sábado, 15 de diciembre de 2012

Capítulo 4. Promesas.


Cuarto capítulo. Supongo que a partir de ahora los subiré más seguidos ya que ¡he terminado lo exámenes! Hay dos encuestas para elegir los nombre de los tributos del Distrito 6, así que ya os adelanto que serán importantes. Por favor, VOTAD. Espero que os guste. :D

Al abrirse la puerta me encuentro con un chico alto, rubio, seguramente muy atractivo para la mayoría de las chicas. No parece del Distrito 12, pero lo es. No he hablado con el nunca, a excepción de un par de veces en las que incluyo la de esta mañana. Es Peeta Mellark, el hijo del panadero. Se acerca poco a poco a mí. Su cara es indescifrable, nunca lo había visto tan blanco.
-¿Qué haces aquí? – directo, no voy a andarme con rodeos. El chico me cae bien pero no termina de convencerme su actitud.
-Hola Gale. No voy a mentirte, no he venido a despedirme de ti ni a desearte suerte. – El chico ha sido tan directo como yo.- Ambos sabemos que nuestra relación es nula.
-Entonces, ¿qué haces aquí? – me pica la curiosidad. ¿Para qué habrá venido entonces?
-Quiero que me prometas algo.
-¿Prometerte? No creo estar en condiciones de prometerte mucho así que…
-Quiero que me prometas que cuidarás de Katniss.
-¿QUÉ? – Lo decía para mis adentros pero mis pensamientos han sido demasiado altos. Me he quedado sin palabras. ¿Cuidar de Katniss?
-Que me prometas que vas a cuidar de Katniss. – repite. Sí, lo había escuchado a la perfección a la primera pero la sorpresa ha sido demasiado grande.
-Primero, Katniss sabe cuidarse sola. Segundo, si te prometo eso, también estoy prometiendo que no seré yo quien regrese al Distrito 12, sino que seré yo el que muera. Algo que seguramente sucederá pero, por si no lo sabías, tengo familia. No voy a…
-Haré todo lo posible por que tu familia no muera de hambre. – me ha vuelto interrumpir. Eso me cabrea muchísimo. Pero entonces me doy cuenta de lo que acaba de decir.
-¿Vas a cuidar de ellos?
-Mi familia trabaja en una panadería. Créeme, intentaré que lo que menos les falte sea comida.
Me dispongo a hablar, decirle que no es necesario, aunque sea una mentira. Pero la puerta se abre de golpe y no me da tiempo. El hombre entra y coge a Peeta del brazo.
-¡Prométemelo Gale! ¡Prométemelo! – forcejea con el hombre para intentar ganar tiempo. Intentar convencerme. Pero no consigo articular palabra antes de que la puerta se haya cerrado.
¿Proteger a Katniss? ¿Significaría morir en su lugar? Sí. ¿Sería capaz de sacrificar mi vida por la de ella? Me quedo mirando el suelo de madera. ¿Sería capaz? La incertidumbre me mata. Quiero desaparecer de aquí. Cojo una silla y golpeo todo lo fuertemente que puedo el suelo con ella, haciéndola añicos. Suelto un grito de furia. ¿Por qué? ¿Por qué no he salido antes en la Cosecha? Azar. Una voz en mi cabeza me susurra la respuesta, pero se equivoca. Nunca hay azar, no en Panem. Todo está controlado por el Capitolio.
Poco después llegan varios agentes de paz armados. Parece que me ven como una amenaza. Eso me gusta y me hace esbozar la primera de mis sonrisas en horas. Salimos del Edificio de Justicia y me llevan junto a Katniss. La agarro de la mano, no voy a dejar que vuelvan a separarnos. Después meten a ambos en un coche. Effie, la mujer del Capitolio, intenta sentarse en medio pero finalmente se da por vencida y se sienta a mi lado. Cuando llegamos a la estación bajo del coche corriendo. No aguanto ni un segundo más al lado de esa mujer. He intentado ignorarla pero me ha resultado imposible. Su voz chillona ha estado taladrando mi tímpano derecho todo el camino, y eso que no era muy largo, sobre como debo comportarme al llegar al Capitolio.
Custodiados por varios agentes y seguidos de cerca por Effie, entramos en el tren y somos conducidos hasta lo que parece un comedor. Pero es un comedor completamente diferente a como siempre los he imaginado. Es una sala enorme y la mayor parte del espacio está ocupada por una gran mesa llena de comida. El olor y ver estos manjares provoca que mi boca se haga agua. Veo como Katniss me ha soltado y pasa la mano por la mesa. Está tan alucinada como yo.
