Lo siento. Lo he subido todo lo antes que he podido pero estoy muy ocupada. No sé cuando subiré el siguiente pero en fin, aquí esta el octavo capítulo. Como siempre gracias por leerlo y espero que os guste.
No sólo la conozco. Hay más. Por mi culpa y por la culpa de
Katniss esa chica está ahí. Nosotros tuvimos la oportunidad de salvarla y no lo
hicimos.
Nos encontrábamos en el bosque, en lo alto de la colina
donde comíamos habitualmente, cuando los vimos. Dos chicos corrían todo lo
rápido que le permitían sus piernas. Recuerdo preguntarme a mí mismo qué
hacían. ¿Huir? Nadie entraba en el bosque por miedo a los animales salvajes.
Pero esos chicos no corrían en dirección al Distrito 12, sino justo en la
dirección opuesta. Me percaté de que no eran de nuestro distrito. Ella era
pelirroja. Nadie en el doce era así. Todos éramos castaños o, al menos, la
mayoría. La hermana de Katniss y su madre, junto a otras personas, tenían el
pelo de un tono claro. Katniss y yo seguíamos inmóviles cuando mi mirada y la
de la chica se encontraban. En sus ojos se podía ver desesperación. Y justo
cuando la boca de la chica se movía, articulando alguna palabra, un sonido
ensordecedor invadió el silencio del bosque, impidiendo que oyese las palabras
de la chica pelirroja. En el cielo apareció un aerodeslizador, la chica seguía
llamándonos cuando una lanza atravesó el cuerpo de su compañero. Katniss y yo
no nos escondíamos, éramos incapaces de mover un músculo y solo podíamos
permanecer allí, intactos. Sin escondernos. Sin ayudar a la chica y a su
compañero. Una gran red calló sobre la chica. Ésta se retorcía, intentando
aferrarse al cuerpo de su compañero. Un brazo de hierro bajó desde el
aerodeslizador y se llevó al chico. La chica nos miraba y gritaba hasta que,
finalmente, la red ascendió y desapareció junto a la chica. Katniss y yo
seguíamos son movernos. El aerodeslizador permaneció allí, quieto, al igual que
nosotros. Me percaté de que podía vernos sin dificultad y, despacio, muy
despacio, cogí la mano de Katniss y lentamente nos escondimos tras unos
matorrales. Pareció que pasaban siglos hasta que finalmente la nave ascendía y desaparecía
de nuestra vista. Cuando llegué a casa, temblando, me abracé a mi madre aun con
esos ojos desesperados en mi cabeza.
Ahora volvía a tenerlos delante. Sin embargo no reflejaban
desesperación, sino sorpresa.
-Eso es imposible, Katniss, ¿cómo vas a conocer a un avox? –
pregunta Effie con una voz algo nerviosa.
Avox. Miré su boca, esos labios encorvados hacia a dentro.
Sí, a esa chica la habían convertido en avox, le habían cortado la lengua y la
habían obligado a servir al Capitolio. Sólo de pensarlo se me hizo un nudo en
el estómago, más aún sabiendo que yo podría haber evitado esa injusticia.
Por otro lado, conocer a esta chica suponían un peligro.
Conocer a una traidora que no había estado nunca en el distrito 12 era
imposible, a no ser que nos hubiéramos conocido en el bosque, como había pasado
en verdad. Miré a Katniss y ésta me miró. Le hice un gesto con los ojos casi
imperceptible y entonces lo entendió. Nos podían descubrir, y con nosotros a
nuestras familias.
-Cierto, no la conozco. Me ha recordado a alguien del
Distrito 12. Lo siento.
Tras el momento incómodo, Effie y los demás continúan su
conversación sobre el desfile. Pero esta vez ni Katniss ni yo participamos en
ella. Nuestras miradas van desde nosotros a la chica que se sitúa a un lado de
la mesa, de pie, esperando alguna orden de los presentes en la mesa.
La cena se acaba y nos vamos a nuestras habitaciones.
Katniss y yo no podemos hablar. No sólo porque no tengamos privacidad, también
porque sería demasiado sospechoso. Cada
vez estoy más seguro de que graban y analizan cada uno de nuestros movimientos
y temo que las consecuencias de nuestros actos las paguen nuestras familias.
Justo cuando estoy en la puerta para entrar en mi habitación aparece Haymitch.
-Gale- dice mientras se acerca por el pasillo. Va borracho y
con su copa en la mano como siempre. Ya no me sorprende verlo en este estado ya
que estoy empezando a acostumbrarme – mañana tú y Katniss tenéis…
Entonces deja de hablar y se queda mirando el suelo. Se
balancea hacia adelante y hacia atrás y parece ausente.
-Haymitch – no me escucha así que me acerco a su oído -
¡HAYMITCH! – se lleva la mano al oído y la copa cae al suelo, llenándonos a
ambos de licor. Esta es la gota que colma el vaso – Se acabó. ¿Eres nuestro
mentor? Pues no lo parece. Katniss y yo queremos volver a casa y tú eres el
único que puede ayudarnos, pero si estás ausente todo el tiempo es imposible
que puedas hacer nada. – me giro y veo a
Effie y a Katniss en el pasillo. Creo que he gritado bastante.
