sábado, 23 de marzo de 2013

Capítulo 13. Séneca Crane


Capítulo 13. No he tenido mucho tiempo así que no es muy largo. Hoy no tengo mucho que deciros, sólo que POR FAVOR me paséis fotos. Gracias por leerlo y espero que os guste :)


Comienzo a ponerme nervioso cuando la pequeña del Distrito 11, Rue, sale por la puerta de la sala. Katniss y yo nos quedamos solos. Los tributos de los demás distritos han ido saliendo uno por uno y ya solo quedamos los del Distrito 12. Primero saldré yo y después saldrá Katniss
-Estás nervioso.
-No – no era una pregunta, sino una afirmación. Pero aun así lo niego. Algo que es bastante estúpido ya que Katniss me conoce y sabe cuándo estoy nervioso y cuándo no y, ahora mismo, sabe que lo estoy. Así que me pregunto por qué he intentado algo que es más que evidente.
-No me mientas, Gale. Mueves la pierna muy deprisa. – miro hacia abajo y me doy cuenta de que tiene razón, mi pierna no deja de temblar.
-¿Cuántos días nos quedan para ir a la arena? – intento cambiar desesperadamente de tema ya que odio saber que me conoce tan bien. Jamás podré vencerla en la arena. En cualquier circunstancia, ella sabrá cómo voy a actuar yo.
Ella se queda en silencio, pensando.
-Contando este día, tres.
Tres. Enseguida siento un pinchazo en el estómago. Sólo quedan tres días para decidir cómo vencer a veintitrés personas. Veintitrés. Otro número que hace que me estremezca.
Respira, me digo a mí mismo. Tres días son suficientes para idear algún plan y salir victorioso. Además, veintitrés personas no son tantas. Haymitch tuvo que enfrentarse a cuarenta y nueve en el Segundo Vasallaje de los Veinticinco, donde fueron convocados a la arena el doble de tributos, cuatro por cada distrito.
-Gale, ¿estás bien?
Parpadeo un par de veces y vuelvo a mirar a Katniss a los ojos.
-Sí, ¿qué pasa? – me mira con el ceño fruncido.
-Nada. Has cambiado muy bruscamente de expresión y te has puesto blanco.
Me encojo de hombros, quitándole importancia. Nos quedamos un momento en silencio hasta que Katniss vuelve a romperlo
-¿Tienes pensado que vas a hacer?
La respuesta a esa pregunta es un no, pero no soy capaz de decirlo. No quiero que Katniss sepa o intuya alguna de mis estrategias. Ya no vamos a ser aliados así que no debemos contarnos nada. Me froto las manos ya que no quiero contestarle, pero tampoco pretendo ignorarla. Por suerte ella parece leerme el pensamiento.
-Lo siento, a veces olvido que ya no podemos confiar el uno en el otro.
Estas palabras me sientan como navajazos. Quiero acercarme a ella, arrodillarme y decirle que nada cambiará, que estaremos juntos siempre. Pero mentiría, y no soy un mentiroso. Todo ha terminado entre nosotros, nuestra amistad de años se ha visto reducida a cenizas. Tendré que olvidarme de todos y cada uno de nuestros felices momentos en el bosque, debo olvidarlo todo si quiero volver a casa. Aunque al hacerlo me falte aquello que es tan importante para mí: Katniss Everdeen.
-¡GALE HAWTHORNE!
Entre tanto silencio, la voz resuena aún más fuerte que las veces anteriores. Me levanto con el miedo de que las piernas me fallen y avanzo hacia la puerta. Antes de salir Katniss me llama.
-Gale, - me doy la vuelta y la miro – haz que te recuerden – me dice, intentando sonreí. Yo asiento y sigo caminando.
Mientras camino me pregunto desde cuándo soy un ser tan inseguro y desconfiado con la que se supone que fue una vez mi mejor amiga. ‘Pero ya no es mi mejor amiga’, me digo ‘en la arena lo más seguro es que trate de matarme si tiene la oportunidad’.
Cuando salgo, llego la sala en la que he entrenado estos días, pero ya no está llena de tributos luchando unos con otros, o disparando con flechas o lanzando cuchillos. No, ahora en esta sala solo hay uno de los tributos de estos Juegos del Hambre. Yo, Gale Hawthorne.
Camino hacia el centro de la sala y me fijo en la larga mesa que hay en un lado. En ella, los vigilantes disfrutan de un gran banquete. Charlan entre ellos, toman copas de vino y se ríen. Ninguno parece haberse dado cuenta de mi presencia.
Miro a un lado y a otro, fijándome en todas las armas que puedo utilizar. Finalmente encuentro lo que quiero, hay unos sacos en una de las esquinas de la sala. Ya sé qué voy a hacer.
Vuelvo a mirar a los vigilantes. Ninguno de ellos me mira. Carraspeo fuertemente hasta que uno parece percatarse de mi presencia. Éste pide silencio y los demás me prestan atención.
-Gale Hawthorne, ¿no? – pregunta el que está en el centro de la mesa.
Me fijo más en él y abro mucho los ojos, aunque no sé de qué me sorprendo. Es Séneca Crane, el vigilante jefe, el que ordenó a los agentes del tren que ni yo ni Katniss viéramos la celebración de la Cosecha de los demás distritos. El corazón me late cada vez más fuerte. Algo en la cara del hombre me produce otro escalofrío. No es miedo lo que siento, pero tengo un mal presentimiento sobre él. Nos quedamos mirándonos durante mucho rato. Él me dirige una sonrisa demasiado irónica.
-¿Y bien? ¿Vas a hacer algo?
-¿Tengo otra opción? – si fuera otra persona me habría arrepentido de mis palabras nada más pronunciarlas. Pero no soy un habitante de Panem atemorizado por el Capitolio. No les tengo miedo.
-Puedes permanecer ahí de pie, de brazos cruzados, hasta que termine tu tiempo. Pero no te lo recomiendo. – sigue con su gran sonrisa. Sé que me está poniendo a prueba.
Si hago lo que me dice sería un acto de rebelión. Jamás nadie lo ha hecho antes, aunque tampoco hay modo de saberlo ya que lo que ocurra ahora no puede salir de esta sala. Pero me imagino que todos los tributos han intentado ganar algunos puntos ya que jamás se ha dado un cero a ninguno. Aun así, no voy a gastar las pocas posibilidades que tengo por ganar cruzado de brazos. Me toca demostrarles de lo que soy capaz.
Corro hacia la esquina en la que he encontrado los sacos ya que el tiempo comienza a agotarse. Cojo unos cuantos, no son muy pesados. Cuando he llevado unos cuantos al centro de la sala voy al puesto de trampas. Cojo unas cuantas cuerdas y tras unos minutos todos los sacos están colgados a una altura de unos cuatro metros.
Primera fase terminada, me digo. Solo me queda una cosa. Me muevo por la sala hasta que finalmente encuentro el arco plateado de los entrenamientos. Junto a él hay cinco flechas. Miro los sacos y me doy cuenta de que son seis. No tengo tiempo para pensar que voy a hacer con ese arco, así que cojo las flechas y comienzo a disparar a los sacos. Recordando el detalle de la inercia me pongo a disparar. No soy muy rápido, al contrario que Katniss, que ya tiene años de experiencia, así que me tomo mi tiempo para tranquilizarme y no fallar ningún disparo, aunque el temblor de las manos no ayuda mucho. Aun así lo consigo, no he desperdiciado ninguna de mis cinco flechas.
Cuando miro a la mesa de los vigilantes veo que algunos me han vuelto a ignorar y vuelven a charlar y comer pero no es el caso de Séneca. Éste me mira sin parpadear, observando hasta el último de mis movimientos. Esto aumenta mi nerviosismo, odio sentirme observado.
Vuelvo a observar los sacos, uno de ellos no ha sido atravesado por nada. Intento pensar rápidamente cómo llegar hasta él. Puedo probar con la lanza, practiqué en uno de los entrenamientos y no me fue mal del todo. Sin embargo prefiero olvidarme de ella.
-Dos minutos – anuncia Séneca.
Observo el techo. Hay una serie de barras gracias a las cuales puedo llegar hasta el saco. Echo un vistazo rápido a la sala y salgo corriendo hacia los cuchillos. Cojo uno y me dirijo a unas espalderas que hay en el lado opuesto de la sala. Cuando estoy en lo alto me doy cuenta de que para llegar a las barras tengo que saltar una distancia nada insignificante. Tomo impulso y salto. Me agarro con ambas mano a los extremos de una de la barras. Por suerte el cuchillo no lo llevaba en las manos, sino en la cintura del pantalón.
Estar a cuatro metros de altura sujeto sólo por las manos no es muy cómodo. Hago un gran esfuerzo por desplazare y poco a poco el saco está cada vez más cerca. Cuando estoy a punto de llegar una de mis manos se resbala de la barra y me quedo colgado en el aire sujeto por una sola mano. Comienzo a sudar más y hago un esfuerzo estúpido por intentar volver a mi posición anterior, pero esto solo provoca que mi cansancio aumente. Intento respirar tranquilo, ponerme nervioso no ayuda cuando tienes a alguien observando hasta el último de tus movimientos. Tengo que demostrarle que soy capaz de superar cualquier obstáculo.
Cojo el cuchillo con la mano que no está sujeta a la barra. El saco está a unos tres metros y yo ya tengo mi plan. Me balanceo, preparándome para saltar lo más lejos posible. El problema será la caída. Dolerá, pero debo intentarlo. Salto y con el brazo que sujeta el cuchillo realizo un movimiento rápido. Cuando caigo al suelo no caigo con las piernas flexionadas como había planeado, sino que caigo de costado y ruedo varios metros. El dolor es insoportable y tengo que morderme la lengua para no gritar. Aun así, me obligo a ponerme en pie, no puedo dejar que Séneca me vea tirado en el suelo a punto d morir de dolor. Cuando consigo ponerme en pie finjo no sentir dolor. Miro al saco que no tiene una flecha clavada y veo como la tierra de su interior se derrama por un gran agujero que supongo he hecho yo.
-Puedes irte – me dice Séneca.
Camino hacia una puerta que me señala una mujer del Capitolio. Antes de salir me giro y miro a Séneca, que sigue observándome. Hay un brillo en sus ojos que me da mala espina. Tengo el impulso de salir corriendo hacia él. Oculta algo, lo sé. Y sé que en ese algo yo estoy involucrado. Intento reprimir ese impulso así que aparto la mitrada de él. Aunque sé que no será la última vez que tenga que ver esos ojos, sé que volveré a encontrármelo y ,ese encuentro, nadie sabe qué podrá pasar.
Salgo de la sala lo más rápido que puedo con un gran vacío en el estómago. Algo no anda bien, lo sé.


8 comentarios:

  1. Hola!!!!!!!!!!!!!!! ana te he nominado en mi blog http://amordecapitolio.blogspot.mx/2013/03/premio.html

    ResponderEliminar
  2. Hola Ana, conoci tu blog por el de Josy y debo decirte que me fascina!
    Podrias afiliarme? Mi blog es lavidaderuemellark.blogspot.com
    Y espero es capitulo siguiente con ansias

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Ah, sí? Ajajaj Por supuesto, ahora mismo. Ya me pasaré y lo leeré. El siguiente capítulo será esta semana(pero no sé cuando) (:

      Eliminar
  3. Hooola :) Bueno como me gusta tanto tu blog te he nominado a unos premios en mi blog: http://bajoelsoldepanem.blogspot.com.es/ Mucha suerte, Rosana.

    ResponderEliminar
  4. Increíble el capitulo, como siempre me ha encantado. Por cierto te he nominado a unos premios en mi blog. :D
    http://thg-unaprofesionaldiferente.blogspot.com.es/2013/03/premio.html

    ResponderEliminar