-Pasad, sentaos. – Katniss y yo nos vemos empujados por Effie y caemos sobre dos asientos muy blandos.
La mujer comienza a hablar otra vez sobre el tren y el Capitolio y la ignoro de nuevo. Miro por la ventana y veo como avanzamos a una gran velocidad. Ya hemos salido del distrito y ni siquiera me ha dado tiempo a despedirme de mi casa, del bosque, de los árboles…
-¡Chico! ¿Me estás escuchando? – pego un salto del susto. No, no la escuchaba.
Effie se ha enojado y se dispone a atacarme. Pero no puede ya que en ese momento se abre la puerta y aparece el hombre más feo, gordo y borracho que he visto nunca en mi vida. Es el más gordo porque, en la Veta, los hombres están muy delgados, a punto de morir de hambre. Pero él es Haymitch Abernathy, el ganador del segundo vasallaje de los veinticinco, es decir, de la edición número cincuenta de los Juegos Del Hambre. Tiene dinero para alimentar a todas las familias de la Veta. Eso es lo único bueno. Ganar significa fama y riqueza, perder significa una muerte segura.
Haymitch entra en el vagón. Lleva una botella en la mano. El líquido es transparente pero puedo apostar lo que sea a que no es agua.
-Así que tú eres el afortunado, ¿eh? – se dirige a mí y entonces caigo en algo.
-¿No se supone que deberías de haber estado en la Cosecha? – al menos eso es lo que tengo entendido, ya que todos los años ha estado presente.
Katniss comienza a reírse por lo bajo y tanto Haymitch como yo nos quedamos mirándonos.
-Haymitch sea sentido indispuesto durante la celebración. – este último comentario por parte de Effie hace que Katniss deje de reírse. – Os dejo a solas para que habléis sobre los juegos. – y se marcha.
-Así que te llamas Gale, ¿no, chico?
-Así es. – esboza una sonrisa y mira a Katniss.
-Creo que soy vuestro mentor.
-¿Tú eres el que se supone que deberá ayudarnos a sobrevivir a uno de los dos en la arena? – no creo que esté en condiciones de llevar a cabo esa misión.
-Sí – dice siseando excesivamente.
-¿Algún consejo?
-No muráis.
Tras decir esto se levanta con la botella aún en la mano y se dirige a la puerta del vagón y esta se cierra detrás de él.
-¿Qué no muramos? ¿Ese es el consejo? – grito intentando que me oiga. Pero parece que no se a enterado ya que no regresa. Me levanto y Katniss intenta sujetarme del brazo pero yo la suelto. Me acerco hacia la puerta con ella siguiéndome y la abro. En seguida me arrepiento de haberlo hecho.
Haymitch está ahí, tirado en el suelo encima de un gran charco de vómito. El hedor es nauseabundo y me veo en la obligación de reprimir varias arcadas. Katniss no está en mejores condiciones.
-No podemos dejarlo aquí – me dice. Lleva razón. Me acerco a él aguantando la respiración y lo cojo de un brazo. Su brazo está húmedo y pegajoso. Instintivamente me llevo una mano a la boca para no vomitar yo también.
-Ayúdame, por favor – le pido a Katniss.
Ella se acerca al otro lado y lo coge del brazo, no reprime su cara de asco. Cuando conseguimos ponerlo en pie paso su brazo por detrás de mi cuello y Katniss hace lo mismo. Esta camisa olerá mal el resto de mi vida. Cuando llegamos a su compartimento abro la puerta como puedo y entramos. Hay una gran cama en el centro rodeada de… ¿botellas? Parece que son la compañía de este hombre, si es que se le puede llamar así. Lo tumbamos en la cama. No podemos dejarlo así. Va a ser hora de darle un baño. Katniss ve mi intención y carraspea. Me giro hacia ella, me mira y está colorada.
-Vale. Vete, ya lo ducho yo. – esboza una gran sonrisa, me da las gracias y se marcha. Me quedo solo junto a este hombre, al que tengo que bañar.
Cuando consigo que entre en el cuarto de baño lo desnudo como puedo. Si su aspecto es horrible vestido, sin ropa es mucho peor. Mientras está en la ducha intento no mirarlo mucho. Cuando parece que recupera un poco el conocimiento le digo que se enjabone y yo salgo para buscarle algo de ropa limpia. En su armario no hay mucha ropa, así que finalmente saco unos pantalones color caqui y una camisa azul oscura. Entro en el baño con la ropa y el ya ha salido de la ducha.
-Gracias chico. – por su voz noto que a aún está bastante ebrio.
-No deberías de beber. Lo que menos necesitamos ahora es a un mentor borracho.
-Deberías ir a arreglarte. En la cena tenemos que hablar sobre lo que pasará mañana en el Capitolio.
Salgo del baño y justo cuando voy a cerrar la puerta de su compartimento veo como sale desnudo del baño y coge otra botella. Esas botellas no tardarán mucho en desaparecer de ahí. No sé qué hará cuando se le hayan acabado todas. Mi comportamiento es igual pero no hay ningún objeto de cristal alrededor de la cama. Decido que lo primero va a ser darme una ducha. Como ya he experimentado con la ducha de Haymitch ya sé como funciona, más o menos. Me quedo quieto en la ducha lo que parecen horas hasta que finalmente decido salir. En mi armario encuentro todo tipo de ropa y decido vestirme con una ropa parecida a la de Haymitch.
Cuando llego al comedor ya están todos esperándome. La comida ahora es mucho más vistosa. Me siento junto a Katniss. Aún no he hablado con ella y creo que ya va siendo hora. Cada uno se sirve lo que quiere y yo decido seguir el ejemplo de Katniss, echarme un poco de todo. Todo está delicioso pero lo que más me gusta es un pescado rosado, creo que Effie lo ha llamado salmón.
-¿Vas a darnos algún consejo? – ahora es Katniss la que ha iniciado la conversación.
-No muráis.
-¿Y qué se supone que debemos hacer para no morir? – Katniss comienza a alzar mucho la voz y Effie golpea su copa con una cuchara.
-Por favor, no hables tan alto. Cuando lleguéis al Capitolio deberíais de haber desarrollado cierto modales – enfatiza especialmente en la palabra ‘modales’.
-¿Qué podemos hacer para no morir? – repite Katniss en voz más baja. Mira a Effie y ésta le dedica una sonrisa, complacida.
Haymitch no le responde, la ignora. Katniss se levanta de golpe y sale del comedor.
-Voy a hablar con ella. – me levanto y salgo del comedor no sin antes escuchar como Effie dice algo sobre nuestro comportamiento.
La veo al final del pasillo y corro para alcanzarla. Cuando la agarro de la mano ella se gira y me abraza fuertemente contra ella. Está llorando. Llevo tanto tiempo sin verla llorar que se me hace raro intentar consolarla.
-Katniss tranquilízate. Todo va a salir bien. – no solo le miento a ella, también a mí.
-Es imposible, Gale – dice en un susurro. - ¿Qué puede salir bien? Sólo uno sobrevivirá. No volveremos a pisar el bosque. Le he prometido a Prim que ganaría, pero eso es imposible.
La abrazo con fuerza y así nos quedamos, fundidos en un abrazo que me gustaría que no acabase. Solo uno sobrevivirá, esa frase resuena en mi cabeza. Me gusta sentirla junto a mí, aunque lo que más me gustaría en estos momentos es que estuviera lo más lejos posible.
-Debería haberte hecho caso. Deberíamos haber huido al bosque hace mucho tiempo. ¿Cómo es que nunca nos hemos parado a pensar que esto podría ocurrir?
-Se acabó. No quiero que pienses en eso – la separo de mí y limpio sus lágrimas con mis manos. - ¿Cuánto tenemos? ¿Una semana? Tenemos una semana antes de convertirnos en enemigos e intentar matarnos. Así que vamos a disfrutar esa semana todo lo que podamos, ¿entendido?
No me responde. Sus ojos se quedan fijos en los míos. Me doy cuenta de que jamás sería capaz de matarla. La única forma de poder volver a casa será dejando que la maten otros. ¿Pero es eso lo que quiero? ¿Quiero volver a casa? ¿Sin ella?
-¡Estáis aquí! Os he estado buscando. Ya es hora de que volváis a vuestros compartimentos y descanséis. Mañana va a ser un día muy, muy importante.

2 comentarios:

  1. tu capitulo estvo sgsfmnfg,tengo 2 blogs me podrias afiliar?

    http://laultimavidente.blogspot.mx/

    http://amordecapitolio.blogspot.mx/

    ya te afilie

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias! Me alegro de que te guste (:
      Claro que sí! En cuento coja el ordenador te recomiendo :D

      Eliminar