigo y Marvel nos encuentra, se habrá salido con la suya. Y no voy a permitirlo.

-¿Por qué te empeñas en salvarme, Gale?- al fin gira la cabeza y me mira a los ojos.

Ahora el que es incapaz de mantener la mirada soy yo. Así que alzo la cabeza y miro el falso cielo estrellado.

-Porque temo que al volver sin ti me traten como a un cobarde o a un asesino que no fue capaz de salvar a su mejor amiga. Para eso, prefiero morir y que vuelvas tú.

-Dejarás que mate a Marvel, ¿verdad?

-Me gustaría que no fueses una asesina, Katniss.

-Si quiero salir de aquí tendré que convertirme en una tarde o temprano.

-No si yo puedo evitarlo – digo recordando la conversación que he tenido con Cassy antes.

De nuevo se forma un silencio entre nosotros. Katniss se muerde las uñas a mi lado y, conociéndola, sé que quiere decirme algo, aunque no sabe cómo.

-¿En qué piensas? - ella se sobresalta, suspira y deja de morderse las uñas.

-¿Tanto se me nota que quiero decirte algo? - cierro los ojos y asiento. Comienzo a sentirme muy agotado. - 
Cuando estábamos forcejeando dijiste que habías prometido ayudarme a volver a casa. ¿A quién se lo prometiste? Oí un nombre pero no estoy segura de haberlo oído bien.

Guardo silencio y dudo si contarle la visita de Peeta en el Edificio de Justicia.

-No se lo prometí, se lo llevaron antes de que pudiera hacerlo, aunque ni siquiera pensaba prometérselo. Pero cuando hoy he sabido que no puedo matarte... – observo su pierna, que tiene una herida horrible – No te disparé esa flecha a caso hecho. Ni siquiera pensaba disparar, tensé la cuerda y con la explosión la solté y...

-Está bien, Gale. No pensé que fueras a disparar y cuando vi la flecha clavada en mi pierna me asusté. No quería que tú y yo acabásemos matándonos el uno al otro. Pero al ver como me impedías enfrentarme a Marvel comprendí que el disparo debía haber sido un error, un accidente.

Guardamos silencio y sé que espera que continúe hablando. Así que respondo a lo que quiere saber.

-Fue Peeta Mellark.

-¿El hijo del panadero? - asiento con la cabeza, sorprendido por el tono de sorpresa en la voz de Katniss.

-Pensé que lo sabrías. ¿Qué tienes con él?

-Nada. No he hablado con él nunca.

-¿No fue a despedirse de ti?

-No – Katniss niega con la cabeza y entonces me mira extrañada – Pero si fue su padre. Dijo que cuidaría de mi familia.

-Lo mismo me dijo a mí Peeta.

-¿Y por qué te pidió que me salvaras?

-No lo sé – digo mirando hacia el cielo – Pensé que tal vez tuvierais algo. Pero ya veo que no.

Katniss se aproxima más a mí y apoya su cabeza en mi hombro.

-Mañana tenemos que idear un plan para encontrar a Marvel y a Clove. Ya es hora de que acabemos con esto.

-No – susurro – Seré yo quien idee el plan. Seré yo quien encuentre a Marvel.

Y antes de oírla protestar, me quedo dormido.



-Gale – noto como alguien me sacude violentamente y sigue llamándome, pero yo estoy demasiado cansado como para ser capaz de despertar - ¡Gale!

Abro los ojos poco a poco y veo a Katniss tirando de mi brazo.

-¿Qué ocurre? - levanto la vista hacia el cielo y veo que está amaneciendo.

-¡Mutos!

Rápidamente me pongo en pie. En frente está Cassy, empujando a Will, quien no puede moverse. Miro hacia abajo y veo miles de puntos marrones que vienen en nuestra dirección. Entonces un grito desgarrador sale de Will, son las mismas ardillas que casi lo mataron ayer.

-¡Cassy, corre! - dice empujando a su compañera hacia arriba, hacia el prado donde está la Cornucopia.

Pero Cassy se resiste y niega con fuerza la cabeza, sin dejar de tirar de Will.

-No voy a dejarte, Will. No otra vez.

-¡Gale! ¡Llevatela!

No lo dudo dos veces. Me aproximo a Cassy y la cojo por la cintura, colgándola de mi hombro. Cassy patalea y yo intento ignorar el dolor cuando su pie golpea con fuerza uno de mis costados. Le hago un gesto a Katniss para que corra hacia arriba y la imito. Cassy llora y no deja de llamar a Will.

-Gale, para por favor. - la ignoro y sigo corriendo – Todo era una trampa, todo ha sido una mentira – comienza a sollozar fuertemente. - Gale, nuestra misión era mataros. Si lo conseguíamos, nos dejarían regresar a los dos a nuestro distrito.

-¿Qué? - me detengo de golpe. Bajo a Cassy de mi hombro y la observo, está despeinada y tiene la cara empapada.

-Nos dijeron que si os matábamos nos dejarían volver a ambos.

-¿Quién os lo dijo?

-¡Séneca Crane! El Capitolio no estaba contento con vosotros. No fue una coincidencia que ambos salierais elegidos, Gale. Dijeron algo de que habíais incumplido las normas. Dijeron algo de un bosque. Sin Will no volveré a mi casa, Gale. He crecido con él, moriré con él. - poco a poco me alejo de ella, atónito – Huid. Corred lo más rápido que podáis y que gane alguno de vosotros. Nos engañaron, pensé que nos dejarían cumplir nuestra misión pero no ha sido así. Creímos en ellos y todo era mentira, no pensaban dejarnos ganar. Ahora corred, yo entretendré a los mutos.

Un grito interrumpe a Cassy. Procede de Will, lo que significa que ya lo han atrapado.

-Corre, no te detengas – le digo. - Eres valiente.

Cassy se acerca a mi y me abraza. Cuando se suelta, corre velozmente en busca de su primo. Yo retomo mi camino, corriendo y al girar un árbol me choco de frente con Katniss. Ambos caemos al suelo.

-¿Pero se puede saber qué hacéis? - dice poniéndose de pie y ayudándome a hacer lo mismo. Comenzamos a correr de nuevo - ¿Y Cassy?

-Con Will.

-¿La has dejado irse? - y justo en ese momento suena un cañonazo, seguido de un segundo.

-Katniss, saben que cazábamos en el bosque, por eso salimos elegidos.

-¿Qué? - Katniss se detiene, incapaz de creerse lo que acabo de decir. Yo la cojo de la mano y la obligo a seguir corriendo.

-Los juegos es nuestro castigo. La misión de Cassy y Will era matarnos y si lo conseguían, ambos podrían volver a casa. Pero sin Will, Cassy no quería volver.

-¿Por qué?

-Porque han crecido juntos. Son como hermanos, aunque en realidad son primos.

Mientras corro observo a Katniss. Esta me mira preocupada, le tiembla el labio inferior. Ambos pensamos lo mismo. No solo nos hemos puesto en peligro a nosotros; también a nuestras familia, amigos e incluso a nuestro distrito en sí. ¿Cuántas personas habrán sido interrogadas y torturadas por nuestra culpa? Entonces Katniss abre mucho los ojos y señala a mis espaldas.

-¡Gale!

Me giro hacia la dirección que me señala justo a tiempo para ver como un enorme perro negro se lanza contra mí. Caigo al suelo con el enorme animal encima de mí, que abre y cierra su enorme mandíbula, intentando cogerme de la cabeza. Yo pongo las manos bloqueando se cuello, pero el perro no deja de moverse. Y entonces veo sus ojos.

-¡Katniss, corre! - grito lo más alto que puedo para que me oiga entre los rugidos de la bestia.

Pero justo cuando termino de gritar el animal deja de moverse, cayendo sobre mí, muerto. Yo salgo de debajo con gran esfuerzo y me encuentro con Katniss, que sujeta su arco. Miro al animal y veo que tiene una flecha clavada en el cuello.

-¿Qué es eso? - pregunta Katniss.

-Un muto – digo casi sin aliento. - Mira sus ojos.

Katniss se aproxima y con la punta de sus botas gira la cabeza del muto, emitiendo un grito de sorpresa.

-Rue.

-Sí – digo mirando hacia la dirección en la que salió. - Y más vale que nos demos prisa. No creo que sus amigos sean mucho más amigables -y señalo el punto por el que avanzan corriendo una decena de mutos iguales.

Katniss y yo seguimos ascendiendo y dejamos atrás al muto con los ojos de Rue.

Sin embargo los mutos nos pisan los talones, así que no me queda otro remedio que usar mi arco. Disparo ciegamente hacia atrás, acertando en la pierna de uno, pero sigue corriendo sin detenerse.

-Dispárale en el cuello – me insta Katniss.

-¿Crees que es fácil mientras corro?

Entonces ella dispara y acierta en el cuello del muto al que le había disparado yo antes. Pero para lo que ella parece fácil para mí es un reto. Soy incapaz de acertar ningún disparo y estar atento de no tropezar. Disparo por quinta vez y, al fin, acabo con uno de ellos.

-Gale, nos quedamos sin flechas.

Estiro el brazo y tanteo mi carcaj.

-Sólo me quedan dos.

-A mí tres – dice Katniss.

Estoy desorientado, así que no sé si quiera si vamos en la dirección correcta hacia la Cornucopia. Aunque un presentimiento me dice que debe ser así, sin embargo, no sé cuánto tiempo más tendremos que correr hasta llegar allí. De nuevo disparo una flecha, que acierta a un muto con los ojos de la chica pelirroja, provocándome una sensación de deja vu.

-La última – digo cogiendo mi última flecha. Y veo que la que Katniss tiene en su mano también es la última.

Katniss dispara y acierta a un muto con los ojos de la profesional del Distrito 1, Glimmer. Justo cuando voy a disparar mi flecha veo una zona iluminada delante de nosotros.

-¡La Cornucopia! - aumentamos el ritmo y llegamos a un espacio abierto de árboles, pero no dejamos de correr, al menos hasta que me giro y veo que los mutos no entran en el prado. - Mira Katniss. ¿Por qué no entran?

No obtengo respuesta de Katniss, en su lugar me responde una voz que solamente he oído una vez.


-Ya han cumplido su misión: traeros hasta aquí.