Me ha costado bastante escribirlo porque estoy llenita de exámenes pero recibí una amenaza y he tenido que hacer un hueco este puente para dedicarle unos minutos y subirlo. Así que este se lo dedico a esa chica tan maja, Clara Odair, ( sigoapostandoporti.blogspot.com ) que me amenazó. Otra cosa, si no actualizo mucho el blog haciendo encuestas y eso es porque voy fatal en tecnologías y el blogger no es mi especialidad. Sí, lo sé, soy torpecilla. Jajaja. Espero que os guste.
Cuando nací mis padres no sabían como afrontar la situación.
Me imaginaban muriendo en los juegos y se les rompía el corazón. Iban pasando
los años y poco a poco me fui acostumbrando a escuchar de noche a mis padres
hablando sobre mi futuro y el de mi familia. Pero por mucho que mi familia no
quisiera, al cumplir los doce años me vi en la obligación de pedir teselas, e
incrementar así el número de veces que mi nombre aparecería en la urna. Pero
nunca salía elegido. Me consideraba afortunado. Crecí en el bosque. Tras la
muerte de mi padre me convertí, junto con mi madre, en el cabeza de familia.
Era yo el que tenía que ir al bosque a cazar y conseguir comida para mi
familia. Pero no cazaba solo. Siempre me acompañaba mi mejor amiga, Katniss
Everdeen. Nuestros padres habían muerto en el mismo accidente en las minas y
eso, al final, se convirtió en algo que nos unía. Intercambiaba lo que
conseguía en el Quemador por cosas que eran necesarias para mi casa. Y esto se
convertía en una rutina. Teselas. Cosecha. Cazar. Quemador. Y cada año, el día
de la Cosecha veía como las puertas de una casa se cerraban, pero siempre veía
esto desde fuera. Este año no lo iba a ver. Yo sería la causa de que la puerta
de mi casa se cerrara.
Cuando abro los ojos veo como han abierto un pequeño pasillo
hasta el escenario y descubro que toda la gente tiene la mirada fija en mí.
Pero yo solo puedo fijarme en una persona. En esa chica que hay en el escenario
y que me mira con unos ojos que no expresan otra cosa que tristeza y
desesperación. ¿Por qué ella? ¿Por qué yo? Las posibilidades de que saliéramos los
dos eran tan remotas que ni me había preocupado. No había pensado en ello.
Ahora soy yo el que no sabe como afrontar esta situación.
¿Y si salgo corriendo? Me cogerían. Me matarían o me
convertirían en un avox, Pero al menos no tendría que ver como mi amiga muere o
como tengo que matarla. ¿Matarla? No puedo matarla. Es Katniss.
-Venga chico, sube.- La voz pastelosa de la mujer me
despierta. Unos agentes de la paz se dirigen hacia mí para llevarme al
escenario. Esto hace que despierte de mi estado de shock.
-¡Vale! Ya voy. Sé andar solo.- Reconozco a unos de los agentes
de paz. Se llama Darius. Lo he visto varias veces en el Quemador. Noto tristeza
en su mirada. Nos conoce a mí y a Katniss y sabe que somos amigos. Sé que él no
puede hacer nada y que no debería de hablarle así. Pero los agentes de paz no
se merecen ningún respeto desde mi punto de vista ¿A cuánta gente habrán matado
por órdenes del Capitolio y del presidente Snow?
Salgo al pasillo y camino hacia el escenario. Noto como
todas las miradas están fijas en mí. Estoy nervioso pero intento mantenerme
firme y no tropezar. Cuando llego al pie de las escaleras dudo un poco. Todavía
tengo la oportunidad de huir y de que me maten. Pero si subo estas escaleras…
Mira hacia arriba y veo como Effie me echa una mano para que la sujete. “Mantén
la cabeza alta” me ordena una voz en mi cabeza. Intento obedecerle pero
finalmente me obligo a mirar hacia abajo para no tropezar con los escalones.
-Vamos, sube. – La mujer intenta darme ánimos para subir. Su
voz suena animada. ¿Le parecerá divertida la situación? Finalmente haciendo
bastante esfuerzo tanto físico como mental consigo llegar a lo alto de los
escalones.
-Muy bien, Gale. – Me da la espalda y vuelve a darle la cara
a su público. – Y estos son nuestros tributos del Distrito 12. Ahora daos la
mano. – Me giro para ver a Katniss. Ella, tan perfecta con su vestido y su pelo
recogido. ¡Oh, Katniss! No sabes como siento esto. Puedo ver en sus ojos una
profunda tristeza. Noto su mano apretar la mía. Ni siquiera me he dado cuenta
de cuándo he estirado el brazo. Simplemente estoy inmerso en su mirada. “No
Catnip, no te preocupes. Todo saldrá bien”. Sé que no puede escuchar lo que
pienso y que es imposible no preocuparse. Pero este pensamiento consigue
imponerme algo de confianza y noto que mi mirada ha conseguido tranquilizarla
un poco. Tiene que haber alguna solución.
La mujer del Capitolio ha terminado de despedir la Cosecha y
nos llevan al interior del Edificio de Justicia. Katniss y yo vamos uno junto
al otro. Cuando intentan separarnos para meternos a cada uno en una habitación
diferente, la sujeto de la mano para intentar que no nos separen. Pero
finalmente los agentes de paz lo consiguen y me encierran en una habitación
antes de que me dé cuenta. Me pego a la puerta y escucho los forcejeos de
Katniss.
-¡KATNISS!
-¡GALE! – Intento abrir la puerta pero deben de haberla
cerrado por fuera ya que me es imposible abrir. - ¡Gale! – Noto como Katniss no
aguanta más y finalmente confirmo mis sospechas al escuchar un portazo al otro
lado de la puerta.
Golpeo la puerta con todas mis fuerzas e intento tirarla. Si
deciden matarme ahora por este atrevimiento Katniss tendrá un tributo menos
contra quien pelear. Es entonces cuando un agente de la paz abre la puerta y
estoy a punto de caer sobre él.
-Tienes tres minutos.- Me mira de mal humor y se separa para dejar pasar a mi familia.
Mis dos hermanos
corren hacia mí, llorando, y me abrazan. Yo les correspondo al abrazo y escondo
mi cabeza entre sus cuellos. ¿Cómo podrá sobrevivir mi familia sin Katniss y
sin mí? Esto solo provocará que pidan más teselas. Que vayan a los juegos como
su hermano mayor. Pretenden destrozar a mi familia. Cuando me levanto veo a mi
madre con mi hermana en brazos. Me acerco a ellas y abrazo a mi madre como
nunca lo he hecho.
-Te quiero, mamá. – La miro y veo como dos lágrimas caen por
sus mejillas. Con las manos intento secarlas, pero esto solo provoca que sean
sustituidas por otras dos aún más grandes. – Ahora escúchame. No estamos ni yo
ni Katniss, así que eres tú la que debe trabajar más duro. Solo coger teselas
cuando no quede otra opción. – Le doy un beso a la pequeña que tiene sobre sus
brazos y me giro para halar con mis hermanos. - Ahora sois vosotros los que tendréis
que cuidarlas a ella. Y también a la hermana y a la madre de Katniss. – Me miran
asustados. Acaba de caerles una gran responsabilidad sobre los hombros. - Quiero
que entréis en el bosque. Es el único lugar donde podréis encontrar comida y podéis conseguir
cosas a cambio en el Quemador. – Les hubiera explicado esto con más detalles.
Pero siempre pensé que si no estaba yo estaría Katniss para cuidar de ellos. –
Una última cosa. Cuando creáis estar preparados – los aproximo más a mí para
que sólo ellos sean capaces de oírme – Coged a la familia de Katniss y huid al
bosque.- Rápidamente se separan de mí y me miran horrorizados.- Sois los que
tienen que cuidar de ellas. – Les repito, intentando que mi voz suene
autoritaria, pero se rompe antes de que pueda terminar la frase.
Finalmente asienten y me vuelven a abrazar. En ese momento
llega el agente de paz. Me levanto corriendo y le doy un beso a mi madre antes
de ver como desaparece por la puerta. Vuelvo a quedarme solo, pero mi soledad
no dura mucho ya que dos segundos después se abre la puerta de nuevo y veo
entrar a Madge.
-Gale…
-¿Madge? - ¿Qué hace ella aquí? Tiene los ojos muy rojos. Ha
llorado. Algo me dice que ya ha hablado con Katniss pero no creí que llorase
tanto por ella. La miro de arriba abajo. Aun lleva ese precioso vestido blanco
pero ya no veo el disco de oro.
-Escucha. Tenemos poco tiempo. Siento muchísimo esto. Cree que
haré todo lo posible por devolveros a alguno de los dos con vida. – Un momento.
¿A alguno de los dos? – Os ayudaré a conseguir recursos cuando esteis en la
arena y… - Entonces comienza a llorar. Es incapaz de hablar. Me acerco a ella y
la abrazo. Sí, es una chica estupenda y tiene un corazón increíble.
-Siento haberte tratado así esta mañana. Esto no es tu
culpa. Solo eres una chica más que corre el mismo riesgo que nosotros. Me había
enfadado porque no contienes ningún boleto comparado con los que contenía yo.
Pero después de haber visto como salía Prim, ya nada parece imposible. – Ya nada
parece imposible. Estoy último me hace pensar. Tal vez volver a casa no sea
imposible. La separo para mirarla a los ojos. – Te agradecería muchísimo que
nos ayudaras, por favor. – Mi voz vuelve a romperse. Ella intenta sonreírme,
transmitirme confianza. Pero su sonrisa acaba siendo una mueca. Entonces vuelvo
a abrazarla.
Ahora mismo necesito un poco de cariño, y aunque ella no sea
mi amiga va a ayudarme, va a ayudarnos a alguno de los dos a volver a casa. Y
eso es suficiente para mí en estos momentos. Pero ese momento de felicidad y
tranquilidad que se ha producido en medio de todo el caos del que ahora soy
testigo termina demasiado rápido. A los pocos segundos vuelve a abrirse la
puerta. Me extraña ya que solo esperaba ver a mi familia.
Y es que si me sorprendió la despedida de Mardge, más aún me
sorprende esta tercera y última despedida.
Me encanta el momento Gadge(Gale-Madge),sí, ya sé que esa pareja aun no existe pero es que son tan monos aquí ^_^
ResponderEliminarEn cuanto tenga tiempo te leo el siguiente.
Jajaja siempre me pregunté si podría haber pasado algo entre ellos. Me alegro que te guate y gracias por leerlos (:
Eliminar