jueves, 6 de diciembre de 2012

Capítulo 3. Algo esperado.


Me ha costado bastante escribirlo porque estoy llenita de exámenes pero recibí una amenaza y he tenido que hacer un hueco este puente para dedicarle unos minutos y subirlo. Así que este se lo dedico a esa chica tan maja, Clara Odair, ( sigoapostandoporti.blogspot.com ) que me amenazó. Otra cosa, si no actualizo mucho el blog haciendo encuestas y eso es porque voy fatal en tecnologías y el blogger no es mi especialidad. Sí, lo sé, soy torpecilla. Jajaja. Espero que os guste.

Cuando nací mis padres no sabían como afrontar la situación. Me imaginaban muriendo en los juegos y se les rompía el corazón. Iban pasando los años y poco a poco me fui acostumbrando a escuchar de noche a mis padres hablando sobre mi futuro y el de mi familia. Pero por mucho que mi familia no quisiera, al cumplir los doce años me vi en la obligación de pedir teselas, e incrementar así el número de veces que mi nombre aparecería en la urna. Pero nunca salía elegido. Me consideraba afortunado. Crecí en el bosque. Tras la muerte de mi padre me convertí, junto con mi madre, en el cabeza de familia. Era yo el que tenía que ir al bosque a cazar y conseguir comida para mi familia. Pero no cazaba solo. Siempre me acompañaba mi mejor amiga, Katniss Everdeen. Nuestros padres habían muerto en el mismo accidente en las minas y eso, al final, se convirtió en algo que nos unía. Intercambiaba lo que conseguía en el Quemador por cosas que eran necesarias para mi casa. Y esto se convertía en una rutina. Teselas. Cosecha. Cazar. Quemador. Y cada año, el día de la Cosecha veía como las puertas de una casa se cerraban, pero siempre veía esto desde fuera. Este año no lo iba a ver. Yo sería la causa de que la puerta de mi casa se cerrara.
Cuando abro los ojos veo como han abierto un pequeño pasillo hasta el escenario y descubro que toda la gente tiene la mirada fija en mí. Pero yo solo puedo fijarme en una persona. En esa chica que hay en el escenario y que me mira con unos ojos que no expresan otra cosa que tristeza y desesperación. ¿Por qué ella? ¿Por qué yo? Las posibilidades de que saliéramos los dos eran tan remotas que ni me había preocupado. No había pensado en ello. Ahora soy yo el que no sabe como afrontar esta situación.
¿Y si salgo corriendo? Me cogerían. Me matarían o me convertirían en un avox, Pero al menos no tendría que ver como mi amiga muere o como tengo que matarla. ¿Matarla? No puedo matarla. Es Katniss.
-Venga chico, sube.- La voz pastelosa de la mujer me despierta. Unos agentes de la paz se dirigen hacia mí para llevarme al escenario. Esto hace que despierte de mi estado de shock.
-¡Vale! Ya voy. Sé andar solo.- Reconozco a unos de los agentes de paz. Se llama Darius. Lo he visto varias veces en el Quemador. Noto tristeza en su mirada. Nos conoce a mí y a Katniss y sabe que somos amigos. Sé que él no puede hacer nada y que no debería de hablarle así. Pero los agentes de paz no se merecen ningún respeto desde mi punto de vista ¿A cuánta gente habrán matado por órdenes del Capitolio y del presidente Snow?
Salgo al pasillo y camino hacia el escenario. Noto como todas las miradas están fijas en mí. Estoy nervioso pero intento mantenerme firme y no tropezar. Cuando llego al pie de las escaleras dudo un poco. Todavía tengo la oportunidad de huir y de que me maten. Pero si subo estas escaleras… Mira hacia arriba y veo como Effie me echa una mano para que la sujete. “Mantén la cabeza alta” me ordena una voz en mi cabeza. Intento obedecerle pero finalmente me obligo a mirar hacia abajo para no tropezar con los escalones.
-Vamos, sube. – La mujer intenta darme ánimos para subir. Su voz suena animada. ¿Le parecerá divertida la situación? Finalmente haciendo bastante esfuerzo tanto físico como mental consigo llegar a lo alto de los escalones.
-Muy bien, Gale. – Me da la espalda y vuelve a darle la cara a su público. – Y estos son nuestros tributos del Distrito 12. Ahora daos la mano. – Me giro para ver a Katniss. Ella, tan perfecta con su vestido y su pelo recogido. ¡Oh, Katniss! No sabes como siento esto. Puedo ver en sus ojos una profunda tristeza. Noto su mano apretar la mía. Ni siquiera me he dado cuenta de cuándo he estirado el brazo. Simplemente estoy inmerso en su mirada. “No Catnip, no te preocupes. Todo saldrá bien”. Sé que no puede escuchar lo que pienso y que es imposible no preocuparse. Pero este pensamiento consigue imponerme algo de confianza y noto que mi mirada ha conseguido tranquilizarla un poco. Tiene que haber alguna solución.
La mujer del Capitolio ha terminado de despedir la Cosecha y nos llevan al interior del Edificio de Justicia. Katniss y yo vamos uno junto al otro. Cuando intentan separarnos para meternos a cada uno en una habitación diferente, la sujeto de la mano para intentar que no nos separen. Pero finalmente los agentes de paz lo consiguen y me encierran en una habitación antes de que me dé cuenta. Me pego a la puerta y escucho los forcejeos de Katniss.
-¡KATNISS!
-¡GALE! – Intento abrir la puerta pero deben de haberla cerrado por fuera ya que me es imposible abrir. - ¡Gale! – Noto como Katniss no aguanta más y finalmente confirmo mis sospechas al escuchar un portazo al otro lado de la puerta.
Golpeo la puerta con todas mis fuerzas e intento tirarla. Si deciden matarme ahora por este atrevimiento Katniss tendrá un tributo menos contra quien pelear. Es entonces cuando un agente de la paz abre la puerta y estoy a punto de caer sobre él.
-Tienes tres minutos.- Me mira de mal humor  y se separa para dejar pasar a mi familia.
 Mis dos hermanos corren hacia mí, llorando, y me abrazan. Yo les correspondo al abrazo y escondo mi cabeza entre sus cuellos. ¿Cómo podrá sobrevivir mi familia sin Katniss y sin mí? Esto solo provocará que pidan más teselas. Que vayan a los juegos como su hermano mayor. Pretenden destrozar a mi familia. Cuando me levanto veo a mi madre con mi hermana en brazos. Me acerco a ellas y abrazo a mi madre como nunca lo he hecho.
-Te quiero, mamá. – La miro y veo como dos lágrimas caen por sus mejillas. Con las manos intento secarlas, pero esto solo provoca que sean sustituidas por otras dos aún más grandes. – Ahora escúchame. No estamos ni yo ni Katniss, así que eres tú la que debe trabajar más duro. Solo coger teselas cuando no quede otra opción. – Le doy un beso a la pequeña que tiene sobre sus brazos y me giro para halar con mis hermanos. - Ahora sois vosotros los que tendréis que cuidarlas a ella. Y también a la hermana y a la madre de Katniss. – Me miran asustados. Acaba de caerles una gran responsabilidad sobre los hombros. - Quiero que entréis en el bosque. Es el único lugar donde  podréis encontrar comida y podéis conseguir cosas a cambio en el Quemador. – Les hubiera explicado esto con más detalles. Pero siempre pensé que si no estaba yo estaría Katniss para cuidar de ellos. – Una última cosa. Cuando creáis estar preparados – los aproximo más a mí para que sólo ellos sean capaces de oírme – Coged a la familia de Katniss y huid al bosque.- Rápidamente se separan de mí y me miran horrorizados.- Sois los que tienen que cuidar de ellas. – Les repito, intentando que mi voz suene autoritaria, pero se rompe antes de que pueda terminar la frase.
Finalmente asienten y me vuelven a abrazar. En ese momento llega el agente de paz. Me levanto corriendo y le doy un beso a mi madre antes de ver como desaparece por la puerta. Vuelvo a quedarme solo, pero mi soledad no dura mucho ya que dos segundos después se abre la puerta de nuevo y veo entrar a Madge.
-Gale…
-¿Madge? - ¿Qué hace ella aquí? Tiene los ojos muy rojos. Ha llorado. Algo me dice que ya ha hablado con Katniss pero no creí que llorase tanto por ella. La miro de arriba abajo. Aun lleva ese precioso vestido blanco pero ya no veo el disco de oro.
-Escucha. Tenemos poco tiempo. Siento muchísimo esto. Cree que haré todo lo posible por devolveros a alguno de los dos con vida. – Un momento. ¿A alguno de los dos? – Os ayudaré a conseguir recursos cuando esteis en la arena y… - Entonces comienza a llorar. Es incapaz de hablar. Me acerco a ella y la abrazo. Sí, es una chica estupenda y tiene un corazón increíble.
-Siento haberte tratado así esta mañana. Esto no es tu culpa. Solo eres una chica más que corre el mismo riesgo que nosotros. Me había enfadado porque no contienes ningún boleto comparado con los que contenía yo. Pero después de haber visto como salía Prim, ya nada parece imposible. – Ya nada parece imposible. Estoy último me hace pensar. Tal vez volver a casa no sea imposible. La separo para mirarla a los ojos. – Te agradecería muchísimo que nos ayudaras, por favor. – Mi voz vuelve a romperse. Ella intenta sonreírme, transmitirme confianza. Pero su sonrisa acaba siendo una mueca. Entonces vuelvo a abrazarla.
Ahora mismo necesito un poco de cariño, y aunque ella no sea mi amiga va a ayudarme, va a ayudarnos a alguno de los dos a volver a casa. Y eso es suficiente para mí en estos momentos. Pero ese momento de felicidad y tranquilidad que se ha producido en medio de todo el caos del que ahora soy testigo termina demasiado rápido. A los pocos segundos vuelve a abrirse la puerta. Me extraña ya que solo esperaba ver a mi familia.
Y es que si me sorprendió la despedida de Mardge, más aún me sorprende esta tercera y última despedida.

2 comentarios:

  1. Me encanta el momento Gadge(Gale-Madge),sí, ya sé que esa pareja aun no existe pero es que son tan monos aquí ^_^
    En cuanto tenga tiempo te leo el siguiente.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajaja siempre me pregunté si podría haber pasado algo entre ellos. Me alegro que te guate y gracias por leerlos (:

      Eliminar