Haymitch se da la vuelta y se encierra en su habitación.
Effie también se va y nos quedamos Katniss y yo solos en el pasillo.
-Creo que yo tenía más ganas de gritarle que tú – me dice
con una sonrisa cómplice.
-¿Con eso quieres decir que no debería haberle gritado?
-No. Quiero decir que me hubiera gustado haber sido yo quien
se descargara con él – se acerca hasta mí y se apoya en la pared – Aunque por
otra parte te lo agradezco. Tal vez que le grites tú sea mejor a que lo haga
yo.
Me apoyo en la pared junto a ella.
-Tal vez no debería haberlo hecho. Creo que tiene sus
razones para estar siempre ebrio.
-¿En serio? – me mira con los ojos muy abiertos.
-Imagínate. Un año tras otro. Cuidando de dos chicos.
Quieras o no les vas a coger cariño y, finalmente, mueren. Así durante… - me
quedo pensativo - ¿25 años?
Katniss retira mi mirada de la mía y la dirige al suelo.
-¿Ya das por seguro que no vamos a volver a casa?- su tono
de voz no es de preocupación, ni de tristeza, ni de molestia. Simplemente es
neutro.
-Katniss, ¿crees que tenemos alguna posibilidad de que
alguno vuelva? Somos veinticuatro y sólo uno puede regresar. Si todos estuviéramos
en igualdad de condiciones tal vez habría una posibilidad. Pero también tenemos
que contar con los profesionales. Tal vez podríamos matar a uno, o a dos. Pero
no a todos. Y no son solo los de los distritos uno, dos y cuatro. Siempre hay
alguno fuerte en los demás distritos que se alía con ellos. Katniss no soy
negativo, solo intento prepararme para lo que verdaderamente puede pasar.
-Ya, lo entiendo. ¿Quieres que nos aliemos? En el tren dije
que no pero comienzo a creer que estoy equivocada. – me mira e intenta sonreírme.
-Me sentiría mucho más a salvo teniéndote a ti a mi lado. –
con este comentario consigo sacarle una sonrisa.
Nos quedamos allí, en silencio. Hasta que recuerdo que
Haymitch intentaba decirme algo cuando vino a buscarme.
-Katniss en seguida vengo.
Su habitación está al lado. No sé si llamar ya que en su
estado lo más seguro es que esté durmiendo. Así que sólo lo hago cuando escucho
unos ruidos al otro lado de la puerta. No obtengo respuesta así que entro sin
permiso. Lo primero que veo que sorprende. Haymitch está en la puerta del baño,
cogiendo unas botellas del suelo. Levanta la vista para ver quien ha entrado y
cuando ve que soy yo vuelve a bajar la cabeza. Cuando ha conseguido coger las
botellas sin que se le caiga ninguna entra en el baño y yo lo sigo para saber qué
hace. Me quedo con la boca abierta. El suelo del baño está lleno de botellas
vacía porque Haymitch ha vaciado su contenido por el lavabo. O eso es lo que
está haciendo con las que acaba de coger. Se le caen varias al suelo pero no se
rompen así que me acerco y las recojo. Intento ayudarle pero me las quita de
golpe.
-Esto es algo que tengo que hacer yo. – su voz es muy ronca.
-¿Por qué Haymitch? ¿Por qué estás haciendo esto?
De repente deja de hacer su labor y me mira a los ojos.
-Es lo que quieres que haga, ¿no?
-Lo que quiero es que cuando tengas que ayudarnos estés
sobrio. Y ahora te necesitamos. Tampoco te obligo a que vacíes todas tus
botellas, pero sí que dejes de beber durante un tiempo.
-Eso es lo que intento hacer. La tiro para intentar superar
mi adicción. Aunque sé que volveré a caer en cuanto terminen los juegos.
Me imagino a Haymitch en su casa, en la Aldea de los
Vencedores, cuando Katniss y yo hayamos muerto, y siento un gran nudo en el
estómago. Me gustaría que alguno ganase, aunque sólo fuese para impedir que
Haymitch vuelva a caer en su adicción.
Haymitch deja de mirarme y sigue vaciando botellas. Me doy
cuenta de que es mejor dejarlo solo.
-¿Qué me estabas diciendo antes? ¿Qué pasa con Katniss y yo
mañana?
-Tenéis entrenamiento – dice casi sin inmutarse.
-Vale. Nos vemos mañana Haymitch. Descansa.
Él emite un extraño gruñido y yo salgo de la habitación.
Puede que sea una de las personas más odiables del mundo, pero tiene sus razones.
Él no tiene la culpa de haber salido elegido en la Cosecha, ni de haber ganado
los juegos. No conozco mucho la historia de este hombre, pero algo me dice que
ha estado más llena de baches de lo que jamás estará la mía. Quiero ayudarle,
aunque no sé cómo, al igual que él nos va a ayudar a mí y a Katniss. Algo en mi
interior me dice que nos va a ayudar, que con él tenemos una oportunidad. Y su
fuerza para intentar alejar de él aquello que más desea me lo ha demostrado.
Katniss está en el suelo sentada así que me siento a su lado.
-¿Y bien?
-Está tirando todo el licor que tiene – veo como los ojos de
Katniss se agrandan – y dice que va a mantenerse sobrio al menos hasta que
terminen los juegos.
Katniss no dice nada, pero no deja de mirarme. Me pone
nervioso que lo haga. Siempre me ha puesto nervioso que ella me mirase.
-He visto como mirabas a la chica del dos.
Me atraganto con mi propia saliva y comienzo a toser. Ella
me da palmadas en la espalda hasta que al fin puedo volver a respirar con
tranquilidad. No sé qué decirle, ¿cómo miro yo a esa chica? Simplemente hay
algo en ella que me llama la atención pero no es el físico. Inmediatamente en
mi cabeza puedo volver a ver esos ojos. Cuando nos miramos había algo en su
mirada que no sabía cómo explicar.
-¿No me respondes? – me sorprendo al escuchar la voz de
Katniss. Por un momento me había olvidado de que estábamos en el pasillo.
-No sé a qué te refieres. La he mirado, como he mirado a
todos los tributos. – intento esquivar el tema. Sí, había algo que me llamaba
la atención en especial de esa chica, pero no quiero que Katniss lo sepa. No
quiero que se imagine cosas erróneas.
-Gale, te has quedado un montón de rato mirándola. Hasta que
no han llegado los tributos del seis no has dejado de mirarla. Si es una
estrategia para aliarte con los profesionales deberías de decírmelo si tú y yo vamos
a ser aliados.
-La verdad es que no había pensado en eso. Hay algo en ella
que me llama la atención. No sé lo que es. ¿Quieres intentar aliarte con ellos?
-No – su respuesta es rápida y sin dudas.
-Yo tampoco.
-Los del doce hemos estado siempre creyendo que… - le pongo
una mano en la boca para que no siga hablando y ella abre mucho los ojos. Me
acerco a su oído.
-Katniss ten cuidado. Aunque estemos condenados nuestras
familias aún tienen una oportunidad de sobrevivir. No hagas que paguen por
nuestros errores. – ella asiente y quito mi mano. Por los pelos.
Volvemos a mirar hacia la pared y ella apoya su cabeza en mi
hombro.
-A veces olvido dónde estamos.
-Ojalá pudiera olvidarlo yo también. Tal vez así podría
dormir algo – le digo bostezando.
-Tal vez deberíamos ir a dormir.
-No. No, por favor. Quiero quedarme aquí. Tal vez no vayamos
a estar así nunca más – en cuanto pronuncio mis palabras me arrepiento.
-Esto es horrible. Nuestras familias nos necesitan. Pedirán
teselas. Vendrán a los juegos. No puedo imaginarme a Prim en los juegos. – noto
como su voz está a punto de romperse.
Una sombra llama nuestra atención y ambos nos giramos hacia
un lado del pasillo. La visión me produce un escalofrío. En la entrada del
pasillo acaba de aparecer la chica pelirroja. Katniss y yo dejamos de hablar y
nos ponemos en pie.
-Katniss mañana tenemos entrenamiento. – ella asiente pero
sin dejar de mirar a la chica.
-Lo siento. Si te he causado algún problema me gustaría
pedirte perdón. – la chica niega con la cabeza y señala con un dedo la puerta
de la habitación de Katniss.
Mi compañera avanza hacia su habitación y me saluda con la
mano a modo de despedida. La avox y yo nos quedamos solos en el pasillo. Sé que
tengo que decirle algo, lo que sea. Pero las palabras no salen de mi boca. Ella
se limita a señalar mi habitación. Me giro y abro la puerta pero en el último
segundo me armo de valor y me giro para decirle un ‘lo siento’ sordo ya que mis
palabras no salen de mi garganta. Ella hace un gesto, intentando sonreír.
Después entra en la habitación de Katniss y yo entro en la mía. Mañana es el
entrenamiento y quiero tener algo de energía.
Que bien que le ha propuesto ser aliados y que Haymitch se haya animado solito a tirar su licor. Con su ayuda, podrán sobrevivir más tiempo.
ResponderEliminarA la espera del siguiente :)
Espero poder subirlo este sábado (;
EliminarEstoy impaciente por verlo, he comentado para nominarte a los Mockingjay's Song Awards en este blog http://cantodesinsajos.blogspot.mx/p/mockingjays-song-awards-premios-canto.html
ResponderEliminarA ver si los hace. ^_^
Aaawww! Muchísimas gracias (:
EliminarEres un encanto que lo sepas ^^
http://cantodesinsajos.blogspot.mx/p/mockingjays-song-awards-premios-canto.html
ResponderEliminarnominada