sábado, 15 de marzo de 2014

Capítulo 16. Hay que tomar decisiones

Bueno chicos sé que llega con unas tres semanas de retraso pero aquí está el capítulo 16. A parte de los exámenes eternos me ha costado bastante escribirlo. Ahora tengo un par de semanas de descanso y espero poder escribir algo más para ir subiéndolo poco a poco. Espero que os guste el capítulo. Saludos ^^


Le falta un dedo y tiene las manos grises, llenas de ampollas.

-Te han torturado - digo las palabras en voz alta para obligarlas a asentarse en mi cabeza.

-Me hacían preguntas extrañas - Rory baja la cabeza y clava la vista en el suelo - Me preguntaban por ti y Katniss y por algún tipo de complot. Yo no sabía nada, no podía responder a pesar del dolor del ácido.

-Ácido - susurro.

-Me obligaban a meter las manos en una cuba llena de ácido.

-¿Y el resto? - Pregunto apresuradamente, deseando quitarme la imagen de mi hermano gritando de dolor de la cabeza.

-No sé nada de ellos - mi hermano levanta la cabeza y vuelve a mirarme con esa nueva mirada de hermano mayor.




A la mañana siguiente, cuando llego al comedor, Madge y Rory ya están allí, sentados lo más lejos posible.

-¿Juntos o por separado? - Pregunto nada más contemplar la escena.

-¿Cómo? - pregunta Madge con el centro fruncido.

Me siento entre ellos y la miro interrogante. Al igual que Katniss, salir como tributo la ha puesto demasiado a la defensiva.

-¿Queréis entrenar juntos o por separado?

-Separados - responde Madge en cuanto formulo la pregunta. Miro a mi hermano, que se encoge de hombros. Tiene una extraña sonrisa en la cara.

-Está bien.

-¿Puedo irme? - pregunta Madge poniéndose en pie.

-Deberías comer para coger fuerzas.

-No - responde secamente - Siempre he comido bien, ahora tengo que acostumbrarme a pasar hambre.

Sus palabras nos sientan tanto a mi hermano como a mí como navajazos. Lo sé por la expresión de su cara, contraída en una mueca de asco. Yo apenas pasé hambre en los juegos y Madge tiene que obligarse a no comer para no pasar tampoco.

-¿Cuándo empezamos? - Pregunta mi hermano cambiando de tema, una vez que Madge se ha marchado.

-Deberías conseguir que se alíe contigo - digo señalando hacia la puerta. -Tiene carácter y sabe defenderse. La he enseñado.

-¿La has enseñado? - La cara de mi hermano se tuerce en una mueca de desconfianza.

-Sí. Hemos pasado una temporada juntos. - Al admitir esto en voz alta me doy cuenta de lo extraño que debe parecerle a mi hermano esta declaración.

-¿Estáis juntos? - La pregunta no ha tardado en llegar.

-No - contesto secamente.

-¿Lo habéis estado? - Vuelve a preguntar.

-Rory, he pasado un año sin familia. Necesitaba compañía.

-¡Y qué buena compañía! - comenta con sarcasmo.

-¡Rory hace un año que gané los juegos y perdí a mi mejor amiga! ¡No estoy preparado para que nadie ocupe su lugar!

Mi hermano se queda callado y, sin decir una palabra, se pone de pie y camina hacia la puerta con una extraña sonrisa en la cara.

-¿Y esa sonrisa? – pregunto justo antes de que la puerta se cierre de un portazo. No obtengo respuesta.




-Effie - digo, golpeando con delicadeza la puerta - Effie voy a entrar.

Giro el pomo y abro la puerta con cuidado. Es la segunda habitación en la que entro sin permiso en menos de veinticuatro horas, lo que me hace sentir algo incómodo. Esta vez, la estancia está completamente iluminada. Hay una mesa central en la habitación en la que Effie está sentada. Frente a ella hay un plato de patatas asadas que no han sido probadas.

-Effie - vuelvo a susurrar.

Como respuesta, Effie se suena la nariz y deja caer el tenedor con un golpe sordo sobre la madera de la mesa. Con dos grandes pasos me sitúo junto a ella y me agacho para estar a su altura.

-Effie, ¿estás bien?

-Es triste - la oigo susurrar, haciendo un gran esfuerzo por escucharla - Todo esto es muy triste, Gale. Jamás habían matado a alguien cercano a mí.

-¿Qué estás diciendo? - Pregunto.

-A los niños no les pillaba cariño porque sabía que morirían. Pero Haymitch... Era lo más parecido a un amigo que nunca he tenido. Y ahora está muerto.

De un manotazo aparta el plato de comida y apoya la cabeza sobre la mesa, llorando sin consuelo. Al haber escuchado esas palabras salir de su boca todo se hace real. El Capitolio ha destrozado demasiadas vidas. ¿Quién me diría que algún día me encontraría con la obligación de consolar a la recta y dura de Effie Trinket? Se supone que el Capitolio cuida a sus habitantes, sin embargo acaban de romper esa norma no escrita.

Decido pasar un brazo por detrás de su espalda y la obligo a despegar la cara de la mesa.

-Effie escucha. Necesito tu ayuda. Jamás he hecho esto y soy incapaz de hacerlo sin ti. He perdido a Haymitch y tienes que ayudarme. Necesito salvara a mi hermano o a Madge.

En cuanto digo esto la pregunta que he intentado ignorar reaparece en mi cabeza: ¿a cuál de los dos voy a salvar? La cara de Peeta surge entre los recuerdos. Le prometí que la llevaría de vuelta al doce, ¿voy a volver a romper esa promesa? Sin embargo, no puedo dejar morir al único familiar del que conozco el paradero.

Effie se seca las lágrimas con una mano y me mira con la cara convertida en un puchero.

-Te ayudaré – consigue susurrar.




Durante la comida, Rory se centra en comer como nunca. Quiero decirle que pare, que debe acostumbrarse a pasar hambre para los juegos como ha dicho antes Madge. Sin embargo, ver cómo sus ojos se iluminan con cada plato me impide decirle nada. Mi hermano nunca se ha encontrado con tanta variedad y ahora que puede comer lo que nunca ha probado, ¿tengo derecho a negárselo? Por otro lado, Madge no aparece. Y lo mismo ocurre a la hora de la cena.

-¿Sabes algo de Madge? – le pregunto a mi hermano cuando ya ha empezado el postre.

-No la he visto salir de su habitación desde que llegamos.

Guardamos silencio hasta que un grupo de criados retira los platos. Es mi hermano el que rompe el silencio haciendo la pregunta que llevo esperando desde que lo volví a ver, la pregunta ante la cual corro el peligro de enloquecer, la pregunta más necesaria para su supervivencia en los juegos.

-¿Cómo ganaste?

Effie, frente a mí, se pone muy recta y cruza los alargados dedos de sus manos sobre la mesa. Noto un calor repentino que invade todo mi ser, comienzo a sudar y pronto llegan los escalofríos. Como una sucesión de imágenes, mis últimos minutos en la arena pasan por mi cabeza. Tresh matando a Katniss en un intento por defenderse de mí. Yo, deseosos de venganza, rompiéndole el cuello a Tresh. Después, Clove, indefensa y sangrando sobre la hierba, clavándole el cuchillo a Marvel.

-Gané por suerte. - contesto finalmente, y observando la cara de incertidumbre de mi hermano añado: - Porque la chica que debería haber ganado estaba demasiado herida.

-¿Katniss? - pregunta mi hermano.

-No – niego con la cabeza – Fue la chica del Distrito 2, Clove.

Mi hermano asiente y baja la mirada. No creo estar en condiciones de ser su mentor. No estoy en condiciones de revivir mis juegos una y otra vez, aunque sea para ayudarlo.

-¿Tienes alguna habilidad? - pregunto, a lo que mi hermano se encoge de hombros.

-Rory, - interviene Effie – debes de poner de tu parte, esto es muy complicado para tu hermano. ¿Qué te parece si empezamos con tus modales?

Sonrío a Effie. Una sesión de modales y mi hermano acabará encantado de hablar sobre los juegos. Me levanto de la mesa y salgo al pasillo para ir a mi habitación. Sin embargo, decido cambiar de rumbo y acabo llamando a la puerta del tributo femenino del Distrito 12.

La puerta no tarda en abrirse. Tras comprobar que soy yo, Madge resopla con fuerza y se apoya en el marco de la puerta.

-¿Sí? - pregunta.

-Tenemos que hablar.

-Empieza – dice sin apartarse de la puerta.

-¿No vas a hablar con tu mentor? - Pregunto.

-¿Para qué?

Baja la mirada y observa sus manos con fingida atención.

-Vas a los juegos, Madge, no de paseo. Allí hay gente muy preparada que no durará en matarte.

-¿Y? - Levanta la mirada y clava sus ojos amenazantes en los míos - Voy a morir de todas formas.

-No puedes darte por vencido sin luchar. ¡Te he estado entrenando!

-Me di por vencido en cuando el nombre de tu hermano salió de la urna, Gale. Buenas noches.

Intenta cerrar la puerta, pero interpongo mi pie y la empujo con fuerza para entrar en la habitación.

-¿Qué quieres decir?

-Está claro quien recibirá más ayuda por tu parte. - Dice, alejándose poco a poco de mí.

-¿Crees que beneficiaré a mi hermano y no a ti?

-Sería lo lógico, ¿no? - Fuerza una carcajada que termina en temblor.

-No. Tengo la misma responsabilidad de cuidar de ti que de Rory.

-¡Oh, vamos Gale! - Ahora da un paso hacia adelante para enfrentarme - Aquí no hay responsabilidades, sino supervivencia. Tú formas parte de los juegos también, ¿no? Tú también tienes que luchar para salvar la vida de alguien que te importa y ese alguien es Rory, tu hermano.

-¿Crees que tú no me importas?

Se crea el silencio entre ambos, cada uno asimilando el significado de esas palabras. Madge me importa, sí, pero no sé hasta que punto. Si yo también formo parte de los juegos, significa que cuido por mi propia supervivencia. ¿A cual de los dos necesito si mantengo mis sentimientos al margen? ¿Qué me dicen mis sentimientos?

-Estoy asustada, Gale - dice Madge lentamente, como si evaluara cada una de sus palabras - No sé hasta qué punto puedo confiar en ti. No sé hasta qué punto ayudarás a tu hermano a costa de mí.

-Te prometo que no favoreceré a ninguno, sino a los dos por igual. - Aseguro – Créeme.

Pienso en la promesa que le hice a Peeta en el cementerio. Le prometí traer de vuelta a Madge, y ahora puede que vuelva a romper mi promesa. ¿Es eso lo que quiero?

Madge avanza con decisión hacia mí y ne abraza, cortándome la respiración y pillándome completamente desprevenido.

-Ojalá todo esto no fuese más que una pesadilla - susurra contra mi pecho.

-Ojalá - susurro, cruzando mis manos en su espalda.

No soy consciente de cuánto tiempo permanecemos así, ni de cuando ella levanta la mirada y yo bajo mi cabeza para encontrarme con sus ojos. Ni siquiera soy consciente de cómo la distancia entre ambos se acorta poco a poco.

Solo me percato de todo esto cuando nuestros rostros ya se han rozado, y entonces es demasiado tarde para evitar el beso.

He besado ha muchas chicas, sin embargo mi corazón solo perteneció a Katniss. Ahora me encuentro besando a Madge, una chica a la que hace tan solo un año aborrecía y ahora me resulta demasiado similar a Katniss. Igual de fuerte y valiente a pesar de su apariencia frágil.

Me doy solo un par de segundos antes de separarme de ella.

-No debería haber hecho eso - digo justo antes de darme la vuelta y caminar hacia la puerta.

-¡Gale! - Ya he avanzado un par de metros por el pasillo cuando oigo a Madge llamarme. Me doy la vuelta y la veo apoyada en el marco de la puerta.

-Mañana quiero verte en el desayuno, ¿está bien? - pregunto.

Ella asiente y vuelvo a darme la vuelta. Sin embargo, me lo impide de nuevo.

-Gale. - suspiro y con lentitud vuelvo a girarme - Tenía que hacerlo - susurra, después levanta la mirada y afirma con seguridad mirándome a los ojos - Tenía que hacerlo aunque sólo fuera una vez